El 2 de noviembre de 1960, el líder histórico de la Revolución cubana Fidel Castro hizo el llamado y miles de milicianos se incorporaron a recibir cursos intensivos de preparación en las escuelas de artillería terrestre.

Los bisoños artilleros tuvieron su bautizo de fuego en Playa Girón, repeliendo la invasión mercenaria organizada, financiada, armada, entrenada y dirigida por la tenebrosa CIA, con el apoyo del Pentágono, a pesar de lo cual fue vencida en menos de 72 horas por el pueblo uniformado, defendiendo a la Revolución socialista bajo las órdenes del Comandante en Jefe, infligiendo así al imperialismo su primera gran derrota en América.
En sus 65 años de existencia en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), la artillería terrestre cumplió importantes misiones internacionalistas, como en la trascendental batalla de Cuito Cuanavale, en Angola, que cambió el rumbo a la historia de África, y la Guerra del Ogadén, en Etiopía.
Es la herencia gloriosa que reciben el mayor Yoandry Acosta García, la capitán Ana Ivis León Oropeza, el soldado Caleb Abraham Díaz Lamorú y los cientos de actuales combatientes de esa arma, considerada la Diosa de la Guerra, por su alcance, poderío y precisión.
Para mantenerla así es vital lograr una alta preparación combativa en las condiciones de la guerra moderna, marcada por la rápida evolución tecnológica y la creciente importancia de los sistemas no tripulados.
En menos del tiempo que se toma la exploración enemiga en ubicarlos, los artilleros terrestres deben descubrir y determinar la posición del adversario; procesar y transmitir los datos; situar las piezas en las posiciones de fuego y efectuar el tiro para batirlo.
La modernización constante es esencial para lograr esos propósitos.
Tarea vital
«La artillería terrestre de las FAR no se ha quedado atrás en estas circunstancias», afirma el mayor Yoandry Acosta García, jefe de Operaciones de una mediana unidad del arma.
En ese sentido explica que es esencial darle mayor movilidad con la transformación de obuses, cañones y morteros pesados de tracción mecánica en piezas autopropulsadas, instalándolos sobre vehículos tácticos, blindados y chasis de tanques, fruto del ingenio y la capacidad de los especialistas y trabajadores de la Industria Militar cubana.
Se suman a los sistemas 2S1 Gvozdika (Clavel), de 122 mm, 2S3 Akatsiya (Acacia), de 152 mm, y los legendarios lanzacohetes múltiples BM-21 Grad (Granizo), todos de origen soviético.
El mayor Acosta García señala que también disponen de medios informáticos de cómputo, equipos de comunicaciones modernizados y se extiende el uso de los vehículos aéreos no tripulados o drones para la exploración, elemento que elevan también la rapidez y efectividad del tiro.

Para los soldados es compromiso lograr una alta preparación combativa y política, como asegura Caleb Abraham Díaz Lamorú, joven camagüeyano que cumple el Servicio Militar Activo (SMA) como sirviente de pieza en un BM-21.
Afirma que los jefes y oficiales de su unidad les enseñan a él y sus compañeros de dotación de los conocimientos, hábitos y habilidades para realizar el fuego en tiempos muy breves, aprovechando el enmascaramiento para, en caso real, evitar ser detectados por la exploración enemiga.
«Cuba desea la paz, pero si los imperialistas nos agreden con todas nuestras fuerzas defenderemos a la patria socialista», subraya Caleb Abraham.
En la constitución de la Federación de Mujeres Cubanas, el 23 de agosto de 1960, Fidel afirmó: “Cuando en un pueblo pelean los hombres y pueden pelear las mujeres, estos pueblos son invencibles”.
En un polígono de exploración cercano se da continuidad a ese principio, iniciado en el Ejército Rebelde con la participación plena de las mujeres en la lucha contra la tiranía, heredada y ampliada por las FAR con la presencia en sus filas de miles de féminas como jefas, oficiales, suboficiales, sargentos y soldados, entre ellas artilleras terrestres.
Lo es la capitán Ana Ivis León Oropeza, jefa de Exploración de una pequeña unidad. En un puesto de mando dirige el entrenamiento de la escuadra de observación, los ojos de la batería (compañía) para la cual rastrea al enemigo, lo ubica y brinda la información para calcular los datos a introducir en las piezas y ejecutar el tiro.
“Esta es una especialidad en la que también las mujeres pueden desempeñarse tan bien como los hombres, con rigor y disciplina, pero sin perder la femineidad que caracteriza a la mujer cubana”, subraya.
Reconoce que para el cumplimiento de sus funciones es importante el apoyo y comprensión de la familia, lo cual la compromete a desempeñarse cada vez mejor y dirigir a sus subordinados no solo con la autoridad investida por su cargo y grado militar sino también con el ejemplo.
Este 2 de noviembre la artillería terrestre de las FAR llega a su aniversario 65 con férrea salud, determinada a continuar siendo determinante en la seguridad nacional del país que defiende y comprometidos sus combatientes con el legado glorioso de sus antecesores en Playa Girón, las misiones internacionalistas y, en especial, con su fundador: Fidel.

