Safari en inmersión

Safari en inmersión

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La aparente libertad de que disfrutan los animales salvajes son el atractivo esencial del zoo nacional. Foto: Roberto Carlos Medina
La aparente libertad de que disfrutan los animales salvajes son el atractivo esencial del zoo nacional. Foto: Roberto Carlos Medina

 

La aparente libertad que disfrutan los animales salvajes en el medio supuestamente natural y la entrada de los  visitantes a las praderas de los herbívoros y fosos de los carnívoros (modalidad conocida como exhibiciones  en inmersión), confieren al Zoológico  Nacional características de modernidad únicas en Cuba.

Un colectivo compuesto por un centenar de profesionales, técnicos y cuidadores, que debieron entrenarse para  el manejo de estos animales, bien diferente del empleado con los domésticos  y de trabajo, afianzan la revitalización  del parque, que en 342 hectáreas mantiene a más de mil 100 ejemplares de 121  especies; entre las más recientes llegadas a Cuba, que fueron donadas por el  Gobierno namibio, hay ocho de nueva  introducción.

Respetar los hábitos de vida

“Cuando se crea una exhibición de animales debe aplicarse un programa de  manejo en cautiverio que tome en cuenta la historia de vida de cada uno: hábi tos alimenticios (con formulaciones de piensos, pastos similares, etc.) conducta, agresividad, mientras se van adaptando al clima. Unos ejemplares son  más resistentes que otros, la mayoría  se muestra al público, aunque algunas  especies se extinguen en los zoológicos  porque las condiciones no les resultan  favorables, son susceptibles a enfermedades o no se aclimatan”.

Así lo explicó la bióloga Yaima Martínez Díaz, jefa del departamento de exhibiciones, quien reconoció que durante la etapa más aguda del período especial y por indisciplinas sociales,  hubo una reducción de la masa. “Con  una nueva administración y perspectivas más abarcadoras, la situación ha  mejorado; pudiéramos decir que el zoo  está en una de sus mejores épocas”.

Ángel Cordero Sánchez (Pachi), especialista principal del foso de los leones, afirmó que, contrario a los que algunos piensan  los ejemplares que habitan este predio tienen buena salud y reciben la alimentación adecuada y balanceada; cada cierto tiempo,  después que finaliza la entrada del  público, a los carnívoros se les suministran presas vivas para que no pierdan su instinto de cazar.

Pachi considera que no es difícil trabajar con estos felinos, aunque es imprescindible el sentido de la observación ( a través de su comportamiento los vamos conociendo), el entrenamiento, la destreza, la preparación  técnica y el amor por ellos. “En la  escuela enseñan muy poco sobre animales exóticos, tienes que ser autodidacta y lograr el manejo adecuado  para sobrevivir. Quienes llegamos  jóvenes aquí aprendimos de esto con  unos viejitos: Iván, Maximino, Macho  y Erasmo, a ellos les  debemos todo”.

Los pequeños impalas, como todos los que lo precisen, reciben atención esmerada de biólogos y veterinarios en el centro de cría artificial. Foto: Roberto Carlos Medina
Los pequeños impalas, como todos los que lo precisen, reciben atención esmerada de biólogos y veterinarios en el centro de cría artificial. Foto: Roberto Carlos Medina

 

Uno de esos días, de los 27 años que ha trabajado “entre leones”, Pachi enfrentó a una manada: “Un compañero dejó la puerta del foso abierta  y una decena de ellos salieron al pasillo. El instinto de salvación fue más  rápido que el pensamiento. Los enfrenté, entré a una jaula ignorando a los que estaban ahí, subí a un techo;  me persiguieron, me volví a enfrentar  y me fui por encima del techo. ¡No les  puedes tener miedo!”

Mantener las especies

Como valioso está catalogado el más viejo de los caballos Kertag (de origen mongol, empleados en la guerra,  casi  extinguieron en la naturaleza) que aún se conserva en el zoo, cuyos descendientes, a través de un programa de cruzamiento genético iniciado en el 2007, ha  permitido prolongar la especie; llegado  el ocaso de su edad reproductiva, comenzarán la inseminación artificial  con pastillas de su semen que mantienen conservadas.

Con similar esmero se trabaja para proteger a todos los ejemplares, que incluyen  los nuevos, varios de los cuales tienen descendientes cubanos, como los impalas. Según explicó el biólogo Carlos Alberto Álvarez, especialista en fauna exótica y silvestre,  los técnicos extreman las medidas  para tratar de salvar todas las crías,  pues hay depredadores que matan o se comen a los recién nacidos; al igual  que a los machos jóvenes, pues los viejos de algunas manadas tienden a eliminarlos para conservar su dominio.

En las áreas de adaptación estudian el comportamiento de los rinocerontes negros recién llegados de Namibia, ejemplares que no están en la  pradera para evitar accidentes con los  blancos, aunque no se cruzan genéticamente. Lo mismo hacen con otras  especies de valor como los Springbok  (tipo de gacelas), los antílopes cuerno  de corazón, los roan y los rateles.

También conocimos que en Cuba solo quedan tres bisontes americanos; que en el zoo nacional está el único grupo de lobos que hay en el país, que de los tigres de Bengala solo hay hembras, y que a muchos animales se les  suministran dietas especiales formuladas en el Centro  Nacional  para la  Producción de Animales de Laboratorio (Cenpalab).

Leones, jirafas y cebras tienen las mayores poblaciones. Foto: Roberto Carlos Medina
Leones, jirafas y cebras tienen las mayores poblaciones. Foto: Roberto Carlos Medina

Las relaciones que mantienen con especialistas del hospital Miguel Enríquez les permite tratar y curar enfermedades de los animales, entre ellas las ortopédicas, dermatológicas o de la neonatología.

Los especialistas del Zoológico  Nacional realizan investigaciones encaminadas a garantizar la reproducción  y cría en cautiverio de especies de alto  valor y orientar a la población sobre la  importancia de la conservación de la  fauna.

Desde hace cinco años la administración  de esa  instalación fue  traspasada al Ministerio de la Agricultura, y la constitución de una nueva empresa permitirá integrar paulatinamente a los 24 que existen en  el país, en aras de mejorar la infraestructura de los parques y la exhibición de animales, informó Alberto  Martín Mora, director de bienestar  animal  de este centro.

“Así las colecciones y el patrimonio de las especies van a tener una sola dirección y una estrategia de reproducción y conservación”. Los beneficios los  disfrutan tanto los trabajadores como  la multitud de adultos, jóvenes y niños  que dan muestras de placidez después  de la “inmersión” de cada safari por el  zoo nacional o por el de 26.

Habilidad y experiencia en su manejo le permitieron a Ángel Cordero escapar de una encerrona con los leones y hasta disfrutar de su juego.  Foto: Roberto Carlos Medina
Habilidad y experiencia en su manejo le permitieron a Ángel Cordero escapar de una encerrona con los leones y hasta disfrutar de su juego. Foto: Roberto Carlos Medina
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