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Empeño y ayuda hacia donde sale el sol

El huracán Melissa afectó considerablemente todo el oriente de Cuba y hacia allá se han volcado, con vistas a la recuperación, las fuerzas principales del país junto a las propias de los territorios dañados. En este acercamiento reflejamos, a partir de nuestros corresponsales, las tres provincias que presentaron los mayores perjuicios: Santiago de Cuba, Granma y Holguín, aunque también Guantánamo y Las Tunas sufrieron los impactos del meteoro

 

Mucho por hacer después de Melissa

Betty Beatón Ruiz

Santiago de Cuba.— Aún se siente la desgarradora sensación de desamparo que deja el paso de un ciclón. Quienes la han vivido la tendrán siempre gra­bada en el alma. Pero tras la sacudida interior otra fuerza, que también sale de bien adentro, impulsa el poner ma­nos a las obras.

Unos mil trabajadores del sector eléctrico, de provincias como Pinar del Río, Artemisa, La Habana, Cienfuegos, Sancti Spíritus y Villa Clara, apoyan la recuperación, entre ellos, los de la Empresa de Construcciones de la Industria Eléctrica, encargados de recomponer las líneas de alta tensión. Foto: Betty Beatón Ruiz

 

Brigadas de Etecsa provenientes de La Habana, Ciego de Ávila y Villa Clara apoyan la recuperación del sector de las telecomunicaciones en esta provincia. Foto: Arleen Labañino

 

Otra vez los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas Revolucionarias se destacan en las tareas de poda y recogida del arbolado que Melissa derrumbó. Foto: Betty Beatón Ruiz

 

Los vientos de Melissa se arremolinaron sobre paredes y techos en buena parte de la geografía santiaguera y causaron derrumbes parciales y totales en viviendas de varios municipios, entre ellos, Guamá, Santiago de Cuba, Contramaestre y Tercer Frente. Foto: Betty Beatón Ruiz

Así acontece en esta provincia, por donde entró a tierra el evento meteo­rológico. Brigadas especializadas de Etecsa y la Unión Eléctrica, soldados y oficiales de las Fuerzas Armadas Re­volucionarias, trabajadores de todos los sindicatos, vecinos.se unen para des­dibujar lo que Melissa trastocó en el lienzo de un territorio que otra vez fue impactado por la naturaleza. Y nueva­mente se empeña en levantarse.

 

Ante todo la vida

Lianet Suárez Sánchez

Granma.— El pueblo granmense enfrenta un complejo proceso de recuperación tras el im­pacto de Melissa, que azotó estas tierras como un devastador huracán categoría tres.

Foto: Cortesía del Departamento Ideológico del PCC Granma

La respuesta coordinada de las autoridades incluyó desde masivas evacuaciones preventi­vas hasta operativos de rescate en zonas inun­dadas, particularmente en el municipio de Río Cauto, donde las crecidas han mantenido en alerta las brigadas de emergencia.

En medio de un panorama no deseado satis­face el hecho de que no se reporten pérdidas de vidas humanas gracias a las medidas pertinen­tes de la Defensa Civil y al actuar oportuno y coordinado de las autoridades locales.

Melissa dejó a su paso daños significativos en infraestructuras, viviendas y en la agricul­tura, los que aún se cuantifican por su mag­nitud. De acuerdo con fuentes oficiales, en el municipio capital son atendidos con máximo esmero 27 centros de evacuación, voluntad que se replica en los demás municipios de la pro­vincia.

Unas 126 mil personas permanecen en es­tos albergues seguros, donde además de ali­mentación y determinados recursos materiales reciben el abrazo de las brigadas artísticas del territorio que llevan hasta allí su quehacer con pasión.

El municipio de Río Cauto enfrentó una de las situaciones más críticas, con inundaciones sin precedentes que obligaron a evacuar a más de 800 personas de comunidades ribereñas. El corte de la vía fundamental de acceso hasta Bayamo conllevó que más de un centenar de estas fueran acogidas en Las Tunas.

Trabajadores de rescate y unidades mi­litares realizaron al menos 413 operacio­nes con embarcaciones, helicópteros y otrosvehículos especializados para evacuar a re­sidentes varados, adentrándose en aguas que en algunos casos alcanzaron la altura de la cintura.

El proceso de recuperación enfrenta múl­tiples desafíos en Granma. En los cultivos, incluidos el café y las viandas, se reportaron afectaciones considerables que impactarán en la economía local.

Mientras comienza la evaluación del cami­no hacia la normalidad, el trabajo coordinado de instituciones, la participación comunitaria y el espíritu resiliente de su pueblo se erigen como los pilares fundamentales para superar este difícil momento, como expresó Yudelkis Ortiz Barceló, presidenta del Consejo de De­fensa Provincial, quien enfatizó que lo más im­portante es mantener la vida.

 

La buena tormenta

Lianne Fonseca Diéguez

Holguín.— El huracán Melissa instauró preocupación desde que se asomó por el mar Caribe. Sin embargo, a la par del te­mor inevitable que causaba, mientras nos enfilaba sus cañones de viento y lluvia, provocó aquí una respuesta guberna­mental y ciudadana mucho más elevada que su intensidad ciclónica.

Tras dos jornadas de camino, una brigada de La Habana llegó hasta Holguín para apoyar el arreglo de redes de telecomunicaciones. Foto: Lianne Fonseca Diéguez

El Consejo de Defensa Provincial co­locó una lupa a cada una de las carac­terísticas del monstruo hidrometeoroló­gico, advirtió de sus peligros, accionó a tiempo en cada frente decisivo. Fue como un padre protegiendo a sus hijos ante una amenaza letal.

Nadie pudo evitar que Melissa estam­para su retorcida huella en árboles, vi­viendas, sembradíos, tendidos eléctricos y de comunicaciones e inmuebles de la economía y los servicios de los 14 muni­cipios. Mas la fe y la voluntad humanas sí pudieron conspirar para lograr la mayor victoria posible: el resguardo de la vida, incluso en aquellos sitios donde la eleva­ción de las aguas puso en extremo peli­gro a más de una comunidad.

Recorrer la provincia es ver cómo las historias de compromisos con la protec­ción de la población y los recursos eco­nómicos antes, durante y después del meteoro abundan más que los árboles caídos.

“Hay que ponerle una medalla en el pecho”, dijo la evacuada Yoania Tamayo refiriéndose al cocinero Pedro Maya Pita, quien, mientras que en la mañana del miércoles el fenómeno meteorológico aba­tía la ciudad, se fajaba con carbón y leña para garantizar la alimentación de las 512 personas protegidas en el Complejo Edu­cacional Lucía Íñiguez.

Cinco días sin ir a su casa pasó el cocinero Pedro Maya Pita para garantizar la alimentación en un centro de evacuación. Foto: Lianne Fonseca Diéguez

Muchos lo vieron luchar contra el cansancio de varios días frente a los ali­mentos y cuentan que aún con el viento persistente por las aberturas superiores de la cocina, él continuaba atizando el fuego para colar café, hervir la leche de los niños, ablandar frijoles, elaborar con­grí y ponerle la mejor sazón al picadillo.

Tras Melissa otras manos estaban rá­pidamente dispuestas para rehacer des­de la solidaridad. Elier Castro Fernán­dez, al frente de una brigada habanera que llegó hasta la Ciudad de los Parques para colaborar en el restablecimiento de las comunicaciones, fue directo ante la prensa: “Estaremos aquí mientras nos necesiten”.

Esa respuesta reconforta al igual que las imágenes de resiliencia observados por esta periodista en el municipio de Mayarí, donde los trabajadores, como en otros lugares, conforman un hormiguero al que no hacen falta convocatorias.

Aunque Melissa arrancó el techo que las protegía, 100 toneladas de harina, fueron salvadas en Mayarí. Foto: Lianne Fonseca Diéguez

Allí, en el este holguinero, donde Me­lissa hizo un intenso recorrido, directi­vos y trabajadores del almacén central de la unidad empresarial de base de la Empresa Productora y Distribuidora de Alimentos salvaban 100 toneladas de ha­rina que quedaron a la intemperie luego de que el techo de la instalación sucum­biera.

También los “castores” de la Ecoi 16, vanguardias nacionales, estaban disper­sos por el Consejo Popular Primero de Enero recogiendo escombros y atentos, como siempre, a otras necesidades del te­rritorio. Su líder, Carlos Abréu Junco, dio la clave de tanto desvelo: “Sí, tenemos una tarea concreta, pero también somos el pueblo”.

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