Una de las figuras más queridas y respetadas por los bayameses es la de Francisco Vicente Aguilera Tamayo, nacido en la Segunda Villa cubana el 23 de junio de 1821.

Es quizás la decisión radical de renunciar a su inmensa fortuna y título nobiliario para sumarse a Carlos Manuel de Céspedes en la lucha independentista, desde la etapa incluso de conspiración, lo que más se admire de este hombre; sin embargo su vida estuvo impregnada de muchos valores, acciones y una dignidad de la que nunca se despojó ni por instantes, hasta su muerte.
Sobre los últimos días del prócer en el exilio y el traslado de sus restos mortales a la Patria conversó Aldo Daniel Naranjo historiador y especialista del Museo Provincial Manuel Muñoz Cedeño, de la Ciudad Monumento Nacional.
¿Bajo qué circunstancias se encontraba Aguilera cuando murió?
“El Mayor General del Ejército Libertador Francisco Vicente Aguilera y Tamayo, como se sabe, falleció en la ciudad de Nueva York el 22 de febrero de 1877, casi finalizando la Guerra Grande.
“Había jugado un destacado papel en la organización de la inmigración, sobre todo para lograr la unidad de los grupos de exiliados; no solamente en Estados Unidos, sino en otras importantes colonias de Europa, Francia, Inglaterra, Alemania, Italia y la propia España, pues, en América, realizó esa labor en México, Venezuela y Colombia. Él era el Agente General de la República Cubana en el exterior.
“Varias veces intentó venir con expediciones a Cuba, pero por una razón u otra estos proyectos fracasaron; estaba precisamente organizando la cuarta expedición personal para retornar a Cuba cuando sintió desfallecer su cuerpo. Los médicos, al examinarlo, determinaron que padecía de un cáncer en la laringe. Esta enfermedad, con el paso del tiempo, se fue agravando al punto de que ya, a comienzos de febrero de 1877, prácticamente Aguilera no podía hablar, pero lo más lamentable de todo es que apenas podía comer. “En estas condiciones su cuerpo fue adelgazando. Hay imágenes que lo presentan rodeado de su familia, con su barba larga que usaba desde la juventud.
“El patricio de Bayamo era muy querido y admirado por parte de la inmigración cubana y en esas imágenes lo acompañan muchas de esas personas.
“La muerte, inevitablemente, llegó en la fecha mencionada y es también muy conocido que fue uno de los velorios más concurridos por los cubanos en la ciudad de Nueva York, pero no solamente eso, sino que las autoridades de Nueva York, incluyendo la Alcaldía, le rindieron sus tributos al ilustre hijo de Cuba.
“Fue tendido en el salón principal del ayuntamiento de esa ciudad y cobijado con la bandera cubana: dos días después su féretro fue conducido hasta el cementerio de Brooklyn para ser enterrado con toda la dignidad de la muerte de un gran héroe de América.

¿Cómo transcurrió el proceso para traer los restos del independentista?
“La dominación española se extendió aquí hasta 1899; por tanto no era lógico que España permitiera que sus restos fueran traídos y se le tributara el homenaje que seguramente el pueblo daría a esa figura patriótica.
“Fue tras la proclamación de la República de Cuba que comenzaron a hacerse las gestiones para trasladar sus restos a la ciudad de Bayamo.
“Detrás de ese propósito se movieron importantes figuras del independentismo del siglo XIX, entre ellos Manuel Sanguily, Juan Gualberto Gómez y otros que tributaban extraordinario afecto y consideración a Aguilera.
“Por la parte familiar también hubieron importantes contribuciones para que lo retornaran a la Patria amada, sobre todo las que provinieron de sus hijos, el Coronel del Ejército Libertador Eugenio Agiilera y el escritor y periodista Eladio Aguilera, quien fue el autor de la biografía más extensa que se conoce de su padre y que fue publicada en 1909.
“Con la ayuda de disposiciones de la cámara cubana se determinó que en octubre de 1910 los restos serían retornados a Cuba. Y, efectivamente, se crearon comisiones especiales para trabajar en ese noble fin de establecer los contactos con las autoridades de Nueva York para traerlo.
“El 9 de octubre de 1910 llega a La Habana. Se hizo un recorrido de la urna desde la capital hasta Bayamo y el traslado fue en tren para que en cada localidad por donde pasar se le mostrara tributo. Llegaron a Bayamo, como estaba previsto, en la memorable fecha del 10 de octubre de 1910.
“El Ayuntamiento estaba ese día engalanado y el pueblo pudo acudir para rendirle honores a uno de sus hijos más ilustres. Luego fue conducido en andas hasta el Cementerio General de San Juan, donde fue enterrado.
“Más tarde, en 1957, se hizo un proyecto para erigir, en medio del parque de San Juan, un mausoleo dedicado a importantes figuras del independentismo en nuestra región, sobre todo bayameses; pero también incluyó figuras extranjeras que habían aportado muchísimo a la causa de la independencia de Cuba, como Máximo Gómez, Luis Marcano y otros.
“Fue entonces, desde ese propio panteón, que se decidió erigir una estatua de Aguilera para que sus restos descansaran en la base. El 23 de junio de 1958, en medio de la lucha revolucionaria, la Alcaldía de Bayamo inauguró ese mausoleo”.



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El conocimiento de la Historia es tan importante como el alimento diario.
No hay nada peor que el olvido. A veces creo olvidamos que antes hubo hombre de la talla de Francisco Vicente Aguilera. Me complace mucho leer este artículo sobre este héroe, del que no suele decirse mucho y de quien deberíamos saber más, es para mí el mejor tributo. Un hombre de envidiable honor y cubanos. Gracias