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Con Filo: Medidas para cumplir

Enseñar cómo evitar el contagio con el COVI-19 es una de las tareas que se hace cotidiana en el Círculo Infantil Los Criollitos, en Pinar del Río, Cuba, 19 de marzo de 2020. ACN FOTO/Rafael FERNÁNDEZ ROSELL/dir

El reforzamiento de las medidas para prevenir y controlar los casos del nuevo coronavirus en el país, tal y como fuera anunciado y ampliamente explicado este lunes en la mesa redonda informativa, muestran sobre todo la complejidad y multiplicidad de elementos a tener en cuenta por el plan nacional con ese propósito.

Con argumentos bien razonados y en la mayoría de los casos sobre la base de datos muy ilustrativos que demuestran su necesidad, los pasos próximos en este enfrentamiento a la pandemia global superan el ámbito estrecho de la salud pública, pues abarcan aspectos organizativos en prácticamente todas las esferas de la vida económica y social.

Desde la suspensión de las clases hasta la disciplina en las colas, pasando por un grupo importante de decisiones en relación con el turismo, el transporte y la movilidad dentro y hacia fuera del país, las precauciones que ahora se implementan responden a las características propias de nuestra sociedad, a la experiencia internacional en el manejo de esta crisis y al momento específico por el cual ahora transitamos.

Ahora bien, la efectividad de todo lo dispuesto dependerá no solo de la toma de decisiones y su aplicación por las respectivas autoridades gubernamentales, sino que requiere de una participación activa y consciente de toda nuestra ciudadanía.

El llamado a evitar por todos los medios el intercambio y cercanía entre las personas es quizás de lo más difícil de conseguir, porque hay formas de actuar y relacionarnos que solo podemos modificar desde la individualidad, con independencia de los mensajes educativos y hasta de la exigencia social que sea posible ejercer en nuestros barrios y comunidades.

De poco o nada serviría, por solo poner un ejemplo, que infantes y adolescentes no asistan a sus escuelas durante las próximas cuatro semanas, si no van a contar con la supervisión familiar que garantice lo más posible su estancia dentro de la casa.

Este recogimiento al máximo posible en los hogares que tanto ahora se requiere resulta quizás lo más complicado a conseguir, si consideramos nuestra idiosincrasia tan expansiva y socializadora. Habrá que aplicar toda la inteligencia y sensibilidad en nuestras familias para hacernos de esa conciencia en las presentes circunstancias, y sobrellevar lo mejor posible esta difícil etapa.

El lavado de las manos es una de las acciones de higiene que se les enseña a los pequeños. Foto: ACN/Rafael Fernández Rosell

Algo similar ocurre con las otras medidas para la higiene de las manos y con el uso de protectores y otras barreras físicas para la contención del virus, que solo tienen posibilidades reales de funcionar si se les aplica con todo el rigor y de la manera en que se indican por el personal especializado.

El respeto del aislamiento en las personas que regresen del exterior y otros casos que resulten imprescindibles; la autorrestricción en nuestros movimientos para evitar al máximo exponernos a cualquier contagio; la oportunidad en acudir al médico ante cualquier síntoma respiratorio y no ocultarlos, son asuntos neurálgicos que, con independencia de los mecanismos previstos para su exigencia, dependen sobre todo de la conducta personal.

Las medidas, reiteramos, son amplias y abarcan muchas zonas de nuestra cotidianidad. Hay que informarse sobre ellas y aplicarlas, aunque no nos sean agradables o fáciles de seguir. De ello dependerá no solo la salud de cada quien, sino el bienestar de nuestras familias, amistades y de todo nuestro pueblo. No son medidas para debatir ni filosofar, sino para cumplirlas.

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