Icono del sitio Trabajadores

Testimonio de una periodista devenida paciente

Por

Ni la confirmación NEGATIVA de la prueba del IPK me devuelve esa alegría que siempre habita en mí, esa que en otras circunstancias me hubiese llevado a dar saltos hasta tocar ese cielo que hoy apenas disfruto a plenitud por este necesario aislamiento social.

Sé que todo no está perdido, pero han sido días diabólicos. Este virus que a algunos todavía les resulta lejano está ahí sin rostro, destruyendo más a los indefensos y a quienes insisten en batirse con él en un combate desigual.

A mí la vida me la cambió en un abrir y cerrar de ojos. De pronto y en medio de una noticia que no acabamos de asimilar me veo con pijama hospitalario y sometida a un régimen que asusta y tranquiliza a la vez.

 

Somos cómplices en esta historia mi hija y yo. Ella me cuida y yo la cuido. Ambas nos damos fuerzas. En medio de la angustia prometemos hacer ejercicios cada mañana y nos provocamos las risas. Ella estudia para sus pruebas de ingreso a la Universidad. Yo la miro en la madrugada cuando paso para el baño y pienso en mi otro pedacito, en mi madre, mi hermana y sobrina como en esa gente linda que me espera.

–No se preocupen, todo saldrá bien, nos dicen a cada rato y yo me aferro a ese hálito de esperanza del que no quiero desprenderme aunque a veces la incertidumbre me invada.

Llegan los análisis y el tratamiento preventivo. Yo con ganas de que vacíen en mi cuerpo un océano de ese medicamento mágico llamado Interferon Alfa 2-B recombinante con el cual Cuba les devuelve la vida no solo a los suyos sino a miles en este mundo envuelto en una brutal pandemia.

Sabes que hay personas que dependen de ti y aunque el llanto se te anude en la garganta tienes que tragar, respirar y levantar la mirada para de manera sosegada regalar esa fuerza y aliento que en ocasiones ni una misma tiene, pero hay que hacerlo cuando se es madre, hija, hermana, tía o abundan las ganas de vivir.

Acá andamos varios de la familia con diagnóstico negativo. Pero a nuestro querido Mingo o el estimado profe de Matemática, fallecido ya, y hasta ahora otros pocos casos nuestros se baten contra el virus y tenemos la confianza de que con la atención médica saldrán airosos de esta batalla.

Esta periodista devenida paciente permanece en su nuevo escenario, al que llegué no por imprudencia sino porque el corona se presenta aunque no lo mandes a buscar.

Ese virus del cual soy negativo me deja lecciones y la más sensata es que cualquier precaución es poca. Me tiene con una mezcla de sentimientos encontrados y con unas inmensas ganas de amar y vivir que en este aislamiento me resultan indescriptibles.

No me canso de aplaudir y darle las gracias a este gran equipo que en la Isla trabaja en esta pandemia. Me refiero a médicos, paramédicos, personal del Comercio y otros que no dejan de trasladarnos confianza.

Compartir...
Salir de la versión móvil