Pinar del Río.— En esta provincia no es extraño encontrar a mujeres que acumulen una larga experiencia “sentadas al banco” —expresión con que se refieren a las seleccionadoras de las hojas en las escogidas—, si bien solo un reducido número de ellas ostenta el Título Honorífico de Heroína del Trabajo de la República de Cuba.

La más reciente en alcanzar tal condecoración fue Julia Fundora, quien lleva 58 años dedicados a la misma actividad. Su conocimiento es tal que presume de diferenciar con los ojos cerrados, valiéndose del tacto, si se trata de un tabaco ligero, seco o volado.
Esta mujer menuda, con más de siete decenios de vida, empezó su vida laboral en la escogida V-13-09 y después del huracán Ian pasó a la V-13-26, en la comunidad de Forteza, en el municipio de San Luis.
En enero del 2026 piensa jubilarse, y se recontratará si la salud la acompaña: aunque al conversar y ver la vitalidad que emana no dudamos de que sus manos seguirán entre las que clasifican el tabaco vueltabajero.
Confiesa que pospuso su retiro porque esperaba recibir el Título hace varios años, porque en otras ocasiones estuvo entre las candidatas. Por eso cuando le dieron esta vez la noticia, hubo cierta dosis de incredulidad.
Asegura que no trabajó solo con ese fin: su engrosado expediente testimonia las horas extra, que siempre ha estado entre las primeras para apoyar al sindicato, al Partido o a la administración; y su ejemplaridad también está en el vecindario, ligada a los Comités de Defensa de la Revolución y a la Federación de Mujeres Cubanas.
En casa
Madre de dos varones e igual número de nietos, agradece a la vida por disfrutar de la longevidad de su madre, que las hermanas cuidan por el día y ella por la noche, lo que mengua la calidad del sueño y horas de descanso, pero no la voluntad de cada día tomar posesión del banco para realizar la faena habitual.
Se reconoce como una mujer fuerte, por lo que no le molesta el rigor de la disciplina en la escogida, en la que ausencias u otros incumplimientos se reflejan en el salario.
Lleva en sus hombros el peso de la economía del hogar: “Soy el sostén de la casa, porque una de mis hermanas cuida a su hija desde que nació, y la otra cobra una pensión de 4 mil pesos. Entonces yo compro todo lo que necesita mi mamá, también las ayudo, por eso debo mantenerme trabajando, además, porque no me veo dentro de la casa”.
Durante la campaña agrícola labora los fines de semana en ensarte de tabaco cuando cualquier cosechero de la zona lo necesita, y el pago que recibe lo comparte con la hermana que cuida a “mima”.
Los agasajos
Con emoción evoca que tanto en su centro como en la comunidad le hicieron varios homenajes por la obtención de tan alto reconocimiento y aunque en un tiempo soñó con recibirlo de manos de Fidel, recordará por el resto de su vida el momento en que “Díaz-Canel me puso la medallita y me dio un beso”.

A Julia la mayoría de sus conocidos le llaman la Fundora, apellido que la coloca en un sitio especial dentro de la historia local. Es consciente de la trascendencia de tal denominación de lo cual también siente orgullo.
No obstante, el puesto cimero es para la Medalla Estrella de Oro, expresión física de los méritos acumulados en el trabajo, el colofón para una existencia de laboriosidad a la que piensa consagrarse mientras las fuerzas se lo permitan.
Acerca del autor
Licenciada en Periodismo (1995 Universidad de Oriente). Trabajó como periodista en Tele Cristal (Holguín) hasta marzo del 2003, directora y guionista de televisión.
Periodista del semanario Guerrillero (Pinar del Río) desde mayo del 2003 hasta la actualidad, corresponsal del semanario Trabajadores en esa provincia desde septiembre del 2020.
Creadora audiovisual y cinematográfica independiente.

