“Salto. Dicha grande”, escribió Martí justo en el momento en que volvió a Cuba por última vez, aquella noche del 11 de abril de 1895, junto a Máximo Gómez y un pequeño grupo de patriotas, que desembarcaron por Playita de Cajobabo, en Baracoa. Era el Delegado del Partido Revolucionario Cubano, el líder indiscutible de esa guerra necesaria, pero por sobre todas las cosas el Maestro
