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RETRATOS: Vale, el hombre de oro de la banca cubana

De Manuel Vale Marrero bien pudiera decirse, por los conocimientos acumulados, que es el hombre de oro de la banca cubana. Durante 50 años ha estado vinculado a ese quehacer: fue presidente de cinco instituciones bancarias y a los 72 años de edad, aún labora en el sector.

 

Foto: Agustín Borrego Torres

 

Según cuenta, empezó en ese mundo de pura casualidad. En los recuerdos están los esfuerzos de su padre, José Miguel, quien era estibador en el puerto de Sagua La Grande, para que sus hijos no tuvieran que vivir cargando sacos igual que él. “Recuerdo que allí había una sucursal del Royal Bank of Canada. Alguna que otra vez fui con mi papá y me impresionó el silencio que había en ese centro”, afirma.

En el afán de preparar a los hijos para el mañana, el padre lo conminó a estudiar, mecanografía, taquigrafía e inglés, sin imaginar que tiempo después le serían de gran utilidad para su profesión. “En 1971 me gradué de técnico medio en el Instituto de Economía, en el municipio capitalino de Playa y fui designado para el Banco Nacional de Cuba (BNC).

“Entré como soldado de fila: de analizador B. En 1974 fui promovido a la división internacional del referido banco, dada las habilidades que tenía con el idioma”, manifiesta y expresa que en la dirección de Finanzas tuvo la suerte de compartir con compañeros que habían laborado en la etapa capitalista. “Aprendí de la banca clásica que ellos conocieron. Siempre les agradeceré. Tenían mucha experiencia y yo lo absorbía todo. Me vieron como un hijo o como a un nieto”.

En esos años, su vida fue intensa. En 1975, alternó sus labores en el banco con las de profesor en el Instituto Raúl Cepero Bonilla, en el cual impartía clases nocturnas y al año siguiente, salió rumbo a Angola donde cumplió misión internacionalista. “Estuve en tierra africana desde 1976 al 77. Pertenecí a una unidad de artillería antiaérea”.  Ahí su experiencia como bancario le sería muy útil. “Me fueron a buscar a mi unidad para una misión secreta y estuve un par de días acuartelado en el regimiento. Me explicaron la tarea, la cual consistía en el canje de la moneda: se pasó del Escudo a la Kwanza. Fui para un centro de reconteo y entonces solicité que me autorizaran a traer a tres compañeros de confianza de mi unidad. Así se hizo y funcionó”.

 

Otra vez Cuba y nuevas misiones

El regreso a Cuba fue en barco, y quizás la ansiedad hizo que pareciera mucho más largo.  Partieron de Cabinda y vinieron a desembarcar en Varadero, por el puesto de Guardafronteras. “Yo vivía cerca del Monumento a las Víctimas del Maine y pasamos por frente al Malecón. Le confesé a un amigo que tenía ganas de tirarme del barco….

“De Matanzas a La Habana, nos trasladaron en guaguas. Cerca de las dos de la mañana, llegué a la casa. Todos estaban despiertos, esperándome. Mi familia de Sagua la Grande me había traído pescado y hasta langosta. Cuando me preguntaron qué iba a desayunar, enseguida dije que huevos. Durante el tiempo en Angola, solo vi uno en una granja; todos lo queríamos, y entonces, decidimos rifarlo. No me lo gané.

“Cuando me reincorporé a mi trabajo en el Banco me informaron que había sido seleccionado para pasar varios cursos en diferentes países: Dinamarca, Suiza, Suecia y España. Regresé en diciembre y no había pasado ni un mes, cuando fui designado para trabajar en la oficina de representación del BNC en Londres.

“Para allá fui junto a mi esposa e hijo. Desde esa oficina, operábamos los fondos libres del país, haciendo coberturas de riesgo, depósitos a corto plazo, compra-venta de divisas, cobros de exportaciones, tramitación de la correspondencia, relaciones de corresponsalía, líneas de crédito, etc. En ese período nació mi segundo hijo, Jean.

“Estuve hasta 1981. Ya en Cuba organicé, por orientación del Ministro Presidente, Raúl León Torrás, la dirección de administración de divisas del BNC. Se trabajaba sobre todo de madrugada y ahí permanecí 13 años. No había horario para terminar, eso influyó en que no concluyera una carrera universitaria. Hice dos años de Licenciatura en Economía y lo dejé, lo mismo pasó con Derecho. No quise sacrificar los únicos días que tenía para la familia que eran los sábados y domingos.

“En 1993, era director de la Dirección de Administración de Divisas. Al año siguiente, el Ministro-Presidente Héctor Rodríguez Llompart, me designó para fundar CADECA y posteriormente fui nombrado presidente. En 1995, al ser designado Francisco Soberón Valdés, como nuevo Ministro-Presidente, se comenzó la reorganización del Sistema Bancario Nacional. Entre sus objetivos estaba crear un banco de alcance nacional aprovechando la estructura existente en el BNC. Aún no tenía nombre.  Entre Soberón y yo le dimos el nombre: Banco de Crédito y Comercio (BANDEC) y fui su presidente.

“Tres años más tarde, hubo necesidad de ponerme al frente del Banco Popular de Ahorro (BPA) y allá fui con una nueva misión. Un par de años después, fui llamado otra vez por Soberón para designarme la tarea de fundar el nuevo Banco Metropolitano (BM) que adquiriría las sucursales de BANDEC y BPA, en la capital, además de las tres con que contaba el BM original, fundado por Ernesto Medina en 1996”.

Para ese entonces, ya había nacido su tercer hijo, Manuel Antonio.

 

La trayectoria de Manuel Vale constituye ejemplo para los trabajadores bancarios. Foto: Agustín Borrego Torres


Muy cerca de Fidel

Entre los años 2005-2006, Vale trabaja muy cerca del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. “Fidel le solicitó a Soberón un grupo de compañeros con experiencia para ejecutar algunas tareas de envergadura. Fueron seleccionados 5 colegas. Esa misión duró unos cuatro meses. Compartíamos los turnos de trabajo con el Comandante. En esas jornadas hablábamos mucho con él.

Un par de meses después de haber concluido la misión, de nuevo fui convocado. Era sábado y me encontraba pintando mi casa. Soberón me llamó y le comenté en lo que estaba. Él expresó: ‘¿Puedes estar listo a las seis de la tarde para ver al Comandante?’ Pregunté de qué se trataba y me respondió: ‘Él me dijo que vinieras para darte una tarea, te juro, que no sé’. Eso me dio un impulso, pues, entre varios compañeros, fui seleccionado.

“Ese día, estuvo una hora explicando en qué consistía la misión. Luego, me pregunto: ‘¿estás claro?, ¿tienes alguna pregunta?, ¿cuándo empiezas?’ Como era sábado, expresé que podía ser el lunes. Estuve un tiempo en esa labor. Era de madrugada, yo no dormía ni Fidel tampoco.

“Recuerdo que un fin de semana fui a San Miguel del Padrón a visitar a una tía. En el trayecto, me llamó un ayudante del Comandante, y manifestó que Fidel quería hablar conmigo. Le respondí que estaba en la calle y le di el teléfono de mi tía. Enseguida que entré a la casa, recibí la llamada. Hablé con él del trabajo. Siempre me preguntaba, ¿dónde tú estás? y le expliqué. Cuando acabé, ella me preguntó con quién conversaba. Al responder que era el Comandante, no lo quería creer, se sorprendió y decía. ‘ ¡Qué orgullo, por el teléfono de mi casa ha salido la voz de Fidel!’.

“Cuando el Comandante fue intervenido quirúrgicamente, yo me encontraba en Holanda. Participaba en una importante transacción para lo cual fui autorizado, a través de Soberón, por Fidel. En ese momento, la misión que él me había confiado estaba cumplida. A mi regreso, era muy difícil que alguien decidiera que me reincorporara al BM, pues yo había sido designado en la tarea por Fidel.

“Un día, me sorprendió su llamada. Le dije: Comandante, qué alegría hablar con usted.  Él expresó: ‘estoy curioseando un poco, para ver si todo el mundo está en el puesto de trabajo’. Yo agregué: aquí estoy, firme, como siempre. Menos mal que nadie se atrevió a decirme que me fuera. Finalmente, se determinó que me reincorporara al BM para seguir cumpliendo mis funciones como presidente

“En el 2013 me designan presidente del Banco Exterior de Cuba en sustitución del compañero Jacobo Peison, quien se jubiló. Permanecí hasta enero del 2019 en que solicité mi jubilación, debido a problemas de salud. Hace algunos meses, el presidente del BM me llamó y me propuso laborar como especialista principal del Centro de Monitoreo del banco”. Y es que la savia de Vale, puede seguir nutriendo por mucho tiempo el quehacer de la banca cubana.

 

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