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La sombra colombiana

Joel García

El optimismo y la realidad no siempre se dan la mano cuando de pronósticos deportivos se trata. Es cierto que la historia de más de 40 años y la fortaleza en una diversidad de disciplinas están de nuestro lado cuando se trata de adelantar qué puede pasar en los Juegos Centroamericanos y del Caribe (JCC) del próximo año, pero sobre esos mismos hombros hay una sombra colombiana cada vez más molesta e inevitable.

Todos recordamos que en la cita precedente en Veracruz 2014, un calendario favorable a la nación sede, la mejor preparación hecha para justas regionales con dinero abundante del gobierno mexicano y la posibilidad de competir en todos los eventos hicieron que los aztecas nos tuvieran en tensión por el primer lugar hasta tres días antes del cierre del certamen.

Dentro de 12 meses el panorama en tierra cafetera se asemejará mucho al descrito anteriormente, incluso con particularidades imposibles de obviar. Ya se conoce que habrá 36 juegos de medallas más a repartir (468 por 432), de las cuales Cuba optará, de clasificar a todos los atletas previstos, por 394. Es decir, hay 74 oros a los que nunca aspiraremos y que al menos el 50 % irá a parar a los cuellos colombianos.

Otra mirada estadística —imprescindible, aunque no absoluta— muestra que en Cartagena 2006 y en Veracruz la delegación sede ahora de los JCC archivó 72 doradas en cada edición, mientras en Mayagüez  2010 (ante la ausencia de Cuba) sobrepasó el centenar de títulos. Matemática simple deja ver que en el 2018 la cifra de campeones para los anfitriones debe rondar o superar el centenar.

Si eso ocurriera y México mantiene también la tendencia de brincar esa barrera (algo que sucede desde San Salvador 2002), pues la eficiencia de Cuba tendría que ser excelente —casi una medalla de oro por cada tres pruebas— para mantener el liderazgo regional. ¿Es posible? Solo si atletismo, lucha, remos, gimnasia, boxeo, tiro, canotaje y judo logran la mayor cantidad de monarcas. De ellos depende, en gran medida, nuestro triunfo en la tabla de medallas.

Por su parte, la sombra colombiana debe arrasar en patinaje (reparte más de 20 oros), ciclismo y pesas, en tanto va en busca de un botín enjundioso en atletismo, esgrima, natación, kárate y tiro con arco, por solo citar disciplinas en las que es potencia continental. Según los organizadores, sobrepasar a México y ser segundo por países es el primer objetivo que dan por cumplido de antemano. Ahora han comenzado a soñar con destronar de la cima a una delegación que aún tiene tiempo para ocuparse de enseñar su luz, su gran luz.

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