Ella no sabe de sentimientos pequeños ni tampoco los acepta. Hace 37 años cuenta anécdotas de Ciro Redondo, sonríe al mencionar a Julito Díaz o se estremece al andar -a paso agitado- con el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez.

Ella “vive” en el Mausoleo a los Mártires de Artemisa, entre los muchachos del Moncada, junto a pasiones e historia en el primer monumento funerario inaugurado en Cuba el 16 de julio de 1976, que atesora los restos de los hijos de esta tierra, participantes en las acciones del 26 de Julio de 1953, muchos fallecidos en la gesta.
Mabel Martínez Deulofeo llegó como museóloga, después de titularse de licenciada en Historia del Arte, en 1988, y asegura que, a pesar de ser un sitio triste para algunos, por sus nichos y su apego a la muerte, se encarga de convertirlo en vida, luz, en el lugar de los grandes acontecimientos.

Ella, nos ha contado cientos de veces -como si fuera la primera- los preparativos de los moncadistas junto a Fidel, las prácticas de tiro en fincas como La Tentativa, y de aquel 24 de julio, desde la ruta 35 de Artemisa, cuando “salieron como flechas de coraje y de sonrisa, a clavarse en la noche, para traer la aurora”, como plasmara Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, en su poema Artemisa.
“Algunos dijeron que irían a una fiesta, a casa de un amigo o de pesquería. Hubo quien dejó sus pocos centavos a su madre, con un beso en la frente sin parecer despedida, pero así fue, murió en combate en los muros del cuartel Guillermón Moncada, en Santiago de Cuba”.
Por anécdotas así, de madres que nunca más mimaron a sus hijos, esposas embarazadas del primogénito de un padre moncadista, la hemos visto llorar, temblar, apasionarse…
Igual, ante las disímiles visitas, las preguntas inteligentes de los niños, la flor como tributo dejada por los hijos de Mario Lazo ante sus restos, o la parada en firme de Sergio Redondo, que, a pesar de sus piernas flaquear, baja siempre al nicho donde yace su hermano.
“Nunca un recorrido se parece a otro. Hay quienes saben de las acciones e indagan de las familias de los moncadistas, de cómo jugaban pelota descalzos y de sus novias; otros debaten acerca de la obra de arte que es este Mausoleo y de su pulcrísima arquitectura, obra cumbre del arquitecto Augusto Rivero Mas, quien falleciera en junio de 2022.
“Los acerco a jóvenes que tenían más valentía que edad, a quienes descansan en el barrio que los vio nacer, el consejo popular La Matilde, un reparto capaz de acompañarlos, custodiarlos y respetarlos,” nos asegura con más de una experiencia del apoyo de quienes fueron familiares, vecinos, amigos de los moncadistas.
“Estas cuadras, antes guardarrayas, donde muchos de sus sueños están cumplidos, pero otros dependen de nosotros hacerlos realidad, tienen mucha historia aún por contar.
“La primera tribuna abierta fuera de la capital de Cuba, por el regreso de Elián González fue en este Mausoleo. En 2001 nos visitó Fidel, y cuando se recuperaba en 2010 vino a rendir tributo a sus compañeros, vestido de verde olivo.

“La creación de la provincia de Artemisa, en 2011, ha sido una puerta abierta al mundo. De múltiples países traen flores y homenajes, mientras compartimos valores, historia y fidelidad.
“Y ese puede ser el mayor de mis motivos. Mi eterno compromiso con los jóvenes del Centenario, los niños que aquí se convierten en pioneros al recibir su pañoleta, las delegaciones y equipos abanderados, los colectivos reconocidos como Vanguardia, las decenas de trabajadores que acogen distinciones y medallas, o las parejas capaces de mostrar su amor el día de su boda, con una ofrenda en el nicho central.
“Desde este escenario condenamos el bloqueo, apoyamos la paz mundial y enarbolamos la justicia. Nunca habrá mejores tributos para mantener viva la memoria de los moncadistas”.

Mabel, la del Mausoleo, ha merecido la Réplica del machete de Máximo Gómez, el premio Monumento de mi barrio, el sello Ciro Redondo, la distinción nacional Los zapaticos de Rosa, La utilidad de la Virtud y el Girón de Luz”.
Y dice que este sitio no es su nombre e insiste en su equipo, un colectivo con gran amor por su quehacer, y son todos los artemiseños, que este 26, y otros días comunes, le rinden tributo.
“Cuando hablamos de la identidad de Artemisa a 15 años de su fundación, el Mausoleo está entre los primeros pensamientos, enorme privilegio traducido en compromiso y responsabilidad.
“Aquella mañana de 1953 trajo tanto orgullo como sangre, lo cual 72 años después tiene que emocionar, única manera de preservar vivos los ideales del Moncada”.
Ella, atesora la Distinción por la Cultura Cubana, en un colectivo que ha sido Vanguardia Nacional. Ella, también es este Monumento, y a la par de él conquista, enamora y enseña.
Acerca del autor
Desde 2005 el periodismo me abre las puertas en Radio Artemisa, con la posibilidad de reorientar mi carrera al cursar estudios en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Soy licenciada en Educación, en la especialidad de Defectología, y ya había cumplido varias tareas, incluso en la Unión de Jóvenes Comunistas.
Los resultados en el medio radial me condujeron a que, en 2011, al crearse la provincia de Artemisa, ocupara la responsabilidad de Corresponsal Jefa de la Agencia de Información Nacional, nombrada poco después Agencia Cubana de Noticias.
En ese mismo tiempo, alternaba como parte del ejecutivo de la Unión de Periodistas de Cuba, en el territorio, y posteriormente me desempeñé como su Presidenta; hasta que, en agosto de 2014 la dirección del Partido me designó directora del su Órgano Oficial, el periódico El Artemiseño, labor que continúo desempeñando.
Las funciones de dirección siguen aportando a la pasión por el periodismo, de ahí que mantenga publicaciones del acontecer de mi provincia en mi órgano de prensa Artemiseño, y en medios nacionales de comunicación, con mayor estabilidad, y representando tanto de compromiso como de orgullo, en el periódico Trabajadores.


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