¡No te dejes atrapar!

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alcohol-adiccion-668x400x80xXLos adolescentes y los jóvenes están en el umbral de la vida y algunos buscan motivaciones para explorar sus posi­bilidades, muchas veces sin medir las consecuencias de sus actos. El 26 de junio fue declarado por la ONU como Día internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de dro­gas, precisamente como alerta sobre los peligros que ambos actos presen­tan para los individuos y las comuni­dades.

El mensaje transmitido por Ban Ki-moon, secretario general de Nacio­nes Unidas, ese día del pasado año lo confirma: “Nuestros esfuerzos para promover el desarrollo y luchar con­tra las drogas y el delito tendrán más eficacia si se basan en alianzas con los jóvenes, la sociedad civil, los gobiernos y la comunidad internacional. Traba­jando de consuno, podremos aliviar los sufrimientos de millones de perso­nas y librar a los países, las comuni­dades y las familias del flagelo de las drogas y la delincuencia”.

El objetivo es lograr la acción mundial en pro de comunidades salu­dables libres de drogas, porque conti­núan siendo un peligro para la salud de la humanidad. En Cuba están y deben seguir estando controladas, y se cumplen las normas y convenios de la ONU que establecen un sistema de fis­calización internacional sobre ellas.

La psicóloga María Esther Ortiz, reconocida profesora e investigado­ra en este campo, recomienda a “esos que comienzan la vida” que no se de­jen arrastrar al consumo de sustan­cias que los saquen de la naturaleza del verdadero disfrute de encontrarse con sus potencialidades de ser activos, alegres y aptos sexualmente.

Y citó por ejemplo el uso de una sustancia acompañante de muchas actividades juveniles, que aunque no está considerada una droga ilícita, con el uso continuado y abusivo, se puede crear una dependencia y hasta una adicción.

“El alcohol los embota y no les permite encontrarse con ellos mismos, por eso, antes de tratar de experimen­tar con cualquier sustancia extra­ña, les aconsejo que se exploren, que vean cuán linda es la risa cuando no se bebe; que miren a las personas que lo hacen en exceso y vean si quieren parecerse a eso.

“Sería como darse cuenta con an­ticipación de a dónde pueden llegar. Esas personas quizás comenzaron sin proponérselo, sin pensar que iban a arrastrarse por el lodo, hacer el ridí­culo o convertirse en malos padres, en malas personas. Ellos también fueron jóvenes sanos, con ganas de hacer co­sas como son los de ahora.

“Hay que tratar de mirar más allá del trago que te brindan, de la supues­ta alegría que te pueda dar una sus­tancia. Bailar para sentir el cuerpo y la música, la gente con la que uno está; que no haya entre nosotros y la melodía una sustancia que lo cambie todo. Les digo: ¡no permitas que te atrapen!”.

Epidemia silenciosa

“La repercusión global de conductas inadecuadas asociadas con el consu­mo de alcohol y de otras drogas, tiene una significación médico social com­parable con las epidemias que se vin­culan a miles de muertes anualmente, algunas por fatalidades de tránsito. El consumo excesivo de este producto lleva a personas de todas las edades a graves invalideces físicas o psíquicas, a la determinación de mil trasplantes hepáticos cada año y al nacimiento de niños con bajo peso.

Así lo afirmó la doctora Idelys Clavelo Ariz, especialista en Psiquia­tría infanto juvenil, salud mental y adicciones, del Centro Nacional de Promoción y Educación para la Salud (CNPES), quien refirió que el uso per­judicial y la dependencia alcohólica rondan al 5 % de la población cubana de los 16 años en adelante en ambos sexos.

Su consumo prolongado es causa de enfermedades acompañantes, ta­les como, esteatosis, hepatitis, cirrosis hepática, infarto del miocardio, acci­dentes vasculares y encefálicos, cán­cer digestivo y de mama. Fatalmente se asocia además, a fallecimientos por suicidio y conductas violentas, agregó la también especialista de I grado en Medicina General Integral.

Pero no solo provoca daños en quienes lo consumen en exceso, sino en los que conviven con ellas y sus familiares, ya que se provocan acciones de violencia y estrés mantenido que lle­va a la apari­ción de estados depresi­vos, an­siosos y asténicos, cuadros postraumáticos que pueden llevar a familiares code­pendientes a suicidios.

El daño individual y social no se limita al consumidor excesivo que termina siendo un esclavo del alcohol, sino también a personas que consu­men la sustancia y por ejemplo, des­pués conducen un vehículo, poniendo en riesgo su vida y la de otros.

La doctora Idelys Clavelo coin­cide con otros especialistas en que el consumo de alcohol a partir de los 15 años puede ser más riesgoso de lo que se cree, hasta retrasar la normal ma­duración del cerebro, incluso una per­sona puede llegar a los 21 o 22 años y recién estarla completando.

El alcohol suprime el área del ce­rebro que controla al individuo. Si esa acción se une con otra que hace que la persona quiera asumir mucho riesgo, el adolescente adopta conductas in­adecuadas, como el sexo no protegido, subirse a un auto donde el conductor está o estuvo bebiendo, involucrarse en actos de violencia, consumir otras droga. La ingestión de esta sustancia se vincula a trastornos de personali­dad, de la conducta o a problemas de aprendizaje, por tanto vale el consejo de la especialista: mejor no empezar.

Mitos y realidades del alcohol

Un material didáctico del CNPES destrona los mitos sobre el consumo del alcohol y plantea sus realidades.

Mejora la actividad sexual

Tiene un efecto inhibidor o depresor sobre el cerebro y la médula espi­nal. Eso fue destacado 400 años atrás, en la obra Macbeth, de Shakes­peare, en la cual un personaje comen­ta: “el alcohol provoca el deseo, pero frusta la ejecución”.

Combate el frío

No es fuente de calor. Los soldados de Napoleón que murieron congelados durante la invasión a Rusia fueron aquellos que ingerían bebidas alco­hólicas, pues esta sustancia produce dilatación de los vasos sanguíneos de la piel y de esa forma, el cuerpo se comporta como el radiador de un au­tomóvil, cuyo efecto es la pérdida de la temperatura.

Es un alimento

En realidad es un antialimento, pues solo aporta calorías vacías que el or­ganismo no utiliza. Su acción irritante sobre el estómago dificulta la absor­ción de los alimentos.

Combate el infarto y la hiper­tensión

La aparición de la hipertensión y el infarto, así como de los accidentes vas­culares encefálicos son seis veces ma­yor en quienes abusan del alcohol que en aquellos que no lo hacen. Su efecto sobre la presión arterial no depende de la cantidad del líquido ingerido sino de la acción directa de esta sustancia sobre las glándulas suprarrenales, lo que determina la liberación de corti­sona, una hormona que eleva de forma notable la presión arterial.

Es estimulante

Realmente esa bebida pertenece al grupo farmacológico de los anestési­cos y sedantes y sus efectos son inhi­bitorios o depresores, hasta el punto de que su consumo masivo lleva al coma y la muerte.

Se convierten en alcohólicos los débiles de carácter o carentes de moral.

Este es uno de los mayores dispara­tes de todos los valorados, pues uno de los aspectos más dolorosos del alcoholismo es que afecta por igual a acualquier persona que por algu­na razón consuma bebidas habitual­mente.

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