“(…lo que importa no es solo que las personas vivan muchos años, sino que vivan bien, que se sientan bien, que se sientan saludables, que se sientan atendidos, que se sientan seguros, que se sientan dignos”
Este pensamiento del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, resume los propósitos del Estado de la Mayor de las Antillas sobre este segmento poblacional que crece cada año, lo cual constituye un compromiso con su seguridad y a la vez un desafío.

Y las reflexiones en torno a este tema se imponen en un día como hoy, 1ro. De octubre, declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas como el Día Internacional de las Personas de Edad o como el Día Internacional del Adulto Mayor.
Coincide también con el establecimiento en 2020, por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de la Década del Envejecimiento Saludable, concepto que se refiere a desarrollar y mantener la capacidad funcional que permite el bienestar.
Desde hace décadas en Cuba se trabaja para lograr ese empeño, que va mucho más allá de las proyecciones del Ministerio de Salud Pública, sino involucra a toda la sociedad. Existe una Política del Estado Cubano para atender el envejecimiento poblacional y la baja natalidad y se asume como una cuestión estratégica para el país.
El artículo 88 de la Constitución de la República señala que ·” el Estado, la sociedad y las familias, en lo que a cada uno corresponde, tienen la obligación de proteger, asistir y facilitar las condiciones para satisfacer las necesidades y elevar la calidad de vida de las personas adultas mayores. De igual forma, respetar su autodeterminación, garantizar el ejercicio pleno de sus derechos y promover su integración y participación social.”

Un paso importante en esa dirección lo constituyó la aprobación del Código de las Familias, conocido como el Código de los afectos, que al decir de una experta ampara ampliamente lo que llamó “la abuelidad”. Es así porque defiende el derecho de los adultos mayores a una comunicación armónica y estrecha en los ámbitos familiares, en especial la relación con los nietos, además su autodeterminación e independencia y a la igualdad de oportunidades. Y rechaza todas las manifestaciones de discriminación y violencia que puedan surgir dentro de las dinámicas familiares. También incluye otros aspectos encaminados a la protección del anciano, incluida la alimentación.
En Cuba: las cifras de la tercera edad
Para entender el gran reto que representa para la nación la atención de este grupo poblacional, basta recurrir a los datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información:
“Al cierre de 2024 eran 2 millones 506mil 488 las personas de 60 años y más en Cuba.
“Con respecto a la Población Efectiva del año 2024, que fue de 9 millones 748 mil 007 habitantes, las personas de 60 años y más representaban el 25, 7 %. Este valor refiere un alto grado de envejecimiento en Cuba, lo que lo posiciona como el país más envejecido de América Latina y el Caribe.
“Las provincias con mayor grado de envejecimiento son Villa Clara (29,1%) y La Habana (28,1%); sin embargo, la provincia que presenta el menor grado de envejecimiento continúa siendo Guantánamo con el 22,5 %. A nivel municipal, Plaza de la Revolución destaca como el territorio más envejecido (36,8 %), mientras que Yateras continúa siendo el municipio más joven (17,1 %)”.
Otros elementos a tomar en cuenta los aportó el último censo de población: en el 40% de los hogares cubanos vivía alguna persona adulta mayor y en un 32% de ellos hasta 2 o 3 personas de 60 años y más, por lo era posible que una persona adulta mayor se esté ocupando del cuidado de la otra.
Están además los ancianos que viven solos, una parte de los cuales necesitan de otra persona para realizar sus actividades cotidianas y los hay que requieren cuidados continuos.
Mucha razón la asistía a un experto quien planteó que antes éramos muchos para cuidar a pocos, pero ahora somos pocos para cuidar a muchos y ello desborda a la familia, sin embargo, ya existen alternativas como la figura del cuidador contemplada en el Código.
Formación de especialistas y algunas modalidades de atención
En el camino de la atención a este grupo etario, se han estado dando pasos importantes, como fue la fundación por el Comandante en Jefe Fidel Castro el 7 de mayo de 1992 del Centro de Investigaciones sobre Longevidad, Envejecimiento y Salud, llamado inicialmente Centro de Investigaciones de la Tercera Edad (CITED). Es referencia nacional para el desarrollo de las disciplinas relacionadas con el adulto mayor, como son la Gerontología y la Geriatría, y para las investigaciones en los temas de longevidad, envejecimiento y salud de los ancianos.

Entre las actividades previstas a realizar con las personas de la tercera edad están los Círculos de Abuelos, en la que estos desarrollan en su comunidad ejercicios físicos bajo la asesoría de un personal calificado, actividades culturales, cumpleaños colectivos, paseos, etcétera.
Las Casas de Abuelos son un tipo de institución con un régimen seminterno dirigidas a los adultos mayores carentes de amparo filial o cuyos familiares no están en condiciones de atenderlos durante el día. (La primera de ellas se creó en 1971 en San Antonio de los Baños) A los adultos mayores que allí se atienden se les dificulta hacer sus actividades diarias sin embargo conservan sus capacidades funcionales básicas. La institución trabaja en la rehabilitación física y psicológica del anciano por un equipo multidisciplinario de atención gerontológica.
Tiene muchas ventajas respecto al hogar de ancianos tradicional o asilo, porque posibilita que el adulto mayor mantenga el vínculo familiar y del medio en donde vive, en lo cual insisten mucho los especialistas, y contribuye a que la familia pueda desempeñar sus funciones en la sociedad mientras tiene la tranquilidad de que el anciano está atendido.
No obstante, las casas de abuelos y hasta los hogares son todavía insuficientes en relación con el número creciente de personas de la tercera edad que puedan necesitarlos.
Las mejores medicinas
La vejez no es una enfermedad, aunque los que están en este período de sus vidas puedan sufrir alguna o varias afecciones. Es sin dudas un logro de la humanidad y de nuestro sistema social. Los especialistas coinciden en que las mejores medicinas que pueden ayudar al anciano a no sentir vacía esta etapa de su existencia son: el cariño, la comprensión, el respeto, la participación, la confianza, a independencia y la distracción.
Nuestro José Martí nos convocó a valorar al adulto mayor cuando expresó “Es glorioso y da anhelos de gloria, un anciano que ha vivido bravamente. Esos son monumentos que andan” Dijo también que “se les ve como a veteranos gloriosísimos que vuelven heridos de una gran campaña” y agregaba que “aun cuando hablen con voz trémula y andan con paso tardo, se les ve como a titanes”.

¿Acaso nosotros mismos no sentimos admiración por esos hombres o mujeres de una larga y fecunda trayectoria laboral que lucen en sus pechos con sano orgullo las estrellas de Héroes del Trabajo?
¿O los que combatieron en históricas batallas dentro o fuera del país que muestran con satisfacción las medallas de sus glorias?
Cierto es que no todas las personas llegan a la tercera edad en las mismas condiciones. En los últimos tiempos muchos jubilados que se sienten en condiciones físicas y mentales para hacerlo se han acogido a la posibilidad de reincorporarse al trabajo en su antiguo puesto o en otro.
Por una parte, constituye una fuente de ingresos adicional para los recontratados y por otra les permite insertarse en la sociedad, sentirse útiles, lo cual eleva su autoestima y los convierte en insustituible fuente de conocimientos y de experiencias para la formación de las nuevas generaciones.
A Cuba le queda mucho por andar en la atención al adulto mayor, más aún en las difíciles condiciones por las que atraviesa la sociedad, agobiada por el criminal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de Estados Unidos.
No obstante, en este adverso contexto el Estado cubano ha manifestado su voluntad política de avanzar no solo para que las personas alcancen más años de vida, sino que puedan darles más vida a los años.
Acerca del autor
Graduada de Periodismo en 1974 y Master en Ciencias Políticas de
enfoque Sur, Al graduarse pasó a atender temas históricos e
ideológicos y viajó a varios de los antiguos países socialistas. Al
pasar al periódico Trabajadores, escribió para el Suplemento de
salud durante varios años y realizó la cobertura del segundo
contingente de la brigada médica en Guatemala. Posteriormente fue
jefa de la edición digital y subdirectora editorial hasta mayo de 2025
que se jubiló y se recontrató en la publicación. En el transcurso de
su ejercicio profesional Ha ganado premios en concursos
periodísticos y de humorismo.




