Amanecer en Guantánamo sin electricidad, con el sonido de los pájaros en la ventana del cuarto y un café bien caliente y amargo fue el inicio de un recorrido de trabajo por 11 provincias de Cuba. Y no precisamente para admirar la belleza natural, sino para hurgar en las venas de un mejor trabajo periodístico de nuestros corresponsales e intercambiar con los líderes sindicales de cada territorio.
El intercambio con los líderes de los trabajadores guantanameros nos dejó ese impulso que la secretaria de Maisí tuvo para decir: «quisiera que el periódico contara un día a día de nosotros». Y no le falta razón y ya es el primer reto a cumplir pronto; en tanto motivarlos a entender que la comunicación política es pensar y cambiar el teque por la persuasión, la representatividad formal por la del intercambio humano y honesto, y la formalidad de una asamblea de afiliados por el debate creativo con las luces y sombras de la sociedad cubana actual.
Ya en la tarde llegamos a Santiago de Cuba, no sin antes sufrir el mal estado de las carreteras en algunos tramos, que compromete la vida de muchos que pasan a diario por allí y que nuestro chofer Raúl del Toro libró con maestría increíble.
La heroica ciudad impacta y contagia con el juego de dominó en cada esquina, la proliferación de negocios particulares y otros que «por la izquierda» venden aceite a más de 950 pesos o huevos a mas de 3200 el cartón. Eso sin contar el calor de la calle Aguilera o la bella Alameda en la que niños y jóvenes jugaban al fútbol y no pelota.
Con nuestros anfitriones hablamos de cómo explicarles hoy a los trabajadores la necesidad de afiliarse y de defender un proyecto revolucionario atravesado por una crisis económica brutal. No puede ser desde la retórica vacía o el consignismo, sino desde la historia humana, desde esos héroes cotidianos que a veces la prensa no habla, pero que sostienen la obra de mas de 60 años.
Nos queda mucho por contar y ver en este periplo. Granma y Holguín nos esperan este martes en este recorrido Cuba Dentro. Y aquí intentaremos atraparlos desde nuestra vivencia.