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AL PAN, PAN: Post-it a la carga

Lo más fácil hubiera sido suspender la edición de este año del concurso y expoventa de jóvenes artistas Post-it, pero el Fondo Cubano de Bienes Culturales y las demás instancias que convocan prefirieron no fracturar la tradición.

 

La pandemia del nuevo coronavirus ha modificado algunos de los esquemas de acceso al arte, pero no ha mermado la productividad de los creadores.

Era importante que este año se mostrara parte de ese acervo, aunque hubiera que utilizar (como se utilizaron en definitiva) alternativas para la exhibición virtual de las piezas. Sitios web y las redes sociales han acogido la muestra.

Lo cierto es que desde hace un buen rato, en este país, los jóvenes protagonizan una nueva oleada de arte, que ya ha consolidado referentes. La renovación es formal, pero también temática, ideológica. Y lo mejor: es múltiple. Si algo caracteriza al arte joven en Cuba es su heterogeneidad militante. Hasta el punto de que es difícil aunar intenciones y concreciones prácticas.

Hay creadores que miran su entorno con una clara conciencia crítica, asumiéndose como actores decididos del acto público, parte activa de los procesos sociales.

Es un ejercicio no siempre comprendido por algunos poderes fácticos, pero imprescindible en la formación de sentidos, en el establecimiento de símbolos que de alguna manera expliquen el presente.

Otros artistas, en apariencia, se encierran en su torre de marfil. Pero solo en apariencia, en realidad esa pretendida actitud apolítica es una posición política. El artista nunca estará desligado de su contexto. No hay abstracción absoluta.

Revisando la muestra de Post-it, saltan a la vista ejemplos de estas tendencias, materializadas en piezas de diáfanas implicaciones, a veces… Y a veces en diálogos más arduos con el espectador, pretensiones incluso de torpedear el diálogo.

Si tienen algo en común es la falta de prejuicios. O sea, los artistas toman lo que necesitan para hacer sus obras, sin detenerse en consideraciones externas al acto mismo de crear. Si hay que rendir homenaje a los predecesores, se rinde el homenaje. Pero también se puede mutilar, reconvertir, desbaratar el referente…

Como era de esperar, propuestas tan disímiles presuponen disímiles calidades. Pero ese, en este caso, es asunto del jurado.

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