“Aterrizar” el empeño

“Aterrizar” el empeño

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A los trabajadores les corresponde ejecutar un importante papel en el control interno. Foto: Del autor
A los trabajadores les corresponde ejecutar un importante papel en el control interno. Foto: Del autor

La exhortación hecha por la Comisión Organizadora del XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) para que el movimiento sindical logre la efectividad necesaria  en el enfrentamiento al delito, la corrupción, las ilegalidades y las indisciplinas sociales para eliminar tan negativos fenómenos no debe ni puede quedarse solo en una mera convocatoria, en un llamado.

El propósito es “aterrizar” el empeño, pues resulta esencial ejecutar acciones en cada centro para combatir esos hechos y responder a la convocatoria hecha a toda la sociedad en pleno a fin de erradicarlos, porque además del daño económico que provocan, denigran la honestidad, la moral y los principios éticos.

Solo logrando la participación activa de los trabajadores y su movilización combativa y permanente podrá conseguirse ese objetivo imprescindible.

Existen ejemplos positivos y negativos. Pretendemos “tocar” algunos con las manos para mostrarlos y acentuar la responsabilidad de las direcciones administrativas y sindicales en la creación de una especie de fortaleza a la cual la “alimaña” que promueve el delito, la corrupción y la indisciplina no penetre porque sea frenada por la prevención.

Pero mientras materializamos ese empeño, preferimos abordar el tema, aunque sea de manera más general, para que los colectivos y direcciones administrativas y sindicales puedan tener más referencias al respecto.

Lo más prudente resulta hacer una profunda mirada hacia adentro, o sea, al interior de cada empresa, centro, taller, almacén…, a fin de precisar cuáles son las fortalezas y debilidades del sistema de control interno, sobre la base de la existencia de un plan de prevención adecuado y actualizado, la aplicación consecuente y consciente de la Resolución No. 60 de la Contraloría General de la República y, por supuesto, de las normas contenidas en ella, y del accionar en ese sentido no solo de los equipos económicos, contables y financieros, sino también de los demás factores.

El escenario ideal para que los trabajadores examinen el asunto es la asamblea de afiliados. En ellas no pueden contentarse solamente con una simple y en muchas ocasiones poco argumentada información de los directivos, sin que exista una contrapartida eficaz, un análisis de causas y consecuencias y la adopción de cuantas medidas sean precisas.

Me comentaron recientemente de una entidad del sector turístico que ha fortalecido su vigilancia y logrado que sus propios trabajadores sean guardianes “en la concreta” de los bienes y recursos. Es muy loable, pero lamentablemente, ese actuar no constituye generalidad.

En ocasiones los integrantes de los colectivos, por determinadas razones entre las cuales el actuar subrepticio desempeña su rol, no conocen con exactitud lo que sucede en las interioridades del lugar donde laboran. Porque los hechos de corrupción y los delitos no se ejecutan a la vista de todos, desde luego. Por eso, es que adquiere valor extraordinario la prevención, o sea, evitar que se realicen.

Resulta lamentable que solo cuando se efectúa una auditoría y los especialistas buscan, profundizan y analizan es que aparecen lo “escondido”, en ocasiones hechos inconcebibles.

Así sucedió en una empresa del sector agropecuario que fue auditada. Los resultados, muy complejos, fueron dados a conocer hace tres meses. Detectaron cerca de 60 deficiencias, algunas de ellas acumuladas y persistentes durante varios años.

Entre otras: información financiera no confiable, condiciones creadas para la ocurrencia de hechos delictivos, renglones faltantes y sobrantes en los almacenes, pérdidas por encima de los 135 mil pesos, incumplimiento de los contratos, planes de seguridad informática y prevención de riesgos desactualizados y que no constituían herramientas de trabajo y cuentas del año 2009 sin conciliar.

¿Dónde estuvo el papel que le corresponde a las direcciones administrativa, sindical y política en esa entidad? ¿Qué análisis se hicieron entonces en las asambleas mensuales de afiliados, en las cuales la administración debe rendir cuenta con periodicidad? ¿Qué ocurrió con la aplicación del imprescindible control interno, tantas veces recalcado?

Téngase en cuenta también otros elementos. El 34 % de las 234 empresas estatales auditadas en  el 2012 por la Contraloría General de la República presentó un resultado negativo, principalmente por deficiencias de los directivos y descontrol en la ejecución de los presupuestos y planes económicos, lo que demuestra la necesidad de lograr una mayor vinculación entre la administración y los trabajadores en la adopción de decisiones, así como el apego a la legalidad, al control y a la exigencia.

El tema no se agota con estas líneas. Sobre él —en otras aristas no menos importantes— volveremos en próximas ediciones.

Acerca del autor

Graduado de Profesor de Educación General en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de Villa Clara, Cuba (1979). Ha laborado en la Revista Juventud Técnica, semanario En Guardia, órgano del Ejército Central, periódicos Escambray, CINCO de Septiembre y Granma. Desde el año 2007 es corresponsal de Trabajadores en la provincia de Cienfuegos. Está especializado en temas económicos y agropecuarios. En 1999 acompañó en funciones periodísticas a la segunda Brigada Médica Cubana que llegó a Honduras después del paso del huracán Mitch. Publicó el libro Verdades sin puerto (Editorial cubana MECENAS). Ha estado en otras tres ocasiones en esa nación centroamericana, en funciones periodísticas, impartiendo conferencias a estudiantes universitarios, asesorando medios de comunicación e impartiendo cursos-talleres sobre actualización periodística a periodistas y comunicadores. Multipremiado en premios y concursos internacionales, nacionales y provinciales de Periodismo. Fue merecedor del Premio Provincial Periodístico Manuel Hurtado del Valle (Cienfuegos) por la Obra de la Vida – 2012. Le fue conferido el Sello de Laureado, otorgado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC). Mantiene evaluación profesional de Excepcional.

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