Si se violan constantemente facultades otorgadas por ley a las direcciones empresariales y colectivos, si sobresale la mala gestión de ventas en el sector, si cada vez es mayor el nivel de deudas por cobrar y pagar, si la contabilidad no refleja la realidad del centro, si no hay una verdadera rendición de cuentas ante los trabajadores, entonces no es de extrañar que al final del período existan tantas empresas y Ueb con pérdidas financieras.

Por supuesto, si a eso se unen insuficiencias de la organización sindical en cuanto a la gestión de tareas de la mayor importancia en el contexto actual de la economía y la vida nacional, entonces la realidad se hace más difícil.
Hablamos de incompetencias que tributan muy directamente a la ineficiencia o aumento de empresas con pérdidas, uno de los talones de Aquiles del comercio cubano, más allá de la evidente falta de recursos económicos, elemento de muchísima importancia.
Sobre ello medité durante la realización del más reciente Pleno del Comité Nacional del Sindicato de Trabajadores del Comercio, la Gastronomía y los Servicios (SNTCGS), efectuado este jueves en salones de la Central de Trabajadores de Cuba, en La Habana.
Osnay Miguel Colina Rodríguez, quien encabeza la Comisión Organizadora del 22 Congreso de la CTC, precisó a los sindicalistas: “la empresa que tiene pérdidas, está muerta, mientras que las rentables también tienen que pensar en el desarrollo”; y se preguntó “por qué tanto miedo a establecer una relación cooperada, contractual, legal, transparente, con un sujeto de la economía privada ¿Por qué temor a negociar?”.
“Con tal negociación activamos las tecnologías y el capital humano. Vamos a movilizar el pensamiento de los trabajadores, pero nos hace falta el ciento por ciento de las asambleas de trabajadores, donde está el conocimiento. Cuando no tengamos respuesta vamos a preguntar a los colectivos qué hacer, pues tenemos que dar la respuesta productiva que el país necesita”, continuó.
En tanto foro sindical, el Pleno valoró con energía el por qué la sindicalización en el sector no estatal evidencia tan pobres resultados, a la vez que no se discute con los trabajadores y direcciones empresariales lo que a cada cual le toca.
También analizó el no completamiento de sus plantillas de cuadros, fenómeno que cada vez cobra —para mal— una mayor significación en el quehacer del movimiento sindical en el sector del comercio, donde el mal se erige entre las principales deudas relativas a su funcionamiento y que se podría graficar en el hecho de que 19 municipios cubanos carecen del secretario general, algo inaudito.
Incluso se da el caso de colectivos en que durante varios meses no se ha pagado el salario a sus trabajadores, “un caso cíclico, muy grave” según catalogó Betsy Díaz Velázquez, titular del Ministerio de Comercio Interior y que constituye un caos e que la exigencia sindical deberá elevarse. ¿Cómo permitir tamaña situación?
Se conoció además que apenas el 9,4 % de los más de 52 mil trabajadores de mipymes, el 61 % de quienes laboran en Cooperativas No Agropecuarias y el 22 % de los cuentapropistas, están afiliados a la organización sindical, estadísticas que ponen sobre el tapete un margen demasiado grande de personas que quedan al margen de la gestión del sindicato.
Ocupó espacio asimismo la emulación socialista, toda vez que se manifiestan incongruencias entre los resultados relativos a las condecoraciones y títulos honoríficos con lo que realmente merecen los trabajadores del comercio, mucho más en un sector que, por ejemplo, encabezó desde el inicio el esfuerzo en la recuperación tras el reciente paso del huracán Melissa por el oriente del país.
Sin dudas, en medio de crecientes dificultades objetivas, el criterio sindical entre los trabajadores cubanos del comercio, deberá erigirse en efectiva acción para transformar las insuficiencias que también persisten.


Compatriotas 🇨🇺
Se habla mucho, sobre todo cosas superfluas y sin criterio alguno, y nunca jamás nadie va a la médula del asunto económico.
¿Cómo una sociedad donde prima la indisciplina laboral en todas las categorías de trabajadores, en todos los sectores, desde las unidades más pequeñas hasta los ministerios, en toda la geografía del país, me refiero a la irresponsabilidad, la negligencia, la blandenguería ante lo mal hecho, donde el ausentismo al trabajo escala hasta el 25%, la impuntualidad el 60%, el desaprovechamiento de la jornada el 80%, la intensidad del trabajo es objeto primado de risa para la mejor comedia, la productividad y calidad del trabajo ya no pueden doblegarse a planos más bajos, la jornada laboral se emplea para cualquier cosa que no sea trabajar, dígase matutinos, actos, eventos, cursos, reuniones, honores, sexismo, resolver asuntos personales, una parte importante de la masa trabajadora que asiste a su centro de trabajo abandona el mismo a media jornada, cada corte eléctrico implica la suspención laboral total, ni que estuviesen nuestras actividades laborales tan electrificadas, y no existiesen otras labores muy necesarias que hacer en estos casos, todo lo cual se traduce en que la jornada laboral real promedio diaria en el país no alcance las 2 horas, etc, etc, etc?
Una sociedad así no puede enrrumbar su economía a ningun camino luminoso.
La jornada laboral tiene que ser extrictamente sagrada.
Hablemos claro.
¿Cómo vamos a encaminar la economía si no trabajamos?
Enfrentemos y aniquilemos al monstruo que corroe nuestra economía desde dentro, monstruo que portamos nosotros mismos: campesinos, pescadores, obreros, empleados, técnicos, licenciados, ingenieros, especialistas, educadores, maestros, profesores, académicos, científicos, médicos, enfermeros, paramédicos, intelectuales, periodistas, artistas, deportistas, instructores, transportistas, funcionaruos, diplomáticos, dirigentes.
Así nunca jamás seremos capaces de producir los alimentos, bienes, servicios, recursos y conocimientos, que necesitamos para nuestro propio consumo, y para el desarrollo de una Cuba plenamente Revolucionaria, Socialista, libre, independiente y soberana.
La cosa compatriotas no está en «verderle el cajetín a la pincha» cada vez que podamos, sino en cada uno cumplir extrictamente con su responsabilidad laboral día tras día.
Los yanquis no van a cesar la guerra genocida que nos imponen: ideológica, cultural, económica, comercial, financiera, tecnológica, inflacionaria, terrorista, militarista, contrarrevolucionaria, biológica, mediática, comunicativa, desinformativa, robo de juventudes y cerebros, inyección de desunión, inconformidad y desasociego, y otras muchas formas de guerra convencional, no convencional, abierta y encubierta.
Los yanquis no van a cesar de acosarnos y agredirnos con el objetivo de destruirnos como Revolución, estado y nación.
Tenemos que imponernos ante la agresión imperialista con disciplina y trabajo. Como mismo 300 muy mal pertrechados revolucionarios cubanos en marcha con Fidel en la Sierra Maestra, se impusieron ante un ejército de 10 000 oficiales y soldados excelentemente armados de la dictadura batistiana, ahijada del imperio yanqui.
La Solidaridad Mundial es bella. Y a Cuba Revolucionaria se le quiere, admira y respeta. Pero la ayuda solidaria no es ni remotamente suficiente para suplir ni nuestras mínimas necesidades.
Venezuela, Rusia, China, Viet Nam son muy generosos y solidarios. Pero ellos también poseen sus problemas y prioridades internas. Y hay que ser claros. Ellos no son la URSS, y no van a asumir el apadrinamiento que otrora la URSS tuvo para con nuestro país durante 30 años.
La única variante compatriotas para hacer resplandecer nuestra economía está en trabajar nosotros mismos con extricta disciplina. No nos queda otra.
Interioricemos las tres palabras sobre las gloriosaa efinges de Mella, Camilo y Ché: ESTUDIO TRABAJO FUSIL.
Ello nos indica compatriotas, que el trabajo no es un simple deber social, sino uno de los más importantes frentes de lucha por nuestra Revolución Socialista.