Por supuesto vinimos reforzados con lámpara recargable y ventilador portátil, aunque el calor de noches oscuras, los mosquitos, el sudor a chorros y los ojos hinchados al amanecer son secuelas vividas, cual cubano fiel a la realidad de un país que en pleno verano las altas temperaturas son una constante en ascenso.
La realidad es que desde Guantánamo hasta Sancti Spíritus (adonde llegamos este jueves) hemos visto de todo tipo de historias con respecto al horario de los apagones. En provincias como Holguín, Guantánamo y Ciego de Ávila apreciamos un horario o programación que, aunque disgusta, las personas tienen un mayor conocimiento sobre el mismo y por tanto pueden planificarse mejor sus vidas. No obstante, el apagón nocturno no le agrada a nadie, con o sin comunicación.
Sin embargo, lo que vivimos en Sancti Spíritus, desde el diálogo con dirigentes sindicales y la población hasta lo vivido en carne propia fueron apagones kilométricos que han llegado a 21 horas en el día (aseguran algunos que hasta 22 y 23) y sin la mínima explicación, aunque la colega Elsa Ramos entrevistó hace unos días al director de la Unión Eléctrica del territorio, quien se debatió entre comentar técnicamente lo que ocurre sin una clara esperanza de mejoría. Y la periodista fue incisiva como voz de pueblo que representa.
La construcción de los parques fotovoltaicos será una solución a largo plazo porque si bien cada uno está concebido para generar 21.8 megawatts esa cifra no se alcanza establemente desde que el sol sale sino solo en el momento de mayor fuerza de sus rayos. Y no es directamente una sumatoria de la capacidad de generación de esos parques lo que eliminaría los apagones en cada provincia pues la energía que producen también entra al servicio eléctrico nacional.
Lo cierto es que habrá que seguir sufriendo apagones este verano y que quizás la experiencia de los territorios con programación mas seria y cumplimentada es la que debe extenderse para que al menos los ánimos puedan tener menos estrés, los alimentos que se compran casi a diario se echen a perder menos y las noches dejen de ser menos de conversaciones con custodios como las que tuvo anoche una integrante de esta expedición de trabajo, para volver a ser de sueño y descanso.
El apagón es más que una noche o tarde oscura. Es hoy lo que todo cubano quisiera borrar de su cotidianidad. Pero mientras eso llega que al menos no falte la «lucecita» de la comunicación y una mejor planificación. Y termino en la mañana esta crónica cuando el teléfono pudo cargarse camino a Villa Ciara.
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