Angelina, la semilla • Trabajadores

Su último minuto de aliento fue en la noche del 17 de noviembre. Los impactos de una de las arbovirosis que circulan en el país hicieron mellas en su cuerpo de 74 años. Ya no está más físicamente la instructora de arte, la de los muchos grupos de teatro, la líder comunitaria, la mujer de ademanes dulces, la de la voz pausada, la surtidora de iniciativas, la de sonrisa de manantial.

Ya no será más cuerpo, pero siempre será alma, inspiración, ejemplo. Fue tanto lo que hizo y entregó que no puede haber olvido para la santiaguera Angelina Prada Martínez.

El camino que hizo con su andar fue largo y anchuroso, signado por el arte en general, y en particular por una intensa labor como instructora de teatro. Con tan solo 11 años se enroló en la Campaña de Alfabetización y tiempo después entró a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) como trabajadora civil.

Allí se terminó de fraguar lo que la familia le había cimentado con rigor y disciplina, y aquilató mejor el sentido de “endurecerse sin perder jamás la ternura”.

Lo mismo se le veía en una movilización agrícola, en la caña o el café, que en el canal Tele Rebelde, hoy telecentro Tele Turquino, atendiendo los programas infantiles; o en el montaje de obras de teatro en unidades militares, con una de las cuales obtuvo premio en el Primer Festival Artístico de las FAR.

Pero la labor con los niños y los jóvenes era lo que más la atraía, por eso cuando le pidieron trabajar en la otrora Casa del Estudiante Josué País García, no reparó en aceptar, y desde 1984 fue ese su centro laboral.

La norma de Angelina era multiplicarse a favor de los demás. Se entregó al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura, del cual fue Vanguardia Nacional durante 20 años ininterrumpidos, a la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, a la Federación de Mujeres Cubanas, los Comités de Defensa de la Revolución, la preparación y desarrollo de varios procesos eleccionarios como autoridad de circunscripción.

A cada convocatoria dijo presente. Dirigió galas artísticas, formó parte del jurado del carnaval santiaguero, asesoró a las nuevas generaciones de instructores de arte, apoyó programas como Educa a tu hijo y los de la Unicef… todo lo imaginable y un poco más también.

Pero su obra mayor fue el proyecto sociocultural Quiquiriquí, que por más de 20 años lideró desde su barriada de Santa Bárbara, en la ciudad santiaguera, y por el cual estuvo nominada al Premio de Cultura Comunitaria.

Cada reconocimiento, entre ellos la réplica del Machete del Generalísimo Máximo Gómez y el Premio Nacional Olga Alonso, fueron para ella orgullo e incentivo para más y mejor hacer.

Con Angelina Prada Martínez ha de cumplirse, a no dudarlo, la esencia de las palabras martianas: “Los muertos, no son más que semillas (…)”.