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Debate del plan y el presupuesto: viejo proceso en nuevo contexto

En un escenario sin precedentes tiene lugar, de enero a marzo, el tradicional proceso de presentación a los trabajadores del plan y el presupuesto 2021.

Justo en estos primeros meses confluyen un feroz rebrote de la COVID-19, limitaciones materiales y financieras generadas por el recrudecimiento del bloqueo de los Estados Unidos a Cuba, así como la implementación del ordenamiento monetario y cambiario, con eliminación de subsidios indebidos y gratuidades excesivas.

 

Cada puesto de trabajo es decisivo para el cumplimiento del plan del centro laboral. Foto: Betty Beatón

Un contexto atípico, sin dudas, que pide a gritos la materialización de acciones que den paso a mejoras en uno y otro panorama, entiéndase una reducción de la tasa de incidencia del SARS COV2 y un impulso a la economía con el incremento y la diversificación de  los renglones productivos en todos los sectores.

Esto último precisa de una activa participación de los trabajadores, esa que comienza precisamente desde el momento en que administración y sindicato les informen de los planes pactados para lo que resta de año y ellos aporten ideas e iniciativas para concretarlos de manera más expedita en el surco, la fábrica, la oficina, el hospital, el laboratorio, la industria…

Con apego a las normas sanitarias para evitar el contagio con la enfermedad respiratoria que hoy pone en tensión al mundo y a la Mayor de las Antillas, han de cumplirse el cronograma de reuniones de información del plan y el presupuesto 2021 y la participación en ella de los trabajadores.

En Santiago de Cuba, por ejemplo, ya se realizan dichos encuentros, que deben alcanzar los 5 mil 447 a nivel de centros y 173 en el ámbito de  asambleas de representantes, con la presencia de unas 232 mil personas.

En ellas se tendrán en cuenta premisas básicas como la concreción en cada centro de las 43 medidas que dan mayor autonomía a la empresa estatal socialista; la política de empleo y salario con destaque  para búsqueda de alternativas de reubicación a quienes quedan interruptos;  el cumplimiento de las producciones físicas y de lo pactado en materia de exportables; el ahorro; el reglamento para la distribución de utilidades, el enfrentamiento al delito y tanto más.

Con las asambleas de información del plan y el presupuesto se abre un nuevo espacio de diálogo entre los actores que conviven en el día a día de la producción y los servicios: empleados y empleadores, con el Sindicato como eslabón para fortalecer una adecuada interrelación entre unos y otros.

Que se hable, que se intercambie sin medias tintas, con un lenguaje compresible, tanto para el de amplia preparación profesional como para el menos calificado de los obreros y que los intereses comunes encuentren los mejores cauces son cuestiones para las cuales han de estar listos los dirigentes sindicales.

El proceso de presentación del plan y el presupuesto no resulta nuevo, sí lo es el contexto en el que se realiza. Asumir el reto de llevarlo a feliz término y que cumpla su objetivo es ahora el reto mayor.

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