Selección Alina Martínez Triay
Tres días antes del asalto al cuartel Moncada, Raúl Gómez García bajo la orientación de Fidel Castro escribió lo que se conoce como Manifiesto del Moncada, en el cual se plasman los objetivos e ideales del Movimiento que iba a acometer la acción armada del 26 de julio de 1953.
A continuación, se reproducen algunos fragmentos:
Ante el cuadro patético y doloroso de una República sumida bajo la voluntad caprichosa de un solo hombre, levanta el espíritu nacional desde lo más recóndito del alma de los hombres libres. Se levanta para proseguir la obra inacabada que iniciara Céspedes en 1868, continuó Martí en 1895 y actualizaron Guiteras y Chibás en la época republicana. En la vergüenza de los hombres de Cuba se asienta el triunfo de la Revolución Cubana.
(…) Ante la tragedia de Cuba, contemplada en calma por líderes políticos sin honra, se alza a esta hora decisiva, arrogante y potente, la juventud del Centenario, que no mantiene otro interés como no sea el decidido anhelo de honrar con sacrificio y triunfo el sueño irrealizado de Martí.
En nombre de las luchas incansables que han marcado cumbres de glorias en la historia de Cuba, viene la Revolución nueva, rica en hombres sin tachas, para renovar de una vez y para siempre la situación en que han hundido al país los ambiciosos y los imprevisores y, agarrada a las raíces del sentimiento nacional cubano, a la prédica de sus más grandes hombres y abrazada a la bandera gloriosa de la estrella solitaria, viene a declarar ante el honor y la vergüenza del pueblo cubano.
Surgiendo de las capas más genuinas del valor criollo, nace la revolución del pueblo cubano, con la vanguardia de una juventud anhelante de una Cuba Nueva, limpia de pasados errores y mezquinas ambiciones. (…)
La Revolución se declara libre de trabas con naciones extranjeras y libre también de influencias y apetitos de políticos y personajes propios. (…)
La Revolución declara que respeta la integridad de los ciudadanos libres y de los hombres de uniforme que no han traicionado el corazón nacional ni le han sometido su bandera gloriosa ni han abjurado de su Constitución. (…)
La Revolución declara su energía y rigor contra los que solo han sabido tener energía y rigor para arrebatar al pueblo sus sagrados derechos e instituciones. (…)
La Revolución declara su decisión firme de situar a Cuba en el plano de bienestar y prosperidad económica que aseguren su rico subsuelo, su situación geográfica su agricultura diversificada y su industrialización que han sido explotados por gobiernos ilegítimos y espurios. (…)
La Revolución declara que reconoce y se orienta por los ideales de Martí (…)
La Revolución declara su respeto a las naciones libres de América (…) y hace votos, en esta hora decisiva, porque la clarinada cubana sea una estrella más en la conquista de los ideales e intereses latinoamericanos, latentes en la sangre de nuestros pueblos y en el pensamiento de nuestros hombres más ilustres.
La Revolución declara su afán y decisión de renovar íntegra y totalmente el medio económico nacional (…)
La Revolución declara su respeto por los obreros y estudiantes como masa acreditada en la defensa de los derechos inalienables y legítimos del pueblo cubano a través de toda la historia y les augura a ellos y a todo el pueblo, la plasmación de una total y definitiva justicia social (…)
La Revolución declara su respeto absoluto y reverente por la Constitución que se dio el pueblo en 1940. (…) Declara que la única bandera es la tricolor de la estrella solitaria y la eleva como siempre, gloriosa y firme, al fragor del combate, que no hay otro himno que el Nacional cubano reconocido en el mundo entero por la estrofa vibrante: ¡Que morir por la Patria es vivir!
La Revolución declara su amor y su confianza en la virtud, el honor y el decoro del hombre y confiesa su intención de utilizar a los que valen de verdad (…) esos hombres existen en todo los lugares e instituciones de Cuba, desde el bohío campesino hasta el Cuartel General de las Fuerzas Armadas, y el ojo avizor de la Revolución los situará en la posición de servicio que Cuba les pide. No es esta una Revolución de castas.
Cuba abraza a los que saben amar y fundar, y desprecia a los que odian y deshacen, Fundaremos la República nueva, con todos y para el bien de todos, en el amor y fraternidad de todos los cubanos.
La Revolución se declara definitiva, recogiendo el sacrificio inconmensurable de las pasadas generaciones, y la vida en bienestar de las generaciones venideras.
En nombre de los Mártires.
En nombre de los derechos sagrados de la Patria.
Por el honor del Centenario.
La Revolución Cubana.
Fuente: Mencía Mario. El grito del Moncada