Los últimos 20 años de comicios presidenciales en Bolivia fueron exitosos para el Movimiento al Socialismo – Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS–IPSP) o, simplemente, Movimiento al Socialismo. Hoy, de cara a las elecciones del venidero 17 de agosto, las encuestas de intención de voto le otorgan apenas algo más del 2 % de apoyo.

¿Qué ha pasado con esta agrupación de izquierda fundada en 1997? Aquí buscamos poner luces a esa pregunta.
¿Colapso del milagro económico?
El sector de los hidrocarburos ha sido materia de lucha en Bolivia desde el siglo XX. Uno de los primeros decretos aprobados por Evo Morales, líder del MAS-IPSP, al asumir su primera presidencia (enero del 2006) fue hacer valer la voluntad popular expresada en el referendo del 18 de julio del 2004 a través del cual la nación recuperaba el control total de esa riqueza.

Desde entonces el sector tiró con fuerza de la economía. Entre el 2006 y el 2019 la nación suramericana vivió su mayor bonanza gracias a los beneficios reportados por los hidrocarburos y el llamado boom de los commoditties (2000 – 2014), etapa en la que los precios mundiales de las materias primas mostraron una tendencia creciente.
La redistribución de esas ganancias permitió financiar políticas que mejoraron los índices de salud, educación e infraestructura vial, entre otros. En general se redujo la pobreza y se elevó la calidad de vida de los bolivianos. En términos macroeconómicos, el producto interno bruto (pib) evolucionó de 10 mil millones de dólares en 2005 a más de 40 mil millones en 2018 y 2019.
Pero la falta de inversión en exploración de yacimientos de gas y petróleo, así como el agotamiento de esas reservas naturales, condujeron al sector a una recesión.
El informe Indicadores de Competitividad 2004- 2023 del Instituto Nacional de Estadística (INE) señaló que la extracción de hidrocarburos alcanzó su punto máximo en 2013 con una representación del 54 % del total de las exportaciones del país y un valor de 6 mil 113 millones de dólares (gas natural).

Pero ese crecimiento económico tuvo un brusco freno. Los datos muestran el desplome, tanto en valor como en volumen, de dichas exportaciones. La tendencia a la baja se mantuvo durante el último decenio y en el 2023 apenas representó el 18,8 % del total de las exportaciones.
El fin del ciclo de comercio internacional ventajoso, además de la pandemia de la Covid-19 y la caída en la producción de gas explican el declive de un modelo que alguna vez fue llamado “el milagro boliviano”.
El Gobierno intentó compensar las pérdidas con un aumento del gasto público financiado con deuda interna y créditos de organismos multilaterales; pero el endeudamiento y la emisión monetaria sin respaldo dispararon la inflación que, en mayo del 2025, alcanzó el 18,4 %, la más alta desde 1986.
La crisis política y la entrada en acción de un Gobierno de facto (Jeanine Añez, 2019-2020) paralizaron muchos de los proyectos de desarrollo previstos para el corto, mediano o el largo plazo y destapó una nueva era de ambiciones neoliberales que el gobierno de Luis Arce Catacora no pudo frenar.

Tiempo de crisis y… esperanza
Durante más de una década Bolivia devino fuente de inspiración y esperanza para los pueblos indígenas del mundo. Más que un mesías, Evo Morales representaba la esperanza de las comunidades originarias, históricamente silenciadas y expoliadas.

Pero su empeño de aspirar a un cuarto mandato presidencial sirvió la mesa a los que, desde la derecha, buscaban fracturar la base electoral del MAS-ISSP, agrupación que llegó a tener un millón de afiliados y durante mucho tiempo funcionó como instrumento político de los sindicatos y organizaciones indígenas.
Tras las intensas protestas por supuesto fraude electoral en las presidenciales de octubre de 2019, y a instancias de los militares bolivianos, Morales dimitió con la esperanza de evitar el derramamiento de sangre inocente, que igual corrió. La presidenta de facto Jeanine Áñez hizo valer su discurso racista y como resultado de la violenta represión murieron al menos 19 personas.
En el 2020 el MAS volvió al poder. Luis Arce fue electo presidente. De mucho valió su experiencia como ministro de Economía de los gobiernos de Evo Morales, por lo que inicialmente se le miró como continuidad del líder aymara… hasta que llegó el disenso.
Actualmente Arce y Morales están distanciados. Las diferencias se profundizaron en el 2024, a propósito del liderazgo del MAS. Luego de varios meses de contradicciones, el Tribunal Constitucional de Bolivia revocó a Morales su condición de jefe de la agrupación que había liderado por casi 30 años.
Finalmente, en febrero de este año, Evo Morales devolvió la credencial del MAS y renunció al partido. Arce, por su parte, planea regresar al ámbito universitario. Ha declinado ser candidato a la presidencia y a Senador. Ha dicho que a partir de que entregue el mando, su acompañamiento a la política boliviana será desde la academia.
La crisis política boliviana, que va más allá del enfrentamiento entre “evistas” y “arcistas”, expresa la fragmentación que vive la sociedad boliviana, así como el debilitamiento de las instituciones democráticas y la polarización política.
Según la más reciente encuesta de intención de voto de cara a las elecciones generales del 17 de agosto, los verdaderos ganadores serán los indecisos, que aumentaron cinco puntos porcentuales con respecto a la encuesta anterior y ahora tienen el 31,9 % de apoyo, cifra mayor a la de la preferencia de cualquier candidato. Frente a esos datos el balotaje parece inevitable.
- Samuel Doria Medina (Partido Unidad): Empresario con experiencia política. Lidera las encuestas con 19.1% de intención de voto.
- Jorge “Tuto” Quiroga (Libre): Expresidente de Bolivia (2001–2002), con 18.4% de apoyo.
- Andrónico Rodríguez (Alianza Popular): Presidente del Senado. Seguidor de las políticas de Evo Morales y del presidente Luis Arce, ahora distanciado de ambos. Tiene 11,8 % de intención de voto.
- Manfred Reyes Villa (Autonomía Para Bolivia): Alcalde de Cochabamba, con 7.9% en las encuestas.
- Jhonny Fernández (alianza La Fuerza del Pueblo). Alcalde de Santa Cruz. Intención de voto: 2,5 %.
- Eduardo del Castillo (MAS): Exministro de Gobierno. Es visto como la continuidad del Gobierno de Luis Arce. Intención de voto: 2,3 %.
- Eva Copa (Morena): Alcaldesa de El Alto, se le identifica como “corriente progresista independiente”. Intención de voto: 0, 6 %.
- Pavel Aracena (Libertad y Progreso ADN): Ingeniero de corriente populista. Intención de voto: 0, 2 %.
Comicios en Redes Sociales
Bolivia cuenta con 12,5 millones de habitantes; mientras que el padrón electoral lo conforman 7, 9 millones de votantes. El informe Digital 2025: Bolivia, del sitio digital DataReportal, asegura que el número de conexiones móviles activas en ese país asciende a 13,5 millones, lo que equivale al 108% de la población. Esto indica que muchas personas poseen más de una línea, por razones personales o laborales.
Como usuarios de internet reportan a 8,77 millones de personas, lo que representa el 70,2 % de la población, con fuerte crecimiento en zonas urbanas y entre los jóvenes. Los “desconectados” habitan mayormente espacios rurales.
Este panorama demuestra la importancia de la conectividad en los actuales comicios y jerarquiza la necesidad de estrategias de marketing y optimización de contenidos. Como ha sucedido en otras naciones, la batalla por la presidencia no se libra solo en las plazas públicas, sino en plataformas como Facebook, TikTok, Instagram, X (antes Twitter) y WhatsApp.
Los candidatos usan estas redes para difundir mensajes, posicionar su imagen y movilizar votantes, aunque muchos lo hacen sin una estrategia clara, expresó el experto en Marketing Político Sergio Vera, para quien la mayoría de los partidos que hoy compiten no comunican su ideología ni su propuesta de forma coherente y se limitan a seguir tendencias populares.
Varios investigadores coinciden además en que las redes han democratizado el acceso a la información, permitiendo que ciudadanos y periodistas independientes generen contenido político. Sin embargo, también han facilitado la desinformación, la manipulación de imágenes y audios, así como los ataques personales en una nación donde el 61,1% de su población (7.63 millones de personas) usa activamente las redes sociales.
Aunque Facebook es el espacio digital preferido por los bolivianos, plataformas como TikTok e Instagram resultan más cercanos a esos votantes jóvenes (entre 18 y 35 años) que representan el 60 % de la población, muchos de los cuales aún no saben a quién conceder el voto.
Los candidatos que logren viralizar mensajes auténticos y conectar emocionalmente con el electorado joven y urbano podrían romper la apatía electoral y consolidar alianzas de cara a la casi segura segunda vuelta.
- Samuel Doria Medina: Comunicación homogénea y efectiva, aunque a veces desconectada de su partido.
- Jorge “Tuto” Quiroga: Presencia constante, pero sin identidad clara ni historias de vida sólidas.
- Andrónico Rodríguez: Redes centradas en su figura, sin coherencia con su partido o propuesta.
- Manfred Reyes Villa: Buena identidad visual y narrativa, construida con tiempo y consistencia.
Fuente: Redes sociales: El campo de batalla para las elecciones 2025, publicado en www.reduno.com.bo



«MAS con menos» acción socializadora. Primera conclusión en blanco y negro para un lector medio: _no importa el número de años para un signo político en el poder; si los seguidores de la idea no son capaces de matener viva la llama emancipadora; si no la alimentan e inflaman cada día, si no lo hacen bien.Más temprano que tarde por una vía u otra, con retentiva del poder o sin él; con ayudas externas afectivas o sin ellas, te vas de la preferencia popular. Algo que comiezas a interpretar como verdaderamente importante ante la tarea generacional y universal. Gracias.