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Respuestas claras y sin rodeos pide la cienfueguera Bárbara Milagros Rivas Cacin, quien por segunda ocasión escribe a Buzón abierto para solucionar su caso.
Recuerda que en la misiva enviada en septiembre del 2014 refería que dos casas, incluida la suya, resultaron afectadas al partirse al medio la viga principal del techo de la librería municipal Osvaldo Arnielle, con la cual colindan.
Esta había sido cerrada por peligro de derrumbe y trasladada a otro local y en aquel momento los decisores alegaron que “si arreglaban se iban a caer las cubiertas de tres viviendas y ellos no podían asumirlo”, cuenta la lectora.
De todas formas, el desplome ocurrió y como consecuencia el perjuicio mencionado. Hace menos de un mes recibimos la reiterada queja, detallando que la administradora de la librería manifestó que al Instituto del Libro le falta presupuesto para asumir los trabajos en las viviendas e iban a desarmar el techo del local con vistas a comenzar su reparación.
Sin embargo, esa declaración dista de la respuesta verbal que al visitar a la remitente le ofrecieron funcionarios del gobierno municipal y provincial, de que “junto con el centro cultural tenían que salir las viviendas dañadas”, señala.
Transcurridos siete meses, nada se ha hecho. Ella está preocupada, porque si cortan el techo de la librería para independizar el arreglo, la otra parte caerá en su casa, donde también viven tres niños. Otra amenaza la acecha con la cercana primavera, “al primer aguacero fuerte se hundirá totalmente”, asegura.
Por eso pide un dictamen convincente. “Si tuviera el dinero ya hubiese arreglado mi parte y no imploraba tanto”, subraya.
Y mientras llega el desenlace, en una céntrica cuadra del municipio cienfueguero de Cruces, en la calle Heredia No. 618, entre Pepe Alemán y Padre las Casas, Bárbara Milagros se pregunta con toda razón qué ocurriría si fueran ellos los causantes del daño a la instalación estatal.
