Decisión, un cuadro que impacta

Decisión, un cuadro que impacta

1 Estrella2 Estrellas3 Estrellas4 Estrellas5 Estrellas (Sin valoración)
Cargando...

Una de las más recientes obras del reconocido pintor Erik Varela Ravelo, titulada  Decisión, impacta al observador no solo por su calidad artística, sino por el discurso eminentemente conceptual que trasmite, relacionado con el complejo tema de la emigración, un fenómeno que ineludiblemente acompaña al  desarrollo de las sociedades actuales, y del que Cuba no está exento.

Sentado en el Malecón habanero, uno de los recurrentes personajes   de la última serie de pinturas de este joven creador, medita sobre una idea que pudiera aparecer en cualquier humano con intenciones de marcharse del país donde nació, creció y se formó como hombre. La mente del protagonista de esta historia se diluye ante el hecho de sumirse en un cambio radical, en cuanto a cultura, idioma y en muchos casos incluso valores de la (su) sociedad. Bien sabe él que expatriarse es quizá una de las decisiones más importantes que puede tomar una persona, mucho más fuerte que las de casarse, tener hijos o comenzar una carrera laboral.

Erik  Varela: Malecon madera
Erik Varela: Malecon madera

 

Atribulado ante la concurrencia de múltiples razones personales o circunstanciales, imbuido del deseo y la esperanza de comenzar una nueva etapa y mejorar su vida, este individuo se ubica en un místico y simbólico ambiente en el que igualmente recurren a su sentido  la herencia terrenal, lo suyo, sus familiares y amigos, además de su idiosincrasia y valores espirituales formados bajo otras condiciones existenciales.  Teme afrontar la pérdida de identidad, (lo cual sucede cuando se está muy ligado al lugar de origen), sentimiento de culpabilidad por irse (dejando atrás personas muy cercanas), y una impresión que se debate entre las imágenes del éxito y del fracaso frente a la incertidumbre que le depara el futuro.

Debajo de ese cielo, ante una gigantesca y fría luna rodeada de destellantes estrellas,  este ser se cuestiona  entre el sí y el no lanzarse al mar, entre continuar enfrentando la rutina diaria… o irse a ese lugar, a donde él supone que se encuentra el paraíso encantado…. ¿Cuál será la realidad que le espera? He allí su gran dilema.

Como único protagonista de este drama, extraído de la realidad que rodea al artista, este personaje tal vez transita por un estado de ansiedad, nerviosismo y depresión. No se atreve a tomar una decisión,  mientras sostiene, con una larga soga, la sencilla embarcación  anclada en la orilla del inmenso y brillante mar azul del Caribe, la cual le posibilitaría cumplir su deseo. En su agobio igualmente concurre un extraño sentimiento de soledad.

Allí está, meditabundo, sentado en el enigmático muro. La enorme arquitectura horizontal que bordea La Habana,   deviene también un símbolo con gran fuerza dramática, concebido en la imaginación del artífice con tablas o listones de maderas, similares a los que los balseros utilizan en la fabricación de sus endebles embarcaciones.

Ese referente sobre la emigración se complementa con el sugerente discurso que trasciende desde el cielo ocre —en contraste con el azul del mar—, lúgubre, del cual se traslucen cartas de familiares o amigos que están en “la otra orilla”, quienes posiblemente hayan alimentado en él la idea del abandono de su patria. Más allá está el inmenso océano, con sus miles de terroríficas historias de tiburones, del cansancio y la fatiga por la tenebrosa travesía que obliga llegar con “los pies secos”, pues de acuerdo con la política del Gobierno de Estados Unidos  los que consiguen pisar tierra de ese país, podrán solicitar la tarjeta de residencia permanente y requerir un permiso de trabajo; mientras que los que son detectados en el mar por la Guardia Costera (pies mojados) son devueltos a Cuba.

Este hombrecillo meditabundo, de espaldas a su penosa realidad,  también medita, sin saber mucho sobre eso, en torno a la paradoja de los “pies secos” y “los pies mojados”….

En el Canto V de su célebre oda épica griega compuesta por 24 poemas, La Odisea, en el siglo VIII Antes de Nuestra Era Homero escribió: “ …y Ulises pasábase los días sentado en las rocas, a la orilla del mar, consumiéndose a fuerza de llanto, suspiros y penas, fijando sus ojos en el mar estéril, llorando incansablemente…”. Tan lejana en el tiempo, aquella historia de más de 2 mil 800 años se repite en la mente de este individuo que por otra parte busca refugio en una sombrilla, en medio de la noche. Ese es otro símbolo utilizado por Erik para enriquecer la imaginación del espectador, al que obliga a replantearse e introducirse en un discurso de ambigüedades, conjeturas y realidades; ya que bien se ha dicho que ese milenario artículo de uso personal en muchas culturas significa la búsqueda de protección a quien se encuentra debajo de él, en tanto concentra la atención y se inclina hacia lo interior; amén de otras que le dan un carácter más bien despectivo, pues insinúan que quienes así se protegen, se sitúan en las sombras para escapar de la realidad o de la responsabilidad.

Como ya he expresado antes al referirme a su obra precedente, en esta enigmática pieza titulada Decisión, Erik pretende insinuar, provocar  e incitar y, como dice el conocido refrán, que “cada cual saque sus propias conclusiones”, a fin de cuentas él erige sus trabajos desde realidades concretas, y llega a conformidades plásticas que surgen de su emocionada entrega espiritual, en la que tomando como base objetos del mundo conocido y convirtiéndolos en símbolos, sugiere ideas relacionadas con la vida del hombre contemporáneo.

En mi criterio, desde el punto de vista conceptual, Decisión es el más acabado y profundo cuadro de Erik Varela, un nobel pintor y escultor cubano que ya está dando mucho de qué hablar entre coleccionistas y galeristas de diferentes partes del mundo.

Compartir...

Escribir comentario

© 2018 Trabajadores. Órgano de la Central de Trabajadores de Cuba
Director: Alberto Núñez Betancourt
Subdirectores Editoriales: Alina Martínez Triay y Joel García León
Territorial y General Suárez. Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba. CP: 10698
Fax: 053 (7) 555927 E-mail: digital@trabajadores.cu