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¿Cómo y quiénes calculan el costo del bloqueo?

La cifra crece año tras año. No por casualidad, azar o capricho, sino como resultado de una rigurosa investigación económica y social que intenta una aproximación numérica a una deuda en dolor y sufrimiento que nadie nunca podrá pagarle al pueblo cubano.

De izquierda a derecha, Lissete, Alfredo y Luis. | foto: René Pérez Massola

El impacto del bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba es hoy cuatro veces mayor que hace casi tres décadas. Si el costo promedio anual de las sanciones contra Cuba hasta 1990 fue de mil 71 millones de dólares, en el último período entre abril del 2017 y marzo de este año el monto de los daños se multiplicó por cuatro hasta alcanzar los 4 mil 321 millones.

“Y los datos están subvalorados”, afirma con total conocimiento de causa Luis Marcelo Yera, uno de los cuatro integrantes del grupo de especialistas que desde el Instituto Nacional de Investigaciones Económicas (Inie) liderea la confección del informe anual que Cuba presenta ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Cálculo veraz y auditable

La estimación de cuánto le cuesta a Cuba cada año el bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno de los Estados Unidos partió de la metodología y el trabajo que durante mucho tiempo realizó el Doctor en Ciencias Alejandro Aguilar, quien desde su jubilación labora como asesor en el Ministerio de Economía y Planificación (MEP).

A partir de esa experiencia y desde hace ya seis años, el país cuenta con un método detallado para acometer tal empeño, puesto en vigor mediante el Decreto no. 290, de marzo del 2012, explica Alfredo García Jiménez, director del Inie.

Esta norma jurídica establece las bases y procedimientos generales del proceso de registro de la información relativa a los daños y perjuicios provocados por el bloqueo y formaliza para los órganos, organismos y entidades nacionales la obligatoriedad de registrar, preservar e informar cada año al Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) los daños y perjuicios económicos ocasionados por el bloqueo.

A partir de esa metodología, el grupo de especialistas del Inie despliega un proyecto de investigación anual cuyo título es Cálculo de daños y perjuicios a Cuba por el bloqueo económico, comercial, financiero y tecnológico de los Estados Unidos de América, y que moviliza a muchas voluntades en esta tarea.

“Lo más importante es que este estudio posee un sustento de cálculo sólido, con información veraz y auditable. Si hay alguna afectación que plantea una institución, pero no existe la evidencia o prueba verificable, desechamos ese ejemplo”, sostiene Lissete Robaina Echevarría, otra de las expertas.

 

En tal sentido, Marcelo Yera resalta la evolución muy positiva en la calidad de los informes que presentan los organismos y organizaciones empresariales, en varios de los cuales ya cuentan con equipos multidisciplinarios para abordar el tema.

Destacan, por ejemplo, iniciativas como la del grupo empresarial Biocubafarma, que posee un software para registrar mes por mes los daños y perjuicios que provoca el bloqueo en su actividad científica y de producción de medicamentos.

Trabajo colectivo y permanente

La elaboración de estos reportes periódicos comienza con un seminario a inicios de cada año en el MINREX, donde representantes de todos los organismos de la Administración Central del Estado repasan no solo las aristas metodológicas del Decreto no. 290, sino también las particularidades de la coyuntura nacional e internacional, con énfasis en las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos.

A partir de ese momento, amplía García Jiménez, las instituciones comienzan a preparar sus informes con la asesoría directa de los especialistas del Inie. Entre marzo y abril de cada año hay un debate de los resultados preliminares de ese levantamiento con los principales sectores como Salud, Educación, Turismo, entre otros, del cual derivan señalamientos y recomendaciones.

Con posterioridad los consejos de dirección de cada ministerio u Organización Superior de Dirección Empresarial aprueban su informe sectorial o ramal, que el MINREX recibe y envía al Inie para elaborar un compendio nacional.

El resultado de esa síntesis es puesta a consideración de un grupo central del bloqueo que integran además los ministerios de Economía y Planificación, Comercio Exterior, el Banco Central de Cuba y la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, para su posterior aprobación definitiva por el consejo de dirección del MEP.

Evitar cualquier duplicidad en los datos es uno de los cuidados que preside toda esta labor tan exhaustiva, apunta el director del Inie. Pone como ejemplo las afectaciones monetarias y financieras, las cuales no es posible sumar muchas veces de forma mecánica organismo por organismo, sino mediante un análisis global de esos efectos por el sistema bancario.

Los costos tecnológicos son otro efecto negativo del bloqueo muy difícil de cuantificar, lo cual hace necesario reunir y conciliar el criterio de expertos, para una aproximación que todavía no abarca toda la dimensión de los daños, razona Marcelo Yera.

Sensibilidad y rigor profesional

Lissete Robaina valora como una oportunidad de enriquecimiento profesional y humano la posibilidad que ha tenido de trabajar en este proyecto de investigación anual sobre los efectos del bloqueo desde hace ya seis años.

Como joven economista, apunta que el procedimiento mismo para la confección del informe anual le permite conocer mejor las especificidades técnicas de las ramas o sectores que atiende como investigadora, en específico en el tema de la producción agropecuaria en Cuba.

El conocimiento de cómo funciona, por ejemplo, el comercio exterior cubano, no es posible sin tomar en cuenta las trabas y obstáculos que impone el bloqueo estadounidense contra nuestro país, argumenta.

Por su parte, Luis Marcelo insiste en las nefastas consecuencias de esa política genocida no solo contra la economía en su conjunto, sino para las personas comunes y corrientes. Desde un artista o un científico, un deportista hasta un niño o niña con una enfermedad crónica, toda la ciudadanía es víctima de esa agresión permanente. “Hay casos dramáticos, inmensos sufrimientos que nadie puede medir ni calcular”, enfatiza.

En particular en el año que recoge el más reciente informe, ambos investigadores sostienen que hay un recrudecimiento de los perjuicios como resultado de la creciente hostilidad de la administración Trump, con efectos mensurables como la afluencia de turistas norteamericanos o los vínculos comerciales, hasta más subjetivos como el incremento de la incertidumbre y “el riesgo país” que repercute en la inversión extranjera u otros indicadores.

A veces hay quienes piensan que hablamos demasiado del bloqueo —coinciden Lissete, Luis y Alfredo—, pero cuando uno profundiza en sus consecuencias, entiende que todavía no somos capaces muchas veces de reflejar toda la magnitud de esta tragedia.


El registro de la información sobre los daños y perjuicios ocasionados por el bloqueo se organiza en los grupos siguientes, de acuerdo con lo que establece el Decreto no. 290:

I. Ingresos dejados de percibir por exportaciones de bienes y servicios.

II. Pérdidas por reubicación geográfica del comercio.

III. Afectaciones a la producción y los servicios.

IV. Afectaciones monetario-financieras.

V. Afectaciones al ejercicio de los derechos y los servicios que se prestan a la población.

VI. Afectaciones por bloqueo tecnológico.

VII. Incitación a la emigración y fuga de talentos.


 

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