Después de casi medio siglo de impecable desempeño, incluidas funciones como dirigente sindical, acreedora de la condición de Vanguardia Nacional en varias ocasiones y el cumplimiento de una misión internacionalista, Mary Luz se acogió a la jubilación con la esperanza de recibir, al menos, una despedida.

Fue algo así como “pasarás por mi vida sin saber que pasaste”, comentó al llegar a casa, expresión más que suficiente para atizar la decisión adoptada hace tiempo por su sobrina, cajera dependiente de una cafetería particular: “¿Sindicato para qué sirve, solo para cobrar?”.
Cuando se les pregunta por qué no se afilian, muchos trabajadores del sector no estatal en todo el país, expresan, además de otros argumentos, criterios concordantes con el de la joven santiaguera. No encuentran atractivo alguno para formar parte de una sección sindical que tampoco los representa como aspiran ellos.
Los “no quiero estar”, “no me interesa”, “no me motiva” que se escuchan tienen confirmación en los registros de los 15 sindicatos existentes en la nación.
Yaisel Pieter Terry, miembro de la Comisión Organizadora del 22 Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), reconoce que la sindicalización del personal del sector no estatal es uno de los mayores desafíos.
Al cierre de septiembre, entre los más de 2 millones de afiliados en el país, apenas el 23,3 % correspondía a actores económicos del ámbito privado.
Más de medio millón de ellos permanecen sin afiliar, en ramas como las de Comercio, Gastronomía y los Servicios, la Construcción e Industrias, entre las rezagadas; en tanto las provincias de La Habana, Villa Clara y Matanzas, muestran los números más discretos.
Aunque existe un crecimiento de más de 16 mil afiliados en el presente año —declara Pieter Terry—, el resultado es inferior al del 2024.
Las cifras revelan debilidades en la materialización de una de las principales misiones de la CTC y los sindicatos: la afiliación. Un mal funcionamiento, registros desactualizados, falta de cuadros sindicales, atraso en el cobro de las finanzas, escasa representación y más, pasan factura.
Lo de incentivar, convencer, estimular y sumar cuestiones consustanciales a la labor sindical denotan estar disipados por el desinterés, el desánimo, el cansancio, el mal hacer de a quienes les corresponde atraer a los trabajadores.
Con qué gusto si no hay placer
Algunos de los que hoy se desempeñan en el sector privado tienen experiencias en la vida sindical, pues provienen del sector estatal de la economía. Tal cuestión podría asumirse como favorecedora de la afiliación, pero en la práctica no resulta así. Todo apunta a que el precedente les dejó un mal sabor.
Este último es otro de los argumentos que esgrimen aquellos que no desean “volver a pasar por lo mismo”. Piden a este equipo de prensa no publicar sus generales, “por lo que pueda traernos como consecuencia, con el nombre basta”.
Lo confirman Juan, zapatero de Camagüey, provincia con más de 35 mil 140 trabajadores por cuenta propia (TCP), y solo el 22 % de ellos afiliados; y Paco, carnicero de Santiago de Cuba, territorio que marca liderazgo en el país en el orden de la afiliación, con el 58,6 % de los que ejercen la actividad en el sector no estatal sumados a una sección de base.
Tanto Juan como Paco aseguran que fue pálida su membresía en una sección sindical. “A muchos nos parece que el sindicato te quita más que lo que te da”, comenta el agramontino con base en lo ya vivido, y acota que en su etapa estatal sintió que era una obligación estar sindicalizado; ahora que es el dueño de la zapatería cumple con el pago de los tributos y punto final.
Paco dice recordar momentos de enfrentamiento a “decisiones arbitrarias de la administración”, durante los cuales la organización con la que siempre cumplió deberes jamás hizo nada “por mis derechos”. De procesos de enfermedad sin “el acompañamiento, por lo menos la preocupación”, de su organización de base prefiere no hablar: “¿Para qué volver atrás?, mejor sigo tranquilo, luchando por lo mío, sin pertenecer a nada”.
Y después de todo, ¿qué?
Urge recuperar el vínculo entre el sindicato y los trabajadores, especialmente en el sector no estatal en el que el lazo resulta más frágil.
Leobanys Ávila Góngora, también miembro de la Comisión Organizadora del 22 Congreso, advierte que la falta de representación alimenta las insatisfacciones de los afiliados y frena el crecimiento del movimiento en el sector privado.
Entre las principales preocupaciones del sector –acumuladas hace tiempo y sin respuestas efectivas hasta hoy– están “el acceso a créditos y moneda convertible, demora de los trámites y el rol que deben asumir los organismos rectores en la regulación, acompañamiento y facilitación de las actividades para las formas de gestión no estatal”, puntualiza.
Un aliento podría verse en el Anteproyecto de Ley del Código de Trabajo –actualmente en consulta–, pues es una oportunidad para consolidar derechos y fortalecer la representación en el sector privado, siempre que se logre preparar de forma adecuada a los cuadros y garantizar espacios reales de participación desde la base.
Tal como subraya Ávila Góngora, la sindicalización debe ser voluntaria y consciente, respaldada por estructuras funcionales y un trabajo integrado entre sindicatos, gobiernos locales y organismos rectores, cuestión que en Santiago de Cuba arroja favorables indicadores, aunque no todo es miel sobre hojuelas.

Fórmulas ¿y resultados?
Mairelis Reyes Montes de Oca, miembro del Secretariado de la CTC en la provincia santiaguera, comenta que “se ha fortalecido el vínculo de los dirigentes sindicales con los nuevos actores económicos; lo hemos hecho, incluso, asignando a sus cuadros lugares específicos donde es alta la concentración de TCP, para que materialicen un tú a tú y sumen afiliados.
“Vincularnos a ellos, que nos reconozcan, saber de sus preocupaciones, de sus inquietudes, gestionarlas son cuestiones esenciales. Tienen buenos resultados municipios como Palma Soriano y San Luis, junto a los sindicatos de Hotelería y Turismo, Energía y Minas; Comercio, Gastronomía y Servicios; Transporte y Agropecuarios, Forestales y Tabacaleros.
“Igualmente, se ha implementado, de forma trimestral, que cada uno rinda cuenta a la CTC provincial de cómo se avanza en la afiliación de este importante sector de la economía. ¿Estamos satisfechos?, para nada, sabemos que todavía hay mucho por hacer en ese sentido, y seguimos poniendo empeño a favor de la unidad.
“Debemos perfeccionar nuestro sistema para que los órganos de dirección del gobierno puedan emitir respuesta ágil a los planteamientos que salen de esas secciones sindicales”.
Uno de esos, reiterados en el diálogo con cuentapropistas que ejercen diferentes actividades, es el acoso por parte de los inspectores, las numerosas visitas que de ellos reciben sin que medie, a su decir, el interés de orientar y ayudar, sino el de imponer multas elevadísimas, que a veces transigen quitar tras embolsillarse una cuantía menor, aunque bastante cercana a la que pretendían imponer.
“También falta, acota Reyes Montes de Oca, mayor reconocimiento y estimulación moral, al igual que insertarlos en el sistema de distinciones y condecoraciones de la CTC”.
En Ciego de Ávila el movimiento sindical busca incorporar más afiliados, con el acicate que significan las estadísticas hasta el cierre de septiembre.
Han sumado a 17 mil 668 no estatales, el 19 % del total; aunque con el mayor volumen de recursos humanos, las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) reportan solo el 12.7 por ciento.
En aras de revertirlo, un ejercicio está en marcha; Yuniel Espinosa Reyes, miembro del Secretariado Provincial de la CTC avileña, explica su esencia: “Realizamos un chequeo semanal y acordamos visitar en el presente mes todas las formas de gestión no estatal, con vistas a conocer, mediante un certifico, la plantilla aprobada y cubierta, para así nosotros fijar un universo real de la afiliación”.
Quizás esta práctica logre el objetivo deseado, a sabiendas de que falta bastante camino por recorrer, tal y como reconoce Ana Iris Hidalgo Conde, miembro del Secretariado de la CTC en Camagüey.
“Si hacemos una comparación con años anteriores hemos crecido en afiliados gracias a que todos los meses analizamos el tema, buscamos alternativas para llegar a ellos y brindamos una mejor formación y capacitación a los dirigentes sindicales”.

En el territorio agramontino intentan atemperar diálogos y estrategias y conocer que el trabajador no estatal no está sentado al lado del dirigente sindical, tampoco, en su mayoría, en una oficina o local de ocho de la mañana a cinco de la tarde, y ni siquiera dispone de tiempo para largas reuniones, porque cada minuto le cuesta.
Sindicatos como los de Energía y Minas y de Comunicaciones, Informática y la Electrónica asumen esas prácticas con buenos resultados hasta ahora. También allí se busca incentivar el intercambio con los miembros de las mipymes. “En la provincia, acota Hidalgo Conde, hay aprobadas 303, pero hemos aclarado que de ellas solamente hay 36 creadas y trabajando.
“De los más de 5 mil 535 trabajadores de esos actores económicos hemos afiliado solamente a 527, casi un 10 %, distribuidos en 22 secciones sindicales”.
Que no se apaguen las lucecitas
Si por un lado existen quienes reniegan y se niegan (hay dueños de mipymes que ponen como condición no tocar el tema de afiliación a un sindicato), otros del sector privado le reconocen a la afiliación ventajas, contribuciones, aportes…

La Agencia 2 de Taxis Cuba, en La Habana, por ejemplo, logró afiliar a sus 524 choferes, demostrando que la organización sindical también puede consolidarse en el sector privado. “Hemos creado una gran familia”, afirma su directora.
Eudes Lido Feal Rodríguez, secretario del buró sindical destaca que “la participación activa, la unidad y el acompañamiento en la solución de problemas fortalecen el vínculo con los trabajadores, quienes confían en su sindicato a pesar de las dificultades”.
Leonardo Iglesias Valdés, chofer con 28 años de experiencia, lo tiene claro. “Aquí el sindicato no es un papel, sino respaldo”, expresó mientras ajusta una pieza en su vehículo en la mencionada agencia de Taxis Cuba, donde forma parte del buró sindical. “Cada problema tiene una respuesta, y para ello está la organización”.
El proyecto familiar La Violetera, en el municipio avileño de Ciro Redondo, con su titular al frente, Dannab Hernández Pulido, también es muestra de sindicalización efectiva.
Hay orden, higiene y buen trato, ¿cuadra en este negocio la afiliación al sindicato?, fue la pregunta y no demoró la respuesta. “La cuenta sí da desde el primer día que nos visitaron las compañeras de la CTC municipal, nos sindicalizamos y cotizamos a tiempo y en forma.
“Ahora nos corresponde ser recíprocos con los cambios para la evolución de las formas de gestión no estatal”, subraya Dannab.
Para Anailis Hernández Diepa, empleada asalariada, “afiliarse significa corresponder a los beneficios en los que el sindicato se ha pronunciado y alcanzado resultados, por ejemplo, la protección a los actores económicos no estatales ante enfermedades, accidentes, maternidad y otros asuntos del régimen especial de la seguridad social que hoy son ley”.
Saulo Castillo Morales, esposo de Dannab, también cooperante en la gestión, medita sobre insatisfacciones sin relación con el movimiento sindical, pero que tal vez influya en la poca disposición para asociarse.
Con apego a la legalidad, Taimy Serrano Figueroa, directora de la unidad empresarial de base (UEB) Kontiki-Marilyn-Isabelica, en la céntrica calle Enramadas de Santiago de Cuba, sumó a los cuatro TCP del local que les arrendó para la venta de pizzas.
Una de ellos, Olga Lidia Mengana Babastro, dice que como los demás se siente representada por el sindicato, y en esa misma medida “aportamos, pues fuimos a la movilización convocada para la recogida de café”.
También en Camagüey hay ejemplos a favor, como en la mediana empresa Almaley, dedicada a la limpieza e higienización de la zona céntrica de la ciudad cabecera provincial.
Cuenta Euliser Almaguer Palomino, presidente de la junta general de socios, que no fue muy difícil sindicalizar a los suyos. “La mayoría procedía del sector estatal, así que todos comprendían la importancia de tener allí una sección sindical, incluso un núcleo del Partido”.
Caso no cerrado
El sindicato, entiéndase sus cuadros y funcionarios, deben hacer lo que les toca y sobrepasar el facilismo que significa afiliar a los trabajadores en un centro laboral del sector estatal. Ahí, generalmente, la sindicalización cae por su propio peso. En el ámbito privado de la economía se requiere persuadir, dialogar, sin teque y con múltiples argumentos.
Si aquellos a los que les corresponde hacerlo carecen de la preparación necesaria no se concreta la afiliación. En un mapa laboral cambiante como el de la Cuba de hoy, la CTC y los sindicatos deben transformar sus métodos y pasar del diagnóstico a más acción. No basta con conocer el problema: hay que resolverlo.
Los negocios privados crecen y con ellos el número de empleados. El movimiento sindical enfrenta el desafío de adaptarse, conectar con esos trabajadores, establecervínculos sólidos, demostrar utilidad a esos que desde otras formas de gestión también empujan un país.
Muchas son las medidas, decretos y resoluciones aprobadas por el Gobierno en los últimos años para favorecer este sector. Y no pocas han sido promovidas desde la CTC y los sindicatos. Afiliarse no puede ser mecanicismo ni rutina. Debe sentirse como una fortaleza para defender derechos también ante los empleadores.
¿Acaso es imposible cuadrar la afiliación en el negocio privado? Claro que no. En el mundo afiliarse a un sindicato es respaldo y garantía de luchar por sus derechos. Y esa es la esencia de la sociedad nuestra. Queda mucho por hacer, pero se puede.
Acerca del autor
Periodista cubana. Máster en Ciencias de la Comunicación. Profesora Auxiliar de la Universidad de Oriente. Guionista de radio y televisión.
Licenciado en Comunicación Social. Economista y periodista. Escribe sobre asuntos económicos, agropecuarios, de la construcción y la cultura. Multipremiado en concursos de periodismo, festivales de la radio y otros eventos. Atesora las distinciones Félix Elmuza y Raúl Gomez García, los sellos Laureado y 50 aniversario del periódico Trabajadores, y la Moneda Conmemorativa 60 aniversario de la UPEC.


Todas las organizaciones, a lo interno, deben ser elegidas desde sus bases. Si no funciona bien, se señala y no mejora, deben ser sustituidos los que las dirigen. Pero si todos son cuadros profesionales, cómo se hace la renovación? Por otros similares?
Qué porciento de las estructuras de la CTC está compuesto por miembros no profesionales? Cuando se rinde cuenta del destino de las cotizaciones? Ese dinero es aportado por los afiliados. Son cosas a mejorar para ganar en motivación para afiliarse.