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La transferencia se engorda

Llegó al quiosco para com­prar leche y revisó los pre­cios. Sacó la cartera y rápi­damente hizo la pregunta más reiterada por los cu­banos en estos días cuando queremos comprar algo en el sector no estatal: ¿Se pue­de pagar por transferencia o solo en efectivo?

La respuesta fue contun­dente y nada exclusiva, pues sucede casi igual en dema­siados lugares con matices más, matices menos. “En efectivo el precio de la piza­rra, si es por transferencia un 20 % más”. El asombro, cual golpe en pleno rostro, fue evidente, al tiempo que crecían las dudas e incom­prensiones con algo que cre­ce y se favorece en el comer­cio del mundo entero, pero en Cuba tiene caminos dis­torsionados y sin cascabel.

Los argumentos esgri­midos por quienes piden hasta un 30 % por encima si se paga por tarjeta van desde “ya cumplimos lo permitido por el día (50 mil pesos)”, “es muy complicado sacar di­nero de los cajeros y eso es nuestro resguardo”, “la di­visa la tenemos que comprar en efectivo” y “nadie nos vende nada luego por trans­ferencia”, por solo citar los más comunes.

El proceso de bancari­zación no es un invento de Cuba. El dinero electrónico o depositado en cuentas evi­ta muchísimos males (robos, violencia, pérdidas, etc.) al mismo tiempo permite eco­nómicamente darles una mayor trazabilidad a las ga­nancias reales de cualquier negocio para reducir las eva­siones al fisco. Esto último, sin duda, también está inci­diendo en no pocos de esos actores privados negados a aceptar transferencia o que la engordan a su antojo.

Bien sabemos que por voluntad y conciencia no funcionan muchos de es­tos procesos en el mercado. Las multas contienen, pero no solucionan definitiva­mente, pues hay corrupción también en el cuerpo de inspectores. ¿No sería me­jor bonificar o estimular de alguna manera a quienes más transferencias acep­ten? ¿Las cuentas fiscales de cada negocio que están en cero o con poca entra­da de dinero no se fiscali­zan ni levantan sospechas de que están incumpliendo algo legislado?

¿Cómo proteger al con­sumidor en medio de un mercado de oferta y de­manda cuando se le pre­tende poner un porciento extra por pagar a través de alguna pasarela de pago? Eso sin contar que lo más duro del tema es que si finalmente no acep­tas hacerlo te quedas sin el producto. Pongámosle atención a esto. Son tiros escapados que hacen bas­tante daño a la gente. Más del que ya tienen.

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