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Cargando...César Reyes Ampudia es uno de los personajes más queridos y admirados de Bayamo; pero pocos conocen de su andar fecundo entre las artes y de sus verdaderas pasiones.
Tras recibir el Premio Nacional de Arte Circense en este 2025, dio declaraciones exclusivas para este medio.
Se le reconoce como uno de los artistas dedicados por entero a la organización, promoción y desarrollo de espacios de socialización del arte. ¿Cuáles son lo eventos de magia que existen en nuestro país?
Se celebran cada año solamente tres: el Ánfora, de las Tunas, con carácter internacional y competitivo, por lo que es el único de esta categoría; en tanto los otros dos pertenecen a la provincia de Granma, que son Magia de Abril, con 35 años de existencia, y Mi Villa Mágica que cumplirá su noveno aniversario en noviembre próximo.
Estos son espacios que pretendemos mantener por lo que significan para el país, y en el caso de nuestro territorio el propósito será siempre mantener viva la magia cubana, porque sentimos muy hondo esa responsabilidad, es por eso que trabajamos con los más jóvenes.
De manera general: ¿qué ocurre con ese arte en Cuba?
Su situación radica en el análisis social que lleva las circunstancias del país. Lo que más llama la atención es el éxodo de las primeras figuras de la magia en Cuba y, además de eso, el fallecimiento de algunos de ellos; como los maestros Alberto Pujol, el mago Peter, el mago Águila y otros que han dejado sus enseñanzas.
De los que peinamos canas quedamos pocos: están activos el mago Gascón, de Santiago de Cuba, Premio de las Artes Circenses 2023; el mago Fernando Rodríguez, de las Tunas; el mago Cintra, de Camagüey; el mago de Dennis Santos, de Holguín; el mago Gardini, de La Habana y otros que quedamos por acá haciendo todo lo posible por garantizar la continuidad de la magia.
En Granma recientemente tuvimos un éxodo de siete artistas de mi compañía; he tratado de paliar esa realidad con cinco alumnos que estoy instruyendo, pero ha sido una tarea difícil por la falta de un local propio. Los trucos requieren de intimidad y de circunstancias que favorezcan el secreto.
Esperamos que se resuelva en algún momento ese inconveniente porque la continuidad de la magia en nuestra provincia, considero yo, humildemente, está en mis manos, debido a que otros no están prestos a enseñar o no tienen la voluntad de hacerlo.
Aunque es Ud. mago de profesión muchos le llaman “Maestro o Profe”, ¿cuál es su orgullo más sentido?
Nací en Río Cauto, específicamente en un en un barrio que le dicen el Rincón, y en mi familia nunca hubo ningún artista; no obstante desde muy joven quise serlo y aprender sobre artilugios, pero para entonces era una cofradía impenetrable y nadie te quería enseñar los saberes y trucos.
En 1978 apareció como por ‘arte de magia’ el santiaguero Julio Ignacio César Leyva que me llevó de la mano hasta lograr esto que yo quería ser.
Desde entonces tengo el sueño de no dejar de enseñar y de tener una escuela, porque Granma merece tener una escuela de magia por todo lo que aquí se hace por ella.
No obstante, no han parado de aprender mis alumnos. Ellos me dicen profe, maestro, y yo digo que somos colegas, porque ya son profesionales, entonces me responden «pero usted nos hizo».
Mis conocimientos han viajado por el mundo con mis discípulos y han tenido éxito. ¡Qué mayor orgullo pueda tener alguien que haber sembrado enseñanza! Pienso en Martí y me siento satisfecho.
Lucho cada día para que la magia no se detenga, porque todo lo bello es mágico y todo lo mágico es bello.
Este año mereció el Premio Nacional de Arte Circense, ¿lo esperaba?
No me sorprendió. A todos nos atañe el sueño de que alguna vez seamos reconocidos, aunque no trabajemos para eso; lo hacemos para dejar un rastro siempre positivo de nuestra existencia profesional.
Ya son 54 años de quehacer intenso en este mundo del espectáculo. Y entre los logros cuento con el evento Magia de Abril, único de su tipo en Cuba con esencia comunitaria y que, por tanto, ha permitido en mí un desarrollo espiritual. Pero siempre te emociona un premio y más como este, en esta categoría.
Me llena de regocijo, pero no me encumbra, sino que me crea un compromiso para no dejar de hacer lo que estoy haciendo porque eso te dice en un momento determinado, sin darte pausa, que has hecho bien y cuando se ha hecho bien hay que seguir haciendo bien.
