Cargando...Lloré por ambos/ Por ti/ Y por mí. / Soplas las estrellas de mis lágrimas/ Hacia tu cielo./ En tu mundo/ Está la libertad de la luz. / En mi mundo/ El juego de sombras. / En algún lugar/ Tú y yo llegamos a un fin. / El poema más hermoso del mundo/ Queda en silencio./ En algún lugar/ Comienzas. / Gritas el susurro de la vida/ En mil lugares. / Yo llego a un fin/ Quemo/ Me vuelvo una estrella silenciosa/ Que se convierte en humo en tu cielo.
Estos versos de la poeta Parniya Abbasi parecen una profecía de su propio destino: la joven y su familia (madre, padre y hermano adolescente) murieron el pasado viernes durante el bombardeo israelí a Teherán y a otras ciudades iraníes.
El pretexto para la acción militar, según el genocida Benjamín Netanyahu, fue impedir, a toda costa, que la nación islámica se haga del arma nuclear, lo cual, en su opinión, podría suceder en meses y “supone un peligro claro y presente para la propia supervivencia de Israel”.
La Junta de Gobernadores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) recién había aprobado una resolución en la que afirmaba que Irán incumplió su promesa de no desarrollar armas nucleares y que en los últimos meses ha incrementado sus reservas de uranio enriquecido, el cual puede utilizarse para fabricar combustible para reactores y también armas nucleares.
Teherán condenó la resolución por responder más a intereses políticos que técnicos, defendió su derecho a continuar con el uso pacífico de la energía nuclear y anunció la apertura de una nueva instalación de enriquecimiento. El gobierno iraní reiteró que nunca tratará de desarrollar o adquirir armas nucleares.
Un análisis reciente de la Federation of American Scientists (FAS) citado por el periódico chileno La Tercera refiere que Israel sí posee una reserva de unas 90 ojivas nucleares no desplegadas; mientras no consta que armamento de ese tipo este en manos iraníes en la actualidad.
Guerra sobre guerra
El conflicto entre Israel e Irán ha alcanzado su clímax cuando el estado sionista hebreo continúa su guerra contra Hamas, empeño que, según cifras del ministerio de Salud gazatí, ha costado la vida a casi 55 mil palestinos. Hamas es parte del llamado Eje de la Resistencia vertebrado por Irán, del que también participan organizaciones como Hezbolá, los hutíes de Yemen y grupos armados de Siria e Irak. Todos ellos han estado bajo el fuego israelí en los últimos meses.
La distancia geográfica entre Israel e Irán es de más de 2 mil 100 kilómetros, lo que convierte a los misiles en la principal arma de ataque. Mucho se ha especulado sobre este tipo de armamento iraní. Algunos conocedores como el general del Comando Central de Estados Unidos, Kenneth McKenzie, han dicho que la nación islámica cuenta con más de 3 mil misiles balísticos, lo que convierte ese arsenal en el más grande y amplio de su tipo en el Medio Oriente.
Israel, en cambio, apuesta por su Cúpula o Domo de Hierro, un sistema de defensa que integra una red de sensores, radares y sistemas de control que detectan los misiles enemigos en vuelo, definen si representa un peligro real y, de ser necesario, envía un interceptador Tamir de alta precisión (cada uno cuesta entre 35 mil y 50 mil dólares), que lo destruye antes de que alcance su objetivo.
Fuentes israelíes refieren que desde el 2011,cuando fue activada la Cúpula, ha interceptado miles de proyectiles, con una tasa de éxito que supera el 90 por ciento. El sistema se ha convertido en un símbolo del poder tecnológico israelí y explica la asimetría de sus agresiones.
La nación hebrea ha recibido apoyo internacional, especialmente de Estados Unidos, para el financiamiento y mejora del sistema. Además, ha colaborado con otros países que han mostrado interés en adquirir tecnologías similares para reforzar sus propias defensas.
Analistas del International Institute for Strategic Studies (IISS) afirman que Israel gasta más en presupuesto militar que cualquier otra nación de la región, incluida Irán, que además ha estado bloqueada durante más de cuatro décadas.
Entre el 2022 y el 2023, las partidas presupuestarias iraníes destinadas a la defensa fueron de unos 7 mil 400 millones de dólares; mientras que las israelíes superaron los 19 mil 000 millones de dólares, más del doble.
Las guerras de hoy están marcadas por lo tecnológico y por la recomposición política del contexto internacional. Los civiles siguen integrando cifras espeluznantes de víctimas pues las batallas ocurren mayormente en zonas urbanas, donde mueren personas ajenas al conflicto, incluidos periodistas (encargados de que el tan cacareado derecho a la información siga existiendo) y poetas que, como Abassi, se convierten en “humo en el cielo”.
