Este 3 de diciembre se celebra el Día de la Medicina Latinoamericana, coincidiendo con el natalicio del sabio cubano Carlos Juan Finlay y Barrés, nacido en Camagüey, en 1833, quien descubrió del agente transmisor de la fiebre amarilla. Sirva este testimonio como homenaje a todos los médicos cubanos en particular a los cardiólogos.

¿QUIÉN se atrevería a decirle a José Raúl Rodríguez Robleda (Pepe) que el bloqueo no existe como repiten engañosamente los voceros del imperio? Él lo sufrió en carne propia cuando a causa de su padecimiento cardiaco permaneció ingresado 76 días, entre la vida y la muerte, en el Hospital Nacional Enrique Cabrera, hasta que llegó el marcapasos salvador.
Una larga espera hospitalaria crea agotamiento físico y mental para la familia y el paciente sin embargo el trato amable y comprensivo del personal médico, enfermería, técnicos, estudiantes y auxiliares, hacen que el enfermo se sienta confiado y, ese fue mi caso desde que ingresé al Hospital Enrique Cabrera (Hospital Nacional) a principios del mes de noviembre de 2023 hasta el 25 de enero del 2024.
El doctor José Arjona me condujo directamente a la sabiduría y experiencia del doctor Héctor Estupiñán, después de un largo estudio e interrogatorio me dijo tengo que ingresarte y ponerte en manos de los especialistas en cardiología, así fue. La experiencia del doctor Estupiñan desde un principio diagnosticó un síncope por bloqueo auriculoventricular de tercer grado, que al pasar de los días empeoró con una frecuencia cardíaca muy lenta.
Soy trasladado a la sala de terapia intensiva coronaria indicado por el doctor Daniel Silva Brito, ahí me encuentro con un equipo de trabajo extraordinario y comienzan a tratarme los doctores Liliam Gretel Cisneros Sánchez, jefa del Servicio de Cardiología (capitana del equipo), Annia María Carrero Vázquez, Natalia Reynosa Paneque, Daniel Silva Brito, Juan de Dios Hernández Beriquistain, Sonia María Sánchez Valcárcel, Marcos Hernández Hernández y Geovedy Martínez García, los enfermeros y enfermeras Isachy, Francisco, Juanso, Néstor, Mercedes, Yali, Gabriel, Rosa, Edilene, Gilberto, Rebeca, Laura y Fran, los técnicos de electro: Elsita, Magaly y Yordy y la secretaria: Mildred .
Los desmayos constante que tenía empiezan a desaparecer, vienen nuevos estudios, suspenden medicamentos que estaba tomando, mi presión arterial y frecuencia cardíaca eran estables, normales.
Mi familia amigos y compañeros estaban alegres por ver mi aparente mejoría y recuperación, me comunica mi hija que están haciendo gestiones con compañeros de la solidaridad con Cuba (chilenos) para tramitar el envío a Cuba de un Marcapaso y que Joaquinito, compañero y amigo de trabajo, tenía guardado de su difunto padre un marcapaso pero lamentablemente sus baterías estaban vencidas y las gestiones del grupo de solidaridad no funcionó .
Todas estas tensiones se incrementaron, los días siguen pasando y las noches se hacen más largas. Finaliza el año 2023 ,comienza el 2024 y con él de nuevo los desmayos producto de una frecuencia cardíaca demasiado baja, una madrugada de los primeros días de enero la doctora Natalia que estaba de guardia me asiste y me traslada de sala dentro de coronaria para otra con más requerimientos tecnológicos y al día siguiente con el relevo del doctor Daniel y otros médicos determinan colocarme un Holter de 24 horas (equipo electro cardiograma) y transcurrido el tiempo, el doctor Daniel determinó que era imprescindible poner un marcapasos. Órdenes estrictas de los médicos: el paciente debe estar permanentemente acostado y no puede levantarse de la cama.
Hay personas muy disciplinadas, medio y muy indisciplinados como enfermos, en mi caso fui medio y por esa razón un día me levante de la cama en el desespero de mi inmovilidad, las consecuencias me fueron muy mal, gracias a compañeros de sala que estaban parados y mejor que yo, impidieron que el desmayo me derribara al suelo, el doctor Juan de Dios que estaba de guardia me asistió, me regañó como médico pero más como el hermano.
En la segunda quincena de enero de 2024 no hay marcapasos en Cuba. ¿Por qué no los hay? En la sala de Coronaria hay cinco enfermos esperando un marcapaso. Luisito un compañero de espera lleva más de ochenta días ingresado necesitando ese vital aditamento. El bloqueo no existe como repiten engañosamente los voceros del imperio, ¿entonces que es, exterminio? A quién engañan el inquilino de la Casa Blanca que lo sabe y lo disfruta?
El 20 de enero la doctora Annia María Carrero Vázquez está de guardia, mujer dulce, pausada, aparentemente frágil, muy comunicativa con sus subordinados y enfermos, en ese entonces era jefa del Servicio de Cardiología, se escucha un llamado de auxilio desde mi cubículo: Pepe no reacciona sigue desmayado, con la ayuda del enfermero Fran deciden ponerme un marcapaso externo, un tipo de marcapaso transitorio que se pone como puente para la colocación del marcapaso permanente osea este marcapaso hace la misma función que el marcapaso permanente, gracias a esa maniobra médica me salvan la vida .
Cinco días después en horas de la mañana veo a mi hija Geidy detrás del cristal y le noto un semblante de alegría, levanta su brazo y con su dedo pulgar hacia arriba como muestra de victoria me saluda, en ese momento entra al cubículo el doctor Geovedy acompañado de la seño Isachi y con mucha alegría me anuncia ya tienes tu MARCAPASO; autorizan entrar a mi hija y a mi compañera en la vida Margarita y los tres nos fundimos en un abrazo con lágrimas en nuestros rostros .

Ese día 25 de enero de 2024, a las 10:00 am, me trasladan en ambulancia al hospital docente Calixto García Íñiguez, a la sala de Cardiología , me recibieron un grupo de médicos y estudiantes , dialogamos, nos reímos, un médico con nasobuco cubriendo su rostro, explica el proceder del implante de un marcapaso, solamente se le veía sus ojos, se quita el cubreboca y se identifica como el doctor Inti Rolando Quiñones Milián, quien al siguiente día le va a colocar un marcapaso y me toca con su dedo índice el lado izquierdo de mi pecho en dónde ubicará debajo de la piel el aditamento electrónico llamado marcapaso.

Llegó el añorado día 26, fui traslado con mucho cuidado por parte de ambulancieros al Instituto de Cardiología de La Habana en calle paseo y 1,7 en el Vedado capitalino, comenzó la preparación, se personó el doctor Inti y con su peculiar amabilidad me dijo nos vemos dentro unos minutos, nunca había visto minutos tan largos, llegó el momento de la verdad, el proceder quirúrgico duró unos 80 minutos, se escuchó la palabra exacta, clave: terminamos . Inmediatamente que se me implantó el marcapaso mi vida renació, mi recuperación fue exitosa y tres meses después me incorporo a las actividades propias de mi profesión en el periódico Trabajadores.
Mi Cuba bella, así son nuestros trabajadores de la salud, un team Cuba, guardianes de batas blancas.

(Fuente: Alina Martínez Triay Defensores de la vida)






