Selección Alina Martínez Triay
De los atacantes del cuartel de Bayamo, solo uno fue herido en un pie y logró escapar. Sin embargo, otros revolucionarios que habían participado en la acción fueron perseguidos para eliminarlos.
Frustrado el ataque los que quedaron a la deriva sufrieron una odisea terrible. Con la ayuda de buenos bayameses algunos salvaron la vida. Otros cayeron en las garras del feroz teniente Juan Roselló Pando quien era el jefe del Escuadrón No. 13 de la Guardia Rural.
José Testa Zaragoza fue detenido en un ómnibus y conducido al cuartel.
–Hazte cargo de este hombre –le dijo Roselló al soldado Juan Pérez Castañeda.
–¿Con qué fin teniente? –preguntó el aludido.
–¡Para matarlo! –le respondió el teniente.
–¡Esa orden no la cumplo yo! – respondió el subalterno.
Después el oficial pretendió que lo hiciera otro soldado, Filiberto Rodríguez.
–Mire teniente—fue su respuesta- yo no mato a hombres indefensos
–¡Cobardes! — Dijo Roselló exasperado– ¡Esto se hace así!
Extrajo su revólver y lo vació en el pecho de Testé. Roselló anduvo tres días con el mismo uniforme manchado de sangre. Ante sus víctimas alardeaba de sus crímenes. Poco después de haber matado a Testé procedió de la misma manera con otro detenido.
Hugo Camejo, Pedro Vélez y Andrés García consiguieron llegar hasta Manzanillo donde los arrestaron. De noche un oficial los sacó hasta cerca del poblado de Veguitas donde estranguló a los dos primeros con un alambre de púas. García que fue dado por muerto logró arrastrarse hasta el cemente de la localidad, salvó la vida y fue juzgado. Otros participantes en el asalto al cuartel de Bayamo fueron salvajemente asesinados.
En el combate no habían tenido bajas pero en los días sucesivos se fue engrosando la lista de asesinados.
Fuente: Moncada: la acción Colección revolucionaria tomo 2