Día del Constructor: Convergencia de héroes

Día del Constructor: Convergencia de héroes

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María y Eduardo dicen que solo se irán de la construcción cuando la fuerza ya no alcance.
María y Eduardo dicen que solo se irán de la construcción cuando la fuerza ya no alcance.

Un puente de casualidades conecta la existencia de los constructores María Ramírez Anache y Eduardo Calero Ramos. Holguinera ella, espirituano él, no fue en sus provincias de origen donde edificaron la vida laboral que los convirtió en Heroína y Héroe del Trabajo.

“Estaba ya en la Isla de la Juventud cuando Fidel habló de la incorporación de la mujer al sector de la construcción. Yo, que era modista de la Columna Juvenil del Centenario, me bajé de una máquina y me subí a otra. Como operadora de grúa tejí mi principal historia, pero también soy cabillera, una de esas personas que con el acero realizan lo que se necesite para una obra”.

Otro tanto le sucedió a Calero. “Me instalé en Matanzas y forjé casi todo lo que he conseguido en mi vida. Salí del Ejército, allí aprendí la disciplina con la que entré al mundo del cemento y la arena, del pico y la pala. He hecho un montón de túneles y cuevas, con la brigada No. 3 de la Ecoing 35, la empresa a la que pertenezco”.

María y Eduardo conversan un poco separados del grupo de otros héroes de varias provincias que recibieron un homenaje en territorio yumurino, una de las actividades con la que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Construcción los agasajó en la cercanía del 5 de diciembre, fecha del asesinato de Armando Mestre, mártir de los cascos blancos.

Si en Angola, Iraq y Jamaica cumplió misión internacionalista el tunelero, María no se queda atrás. Hace menos de un año regresó de Venezuela y lo hizo más consciente de que “aquí y allá, el ejemplo y la disciplina deben distinguirnos”.

Ambos prestigian a la provincia que los acogió como a sus propios hijos y a la que corresponden con un desempeño de altura. Lo que cuenta, aclaran, es dar sin esperar recompensas.

“He acumulado 40 años de trabajo en la empresa de prefabricado. Más de 30 como operadora. Cuando se necesitó, corté caña o aporté a la agricultura. Se trata de saber, no importa dónde se esté, que a la patria no se le falla, algo que nos ha ganado la confianza del líder histórico de la Revolución. Hemos sabido dejar la herramienta a un lado e irnos al lugar que se precise.

“Fidel y Raúl lo saben, con este ejército de cascos blancos contarán siempre, la interrumpe Calero. Bastante lo hemos demostrado y aún falta. El país requiere que en cada hospital, hotel, carretera, lo que sea, se dé todo lo que uno sabe que se puede dar por el bien de la calidad y el ahorro de los recursos. Lo que se hace fuera de la fecha acordada, se termina, sí, pero a un costo elevado”.

Esas mismas preocupaciones las compartieron con directivos y empleados de empresas que construyen en el polo de Varadero, a quienes sugirieron indagar bien en las causas del éxodo de jóvenes que luego de ser formados en oficios como el de albañil, vuelven a sus territorios y arriesgan los plazos de ejecuciones.

Aseguran lo reconfortante de haber visitado talleres de Equivar, la empresa de equipos en Varadero que les puso al tanto de cómo la planificación, adecuada preparación y control de los procesos productivos garantiza elevar la productividad, la eficiencia y los ingresos, gracias, además, a una correcta aplicación de la Resolución 17, normativa de los sistemas de pago.

Estos dos héroes consideran que el éxito de las transformaciones asociadas a la actualización del modelo económico cubano depende de que en cada lugar se sea laborioso y consagrado, la mejor mezcla para “triunfar en cualquier actividad”, apunta Calero.

Quizás por el ejemplo de dedicación que ellos mismos representan, a sus 62 años María espera la jubilación a pie de obra, con la mente puesta en reincorporarse a nuevas tareas productivas, al igual que Eduardo de 77, se mantiene cerca de los túneles, convencidos ambos de que las fuerzas aún los acompañan para seguir legando enseñanzas como la disciplina en el desempeño cotidiano.

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