Ser un ejemplo de disciplina, eficiencia y calidad fue lo que más les pidió Fidel, aquel 23 de diciembre de 1985, cuando quedó inaugurada la fábrica de cerveza Tínima en Camagüey. La construcción había sido en tiempo récord, pero el mayor reto de sus trabajadores apenas comenzaba.
Aquellos fueron días impresionantes, como recordara en una ocasión el fundador de la factoría José Alberto Artola Moreno, maestro cervecero. Se cumplía, según explicó, un compromiso que duró en levantarse solo dos años y tres meses.
“En estos años, apuntó, los trabajadores hemos intentado mantener en alto el prestigio de la empresa estatal socialista a pesar del periodo especial, de las crisis económicas y del brutal bloqueo económico contra Cuba.
“Gracias a la inventiva de los trabajadores nunca hemos dejado de producir y eso nos lo enseñó Fidel. Hay hombres que incluso después de muertos siguen dándonos luz y ese es nuestro eterno Comandante.
“Por eso el mejor regalo que podemos hacerle es cumplir con sus recomendaciones y que las nuevas generaciones sostengan la economía del país”.
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