En el año 2016, una de las partes de la saga de la popular película Rápido y furioso fue filmada en las calles de La Habana. Mucho ha llovido desde entonces y nuestras carreteras y avenidas no son las mismas, no solo por el deterioro más que conocido, sino por la casi inexistencia de transporte estatal para pasajeros y el crecimiento exponencial de los carros privados, sobre todo de motos y triciclos eléctricos.

Sin embargo, tal parece que a diario presenciamos la versión cubana de aquella película estadounidense, pues la indisciplina vial, la falta de cortesía de conductores de vehículos a peatones, los niveles de accidentalidad y no pocos fraudes en quienes están al frente de los timones, crecen delante de nuestros ojos. Y lo más peligroso, no todo se resuelve con multas.
La proliferación del transporte eléctrico, colectivo y privado, ha dado para muchos la posibilidad de llegar a tiempo a no pocos lugares con precios menos leoninos que los conocidos boteros con gasolina o petróleo. Solo que su propia velocidad más baja (entre 20 y 30 km/h) es para circular ocasionalmente por la senda rápida y no con carácter permanente, lo cual hace que al adelantarlos se produzcan encontronazos, algunos de mucha gravedad.
Todavía hay quienes no usan cascos en esas motos, irrespetan el sentido de dirección de las calles, olvidan poner la luz intermitente para doblar o arrimarse en busca de pasajeros y vulneran todos los semáforos como si tuvieran alguna patente de corso para eso. De ahí la pregunta que salta cuando vemos eso: ¿y quién le dio la licencia a esa gente?
Detener la marcha en los pasos peatonales y cederle la prioridad a alguien que va a cruzar cuando estamos detenidos en una esquina ante una señal de PARE son apenas dos ejemplos que hablan de esa cortesía siempre existente con el peatón que hoy vemos perdida por la desesperación de choferes improvisados.
No es tampoco un asunto menor los cortes de izquierda a derecha y viceversa que siguen haciendo los carros de alquiler en busca de pasajes en las aceras. Dada la crítica situación del transporte, las personas se suben en cualquier cosa para llegar a su destino, de ahí que el llamado sea a no tomar el ejemplo de la película ya mencionada, pues rápido y furioso solo nos conduce a lamentaciones, heridas, o lo más doloroso, a la muerte.
Acerca del autor
Máster en Ciencias de la Comunicación. Director del Periódico Trabajadores desde el 1 de julio del 2024. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.

