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La Polemica: ¿Podrá Cuba ganar los Juegos de Barranquilla 2018?

A 365 días de la apertura oficial de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Barranquilla, Colombia, tres comentarios sobre las posibilidades reales o no de ganar esa cita, tal y como viene sucediendo desde Panamá 1970. Puede mandar su opinión de coincidencia o discrepancia a nuestro correo.

• Una batalla sobre 100

• Toca plantar bandera

• La sombra colombiana


UNA BATALLA SOBRE 100

Rudens Tembrás Arcia, director del periódico JIT

Resta menos de un año para que el deporte cubano asuma su primer gran reto del presente ciclo olímpico: los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe (JCC) de Barranquilla, Colombia. El propósito planteado y reiterado es ganar la cita, para ratificar la hegemonía regional implantada desde Panamá 1970.

El INDER ha identificado como primera tarea la clasificación de unos 600 atletas en 35 deportes, proceso que marcha a buen ritmo y exhibe —extraoficialmente— a 195 representantes en el listado. Luego tocará retocar la preparación para cosechar una cifra de títulos estimada entre 110 y 140.

Hace tres años en Veracruz, nuestra comitiva celebró la victoria con 123 coronas, botín que otra vez serviría para el esperado brindis.

El reto está entonces en ir poniéndoles “nombre y apellidos” a los responsables de subir a lo más alto del podio, para lo cual vuelven a “pintar” los deportes de atletismo, boxeo, canotaje, judo, luchas, remo y tiro, con la calculada ayuda que deberán brindar las gimnasias, el ciclismo, la halterofilia y el taekwondo.

Las disciplinas colectivas y otras que aportan coronas salteadas, vendrán a poner la “guinda al pastel”, lo cual no deja de ser estratégico y decisivo.

Ahora bien, la fiesta de Barranquilla será una batalla cruenta entre Cuba, México, Colombia y Venezuela, con la real posibilidad de que los tres primeros países sobrepasen cada uno el centenar de medallas de oro, algo sin precedentes en estas justas.

¿Las razones? El consabido poderío cubano y los crecimientos experimentados por las naciones azteca y colombiana, que en Veracruz cerraron con 115 y 70 doradas, respectivamente.

Por otro lado aparece la dimensión de los Juegos, con nada menos que 463 pruebas a falta de puntualizaciones finales, como la trascendida inclusión de tres divisiones femeninas en el boxeo.

Este último elemento es sustancial para los análisis, pues se ha ido acentuando la influencia de la sede en la configuración del programa de competencia. Y ello, lógicamente, no es fortuito.

Si revisamos los nuevos eventos incluidos en el calendario de Barranquilla (unas 50) notaremos que benefician sobre todo a anfitriones y aztecas. Y lo mismo sucede con las 135 que solo forman parte de entorno centrocaribeño.

Otros hechos llamativos son que la justa regional del 2018 dejará de convocar —por causas diversas— 46 pruebas panamericanas y 33 olímpicas, lo cual evidencia deudas en el desarrollo de los JCC.

Para Cuba ese fenómeno es muy adverso, pues debido a las limitaciones económicas y financieras que afrontamos, los mayores esfuerzos se centran en los deportes de alcance continental y olímpico. Los cálculos en esa dirección no mienten: si los JCC se disputaran bajo esos programas nuestro triunfo sería holgado.

¿Qué sucederá finalmente en Barranquilla? Falta un año para saberlo a ciencia cierta, pero mientras nuestros colectivos van “tallando” las medallas y evaluando el panorama competitivo.


TOCA PLANTAR BANDERA

Daniel Martínez, periodista de Radio Reloj

Un afilado reto se avizora en el horizonte del deporte cubano entre el 15 de julio y el 3 de agosto del venidero año. Los Juegos Centroamericanos y del Caribe con sede en Barranquilla, Colombia, serán el inicio de una marcha de esfuerzos, tesón e inteligencia, que tendrá como meta final los Juegos Olímpicos en Tokio, Japón.

Antes de comenzar cualquier travesía, nada mejor que hinchar las velas del optimismo. Ello podría traducirse en lo siguiente: Cuba, históricamente mandamás en estas lides, otra vez acaparará favoritismo para la corona, no solo por su reconocido linaje, sino porque debe haber sacado importantes conclusiones luego de anclar cuarta en los Juegos Panamericanos de Toronto, Canadá.

Todavía arde en la memoria lo acontecido en tierras norteñas, allí contra la mayoría de los pronósticos nos vimos superados en la tabla de medallas por Estados Unidos, habitual titular, Canadá y Brasil, estos últimos alcanzaron sus mejores prestaciones en esas justas, escudados en un trabajo serio y continuado, y cobijados por un sólido apoyo financiero.

Es cierto que en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro la delegación cubana enderezó el rumbo y cumplió con los objetivos trazados. Es irrefutable también que las citas multideportivas no se asemejan en diversos aspectos, y que en ocasiones algunos logros resultan engañosos, pues no descubren determinadas carencias.

En Barranquilla nuestra comitiva enfrentará la resistencia de los anfitriones, que además de preparar el programa de competencias a su favor, con la inclusión de algunas disciplinas en las que son potencia, deben estar robusteciendo sus fuerzas con una exquisita preparación; sin descartar el colmillo que siempre presenta México y el vital fuego de otras naciones, cuya competitividad es capaz de marchitarnos varias opciones.

Para el descorche feliz, Cuba deberá presentarse en mayúsculas, lo cual se traduce en que todos los deportes donde tradicionalmente nos apoyamos digan presente, y que aquellos algo alejados de sus días luminosos en materia de resultados se escuden en la fe y la garra, y centelleen éxitos que alumbren el camino.

Eso se anuncia con facilidad, pero no debemos olvidar que nuestro movimiento atlético no está ajeno a estrecheces económicas que lo obligan a estudiar cada paso y,que en ocasiones,reducen las opciones de la necesaria confrontación internacional, termómetro que mide proa y popa de muchos sueños deportivos.

En los próximos Juegos Centroamericanos y del Caribe, Cuba, casi siempre infalible en cuestiones de honor deportivo y robustecida por su histórico carácter, debería plantar bandera en la cima.


LA SOMBRA COLOMBIANA

Joel García

El optimismo y la realidad no siempre se dan la mano cuando de pronósticos deportivos se trata. Es cierto que la historia de más de 40 años y la fortaleza en una diversidad de disciplinas están de nuestro lado cuando se trata de adelantar qué puede pasar en los Juegos Centroamericanos y del Caribe (JCC) del próximo año, pero sobre esos mismos hombros hay una sombra colombiana cada vez más molesta e inevitable.

Todos recordamos que en la cita precedente en Veracruz 2014, un calendario favorable a la nación sede, la mejor preparación hecha para justas regionales con dinero abundante del gobierno mexicano y la posibilidad de competir en todos los eventos hicieron que los aztecas nos tuvieran en tensión por el primer lugar hasta tres días antes del cierre del certamen.

Dentro de 12 meses el panorama en tierra cafetera se asemejará mucho al descrito anteriormente, incluso con particularidades imposibles de obviar. Ya se conoce que habrá 36 juegos de medallas más a repartir (468 por 432), de las cuales Cuba optará, de clasificar a todos los atletas previstos, por 394. Es decir, hay 74 oros a los que nunca aspiraremos y que al menos el 50 % irá a parar a los cuellos colombianos.

Otra mirada estadística —imprescindible, aunque no absoluta— muestra que en Cartagena 2006 y en Veracruz la delegación sede ahora de los JCC archivó 72 doradas en cada edición, mientras en Mayagüez  2010 (ante la ausencia de Cuba) sobrepasó el centenar de títulos. Matemática simple deja ver que en el 2018 la cifra de campeones para los anfitriones debe rondar o superar el centenar.

Si eso ocurriera y México mantiene también la tendencia de brincar esa barrera (algo que sucede desde San Salvador 2002), pues la eficiencia de Cuba tendría que ser excelente —casi una medalla de oro por cada tres pruebas— para mantener el liderazgo regional. ¿Es posible? Solo si atletismo, lucha, remos, gimnasia, boxeo, tiro, canotaje y judo logran la mayor cantidad de monarcas. De ellos depende, en gran medida, nuestro triunfo en la tabla de medallas.

Por su parte, la sombra colombiana debe arrasar en patinaje (reparte más de 20 oros), ciclismo y pesas, en tanto va en busca de un botín enjundioso en atletismo, esgrima, natación, kárate y tiro con arco, por solo citar disciplinas en las que es potencia continental. Según los organizadores, sobrepasar a México y ser segundo por países es el primer objetivo que dan por cumplido de antemano. Ahora han comenzado a soñar con destronar de la cima a una delegación que aún tiene tiempo para ocuparse de enseñar su luz, su gran luz.

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