Desde niño Víctor Fernández aprendió que las riquezas del mundo estaban mal repartidas y que la solidaridad es una virtud. Nació en 1953 en España y el pasado 6 de julio nos llegó la triste noticia de su muerte en Francia, tierra que le acogió desde que tenía apenas 10 años.

En el 2015 tuve la oportunidad de conocerlo. Nos vimos varias veces, sobre todo en las visitas que realizara a Cuba para verificar la marcha de los múltiples proyectos que impulsó en La Habana, Cienfuegos y Santiago de Cuba. Siempre fue el hombre gentil, sincero y comprometido de aquella larga conversación que sostuvimos en una fresca mañana parisina que ahora, con la noticia de su partida, ha regresado a mi memoria.
En esa ocasión me habló con orgullo de su padre, un español de filiación comunista que luchó en la Guerra Civil española y luego se opuso a Franco. Por él supo de Cuba y de su Revolución, simiente que sin dudas abonó su relación posterior con la mayor de las Antillas.
La primera llegada de Víctor a la nación caribeña tuvo lugar en 1975, como parte de una delegación de la juventud comunista francesa. “Me encantó, me enamoré de su gente”, reconoció. Desde entonces comenzó a preguntarse cuál era la mejor manera de ayudar a un proyecto que no era solamente la opción nacional de una isla en el Caribe, sino “la esperanza del mundo para un proyecto de sociedad más justa”.
Por ese camino, en 1995, participó de la fundación, junto a otros amigos franceses, de Cuba Coopération France, una de las asociaciones que más ha hecho por consolidar relaciones bilaterales amistosas y colaborativas en los ámbitos empresarial, gubernamental y de solidaridad, desafiando incluso el sesgo político que impuso durante varios años la llamada “posición común” de la Unión Europea con respecto a Cuba.

En 1993, durante la visita del secretario general del Partido Comunista Francés Georges Marchais (1920-1997) a Cuba, el Comandante en Jefe Fidel Castro le pidió evaluara la posibilidad de ayuda técnica con agricultores para impulsar la producción de maíz, afectado entonces por plagas. El dirigente político transmitió la solicitud a su coterráneo Roger Grevoul, entonces vicepresidente del departamento de Val-de-Marne, de la región Ile de France.
“La idea de crear Cuba Coopération fue de Roger Grevoul, narró Fernández a esta reportera en aquella conversación del 2015. Pensó en una plataforma ambiciosa que le permitiera impulsar proyectos técnicos, también económicos, culturales y de distinto tipo… Él conocía mi postura respecto a la Revolución Cubana, por eso me invitó a participar.
“Al principio éramos cinco personas con puntos de vista diferentes: unos defendían el criterio de ser una organización pequeña, mientras que otros la queríamos fuerte, abierta y pluralista. Fue un debate muy serio en el que ganó la última opción tres votos por dos”
“Los perdedores se retiraron y pensaron que quedaríamos en el camino pues uno de ellos era el proveedor financiero principal. Pasamos dos años buscando gente que tuviera las competencias necesarias para la cooperación descentralizada que queríamos sostener con Cuba. El mérito volvió a ser de Grevoul, un hombre muy activo que desde su casa al sur de Francia sigue trabajando”.

En el 2015 Cuba Coopération contaba con unos 300 asociados: “Nunca quisimos convertirnos en una organización de masas, para eso ya existían Cuba Francia y Cuba sí Francia. Nuestro interés era buscar empresarios, especialistas y parlamentarios que apoyaran nuestro propósito”, comentó entonces.
Uno de los primeros logros fue la donación de 20 autobuses a La Habana. Luego se firmaron acuerdos de cooperación técnica y ello propició la compra de otros 350 ómnibus a bajo costo. También se establecieron nexos entre el organismo encargado del agua y saneamiento en París y su homólogo para toda Cuba, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos.
En el ámbito cultural se fundó la Casa Víctor Hugo, en colaboración con la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y el inestimable impulso de Eusebio Leal. También se impulsaron proyectos en la provincia cienfueguera.
“En Cienfuegos, ciudad a la que nos unen estrechos lazos por haber sido fundada por inmigrantes franceses, hemos desarrollado el mayor proyecto de desarrollo local (PDL) del mundo. Comenzó en el 2006 y hasta el 2012 se habían ejecutado más de 40 obras por un monto de unos 700 mil euros. Eso ha beneficiado a unos 250 mil habitantes de los distintos municipios. Recién acabamos de gestionar un nuevo financiamiento para apoyar a las tres casas de abuelos en cuya construcción también habíamos participado”.

En la Perla del Sur, Cuba Coopération colaboró además con la restauración de la fachada del teatro Terry; en el alumbrado público de la zona histórica; en la construcción de la Escuela de Oficios y en la electrificación, con paneles solares, de una comunidad en el Escambray. También de la fundación del Centro Cultural Benny Moré, en el municipio de Santa Isabel de las Lajas, iniciativa desarrollada por el comité de la alcaldía de Vitry-sur-Sein.
Vale precisar que, a finales del 2024 eran más de 60 los proyectos en desarrollo en Cienfuegos, a los que habría que sumar los impulsados en la capital y en Santiago de Cuba, especialmente en la zona de La Gran Piedra, con valor histórico y ambiental, pues allí se asentaron colonos franceses que venían de Haití.
El monto total de esa cooperación descentralizada ha sido estimado en unos 20 millones de euros. En cada caso la asociación tomó en cuenta las necesidades de la población receptora y coordinó sus acciones con las autoridades cubanas del Poder Popular y del Ministerio de la Inversión Extranjera y el Comercio Exterior.
Más cercana en el tiempo, a propósito de los Juegos Olímpicos de París 2024, Cuba Coopération fundó la casa Yo soy Cuba, en Tremblay-en-France, que recibió a casi 170 atletas cubanos en la nación europea durante los dos años previos al evento deportivo para que completaran su preparación. La institución devino espacio de diálogo con la sociedad francesa y sus autoridades para que descubrieran la realidad cubana con sus propios ojos.
Los resultados de Cuba Coopération evidencian “la simpatía que existe en Francia hacia un pueblo que resiste y que tiene una instrucción superior a la de otros que conocemos”, aseguró Fernández en el 2015, cuando en su opinión la relación bilateral transitaba a un nuevo estatus.
“Estamos en un momento diferente. Desde hace tiempo hemos venido organizando encuentros con los grupos de Amistad del Senado y de la Asamblea Nacional de Francia. Ese apoyo, sumado a nuestra voluntad y la de algunos amigos, impulsó cambios en la política, sobre todo luego de la visita del presidente François Hollande, a quien acompañamos. Su invitación a que integráramos la delegación oficial fue una especie de reconocimiento a lo que habíamos hecho”.

De aquel memorable encuentro con Víctor en París, recuerdo también su alegría por la noticia, recién recibida entonces, de que el Ministerio de Cultura francés había confirmado el aporte de unos 12 mil euros para el premio literario de la Casa Víctor Hugo, institución habanera que lleva dos décadas de trabajo comunitario y de difusión de la cultura francesa en Cuba.
No obstante, y a pesar de los logros, para él seguía siendo fundamental “reclamar el fin del bloqueo de Estados Unidos y acompañar a Cuba en los cambios que ha decidido hacer a su modelo económico”.
En los últimos meses, la agrupación ha reiterado ese compromiso de mantener las campañas políticas y proyectos solidarios, así como recaudar fondos destinados a la compra y envío de productos de primera necesidad, en particular leche en polvo para los niños y personas vulnerables.
“Cuba no merece sanciones, sino reconocimiento por su actitud solidaria”, insistía Fernández. A ese discurso permaneció fiel, hasta su último aliento. Así lo constataron los delegados al XIX Encuentro Continental Europeo de Solidaridad con Cuba efectuado en noviembre del 2024, evento al que, enfermo, dedicó buena parte de sus energías como presidente del Comité Organizador para garantizar el éxito político y logístico que tuvo.
Como anotó el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos en la nota que dio a conocer la noticia de su muerte, nada detuvo a Víctor Fernández en su empeño de acompañar a Cuba y a su gente en la adversidad.



