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La voluntad, más fuerte que los vientos del huracán (+Fotos)

Por: Enrique Moreno Gimeranez

Llegar a la comunidad Barbacoa, enclavada en el municipio pinareño de San Luis, no es una tarea sencilla por lo angosto del camino. Más bien, resulta toda una aventura sobre un jeep, esquivando obstáculos en el trayecto. Pero, arribar a este lugar a pocos días del paso del huracán Ian por esta zona, vale la pena.

Foto: Tony Hernández Mena

En este sitio de la geografía de la más occidental de las provincias cubanas –la más afectada por el fenómeno meteorológico–, encontramos, quizás, uno de los más genuinos exponentes de la capacidad de la voluntad de los seres humanos, más allá de las tempestades. Por esta razón, el diputado Ramón Aguilar Betancourt, presidente de la Comisión Agroalimentaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, había pedido a nuestro equipo de prensa que lo acompañara en la visita a esta localidad. Cumplimos su petición y fuimos hasta este sitio, junto a él y a José Vidal Ordaz Lorenzo, funcionario de la Secretaría del Gobierno Provincial del Poder Popular.

La primera impresión a nuestra llegada al lugar fue que Barbacoa parece por estos días una colmena. Aquí no hay un solo segundo que perder tras los destrozos dejados por el ciclón. Todo se resume en esfuerzo, trabajo duro y recuperación en cualquier rincón de la comunidad donde uno mire, labor admirable protagonizada por sus propios habitantes.

Foto: Tony Hernández Mena

Emanciparnos por nosotros mismos…

En ese espíritu colectivo que se respira en esta región de San Luis, mucho ha tenido que ver la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) «Carlos Lóriga», compuesta por 72 asociados y especializada en la producción tabacalera y, en menor medida, en cultivos varios. Este colectivo, Vanguardia Nacional de forma consecutiva desde el año 2000, patentiza aquel postulado de Fidel expuesto en su concepto de Revolución: «emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos». Así lo han demostrado frente a las afectaciones ocasionadas por el huracán.

Leoncio Torres Cabrera, presidente de la CPA, explica que la «Carlos Lóriga» está conformada por 16 áreas: 12 dedicadas al tabaco, tres a cultivos varios y una mixta para la maquinaria y construcción. «Por el ciclón fueron afectados 46 asociados y el 62,5% del total de nuestra cooperativa, fundamentalmente en techos y el derrumbe total de 12 casas de curar tabaco, así como afectaciones parciales en el almacén, la oficina, el taller de maquinaria, la turbina eléctrica, el techo de la minindustria, entre otras», expresa «El Chino», como lo conocen todos en el lugar, con pleno dominio de los daños.

 

Foto: Tony Hernández Mena

 

«Pero, eso ha quedado atrás. Ahora de lo que se habla es de la recuperación. ¡Ya usted verá! Aquí no estamos sentados, esperando por los recursos del Estado que, además, son escasos por el bloqueo, por el impacto de la pandemia y que se destinan a muchos lugares afectados por el huracán. Aquí nos levantamos por nosotros mismos, con nuestra madera, con nuestros recursos y con todo lo que podamos recuperar. Lo primero es el esfuerzo y la voluntad del hombre, y eso, aquí se sobra», agrega emocionado.

En efecto, al caminar por las áreas de la cooperativa, patentizamos ese compromiso, esa vergüenza de las mujeres y hombres de esta tierra que no andan esperando ni exigiendo recursos de brazos cruzados. Más bien, con sus manos han decidido salir adelante.

 

Foto: Tony Hernández Mena

 

Por una calle unos jóvenes, de alrededor de 20 años, cargan una manguera para almacenar agua en sus viviendas; mientras que los maestros de la escuela primaria afectada alistan una parte de la instalación recuperada para el reinicio del curso escolar. Frente al almacén, dos mujeres pintan de nuevo el sitial histórico comunitario y, en el taller de maquinaria, dos hombres encaramados sobre las vigas de madera reconstruyen el techo, orientados por el carpintero Félix Hernández.

Por otra parte, una brigada del área 1 y 2, compuesta por seis asociados, reconstruye la casa de curar tabaco de seis aposentos con los recursos propios; mientras que, justo al frente, un campesino ara la tierra de cultivo con una yunta de bueyes para la siembra del frijol y maíz destinados al autoconsumo, de la cual se espera obtener alimentos de 90 a 100 días.

«Nos propusimos un plan de sembrar 60 000 posturas de tabaco en las 12 áreas. Estamos enfrascados en la recuperación de la producción, de las casas de curar tabaco, de las viviendas de los asociados afectadas y en la siembra de cultivos, fundamentalmente de ciclo corto, con vistas a recuperar la economía familiar y nacional», refiere el Presidente de la CPA.

Chino, aquí no se perdió tiempo luego del azote de Ian.

–Empezamos a combatir las afectaciones tras el paso del ciclón. Más fuerte que Ian es el nivel de conciencia y de compromiso de los asociados de la cooperativa. Las casas de tabaco podrán estar ahora en el suelo, pero más alta está la voluntad y los deseos de hacer de los trabajadores. No nos vamos a amilanar: aquí hay confianza en nuestro esfuerzo, en la Revolución y en nuestro Socialismo.

 

Foto: Tony Hernández Mena

 

Jorge Luis Cilio Valdés, del área no. 1, coincide en que se está intentando reutilizar casi el 100 % de la madera de las casas de tabaco y considera que, trabajando de esta forma, en un mes puedan sembrar el tabaco nuevamente y contar para la etapa requerida con la infraestructura necesaria en la cosecha.

En tanto, Luis Antonio Valdés Hernández, responsable del área 16, no ha parado desde horas tempranas de la mañana de arar la tierra para sembrar frijol, pepino y habichuela para el abastecimiento de la comunidad. «El compromiso es producir comida para el pueblo y para el país. Aquí no ha habido descanso, día y noche estamos aportando en el surco y donde nos necesite nuestra nación», asegura este campesino con el rostro sudado y tras una yunta debueyes de las casi 40 con que cuenta esta CPA. Al respecto, sus agricultores precisan que –sin negar el desarrollo de los tractores–, los bueyes son más beneficiosos para arar la tierra y no ocasionan gasto asociado al combustible.

 

Foto: Tony Hernández Mena

 

Los locales de la comunidad han sido restaurados también con el aporte de la cooperativa. La escuela primaria podrá reiniciar el curso esta misma semana, la bodega se recuperó al día siguiente del paso del huracán, mientras que el consultorio no fue dañado.

Ariel Díaz Núñez, el delegado de esta circunscripción 41, reconoce el respaldo de la CPA en la recuperación de la comunidad, tanto de las obras sociales como de la infraestructura económica, así como a las familias damnificadas. Aunque no podamos sembrar el 100% del tabaco previsto, sí podemos lograr con el aporte colectivo un porciento elevado, subraya el también diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular electo por el municipio San Luis.

 

Foto: Tony Hernández Mena

Volver a levantar las casas de tabaco

Foto: Tony Hernández Mena

 

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Lo que el viento se llevó ha quedado atrás. Aquí, en medio del campo, no valen las lamentaciones. Como dice un joven campesino, aquí lo que estamos poniendo es el corazón en levantar esto, «ya el ciclón quedó atrás y lo que hay es que echar pa´ alante». Por su parte, un tabacalero de más experiencia agrega que «si en más de 60 años el bloqueo no nos ha podido tumbar, este huracán tampoco».

Luis Alberto Lóriga, vicepresidente de la CPA, señala que el ambiente de la cooperativa es positivo, al contar con unos asociados muy trabajadores. La mejor apreciación de sus palabras se constata casi al mediodía en el campo, donde no se ha parado de laborar desde temprano en la mañana.

Cada campesino lo que debe hacer es ponerse a trabajar en su parcela para que Cuba pueda salir adelante; esa es la convicción de nuestra cooperativa y el mensaje a la dirección del país es que pueden contar con nosotros, precisan los jefes de las brigadas no. 5 y 6.

Estamos buscando alternativas para honrar el compromiso de sembrar las 60 000 posturas de tabaco, no nos detenemos hasta alcanzar esa meta, manifestaron.

Ejemplos como estos debieran ser la regla y no la excepción en los campos cubanos. En unas semanas, habrá que volver a la «Carlos Lóriga» para una segunda parte de este trabajo. Por el momento, sus trabajadores no descansan en la batalla de reconstruir «lo que el viento se llevó».

 

(Tomado de parlamentocubano.gob.cu)

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