Circulan a diario por ciudades, polos turísticos y pueblos de toda la Isla. Viajar en cualquiera de ellos es una invitación a transportarnos en la máquina del tiempo a bordo de un Chevrolet, un Dodge, un Plymouth, un Pontiac de los años 50 o en un vetusto Ford de la década del 30.

A estos coches de procedencia norteamericana -independientemente del modelo que los distingue y la etapa de fabricación- el argot popular los ha denominado “almendrones” a juzgar porque las carrocerías de muchos de ellos guardan cierto parecido con una voluminosa almendra.

Si bien no todos muestran un donaire impecable como en sus años mozos, la pericia de mecánicos, chapistas, electricistas, torneros y tapiceros, por solo citar algunos oficios, ha hecho y continúa haciendo posible que se mantengan funcionando como en sus buenos tiempos en la transportación de pasajeros cubanos y extranjeros.

De oriente a occidente, hoy por hoy en cualquier provincia del país resulta fácil observar una evidente presencia de vehículos dotados de moderna tecnología como Mercedes Benz, Audi, Peugeot, Seat, Tesla, Geely, Nissan, Kia o Hyundai además de otras marcas y en diferentes modelos que han ido ganando espacio en la vía pública.

No obstante el actual entorno, los denominados autos clásicos de hace 70 años permanecen aferrados a su existencia, negados a extinguirse, pues como se dice en buen cubano ahí los vemos “vivitos y coleando”.

Acerca del autor
Graduado de Licenciatura en Periodismo, en 1976, en la Universidad de La Habana. Hizo el servicio social en el periódico Victoria, del municipio especial isla de la Juventud, durante dos años.
Desde 1978 labora en el periódico Trabajadores como reportero y atiende, desde 1981 temas relacionados con la industria sideromecánica. Obtuvo premio en el concurso Primero de Mayo en 1999 y en la edición de 2009. Es coautor del libro Madera de Héroes.



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