Amigos, colegas, admiradores y practicantes del verso se reunieron en la tarde de este lunes para profesar reverencia al hermano Péglez por sus 80 años de vida, indisolublemente ligada a una vasta obra poética y el destacado quehacer en proyectos comunitarios.

Un público heterogéneo en sexo y edades agradeció el regalo que esta vez deparó la sala Villena, de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), en cuyas paredes retumbaron sonetos y décimas leídos por el agasajado.
Pasajes de su vida familiar, profesional y literaria fueron contados por Pedro Julio González Viera, aunque basta con decir Péglez para saber que se trata del poeta, periodista, ensayista e historietista, que considera al Indio Naborí como su padre espiritual.

No niega sus orígenes en la historieta, en el periodismo y la literatura para niños «muy subvalorada pero en la que se sentía muy a gusto» en su siempre querido Pionero, antesala del paso hacia un medio de prensa que lo acoge desde 1989, el periódico Trabajadores.
«Soy un soldado del periodismo», confesó, pues por él y por el interés colectivo he sacrificado mis manías porque «si por mí fuera escribiría de madrugada y me levantaría tarde».

Dos veces laureado con el Premio Iberoamericano Cucalambé de décima escrita (2000 y 2004), es el fundador del Grupo Ala Décima, surgido en el año 2000 respondiendo a la necesidad de intercambio entre escritores y del cual se han desprendido espacios similares.
Entre otros reconocimientos ha recibido los Premios en los Concursos Nacionales de Poesía Regino Pedroso y Regino Botti, en el 2001 y el 2002, respectivamente.
En el 2018 mereció el Premio Samuel Feijóo por la Obra de la Vida.

Los poemas de Péglez han sido publicados en numerosas selecciones en Cuba, España, EE. UU. y México.



