La otra prueba

La otra prueba

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Sí el huracán Sandy (25 de octubre de 2012) fue un parteaguas para Santiago de Cuba, ¿qué será Melissa? Lo que se lee, lo que se escucha, lo que se ve, asusta. El temor, incluso el miedo por lo que viviremos en la noche madrugada de 28 y 29 estremece el alma de los más corajudos. Pero en esta ocasión ese sentimiento no genera el inmovilismo que a ratos se le endilga, todo lo contrario, desata fuerzas impensadas que ha llevado a miles de familias a podar árboles, limpiar sus azoteas, clavetear ventanas, bajar aires acondicionados, desmontar techos, quitar las tapas de los tanques, asegurar puertas… prever, adelantarse.

 

Mientras su vecino aprovecha las lluvias para abastecerse de agua, ante ciclos extendidos de distribución del preciado líquido, Milagros y su nieto se ponen a buen resguardo en la vivienda de este

Ese hacer por los bienes materiales se agiganta cuando se trata de las personas, de cuidarse y cuidar. Ya pasan de 230 mil los santiagueros protegidos en lugares seguros, lo mismos centros de evacuación que casas de familiares y amigos, cuestión que refrenda la premisa de que lo más valioso es la vida.

En medio de esa intención se aprecian en Santiago de Cuba gestos de solidaridad como el vecino que cobija al otro vecino, y de abren las casa para dar abrigo, de comparte el sofá, el colchón, el buchito de café «luchado» no se sabe dónde, el pan, ya no el de cada día porque a veces se ausenta de la distribución normada, incluso hasta el agua se comparte, aunque sea, en los últimos tiempos un recurso bien escaso como consecuencia de ciclos de distribución extendidos hasta por más de 40 días.

Aún en medio de esas carencias, a la que no escapan la de otros alimentos, y de medicinas, y de tanto más, no se escatiman la mano tendida y el hombro amigo, eso nos va salvando, por ahora…

Para mañana, cuando llegue el amanecer, ya está el convencimiento de que no será bonito lo que se muestre ante nuestros ojos, la experiencia de Sandy nos anticipa lo por venir. Sólo queda esperar el paso del huracán, todos a buen resguardo, y con fe, vivir un nuevo día, sí que lo haremos. Viviremos para recuperarnos y para acumular vivencias para contar a nuestros nietos. Eso ya está declarado.

Acerca del autor

Periodista cubana. Máster en Ciencias de la Comunicación. Profesora Auxiliar de la Universidad de Oriente. Guionista de radio y televisión.

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