Quien la ve entre los pasillos del Palacio de las Convenciones, a propósito del XIII Congreso de la Anap, entre galas de rojo y algunas sombras en los párpados, quizás no imagine que Odalis Rosales Elías, presidenta de la cooperativa Juan José Verdecia, de Chaveco, en Palma Soriano, Santiago de Cuba, allá, apenas tiene tiempo para mirarse al espejo.
Recién recibió el Título Honorífico de Heroína del Trabajo de la República de Cuba. ¿Dónde puede estar su hidalguía? Me pregunto, y encuentro las respuestas en la cooperativa cañera que dirige. Fue fundada el 14 de diciembre de 1979, “45 años siendo rentable”, aclara con orgullo en la mirada y compromiso en sus callosas manos.
“El rendimiento actual de la caña de azúcar promedia las 42 toneladas por hectáreas. Las producciones están contratadas al 80 por ciento, con el central Dos Ríos. Este año cumpliremos los propósitos, a pesar de las dificultades con insumos y combustibles. ¡Si salvamos la caña, salvamos Cuba!
“Diversificar es prioridad. Tenemos producciones agropecuarias como yuca, boniato… Todo en secano. En Palma hay que esperar a que llueva para sembrar, pero, no crea, lo hemos hecho con pipas de agua detrás de los jornaleros, en el surco.
“Además contamos con ganadería, con una ceba de toros, incluso, incursionamos en la apicultura para producir miel de abejas”, dice la mujer que hace 42 años, desde sus 17 de edad, es parte de esta organización de base de la Anap santiaguera, y los últimos 15 como presidenta de unos 150 cooperativistas.
Del anticipo a los asociados hablamos. Fijaron alrededor de los diez mil pesos cada mes, y las utilidades redondean los 60 mil pesos anuales. No dejó de mencionar los aportes comunitarios y sociales que prestigian a su entidad, ni la participación de la cooperativa en ferias sabatinas.
Odalis anda próxima a los 60 años vividos, aunque su espíritu y su constancia lo disimulen muy bien.
“De las labores del campo todas son duras, pero sembrar la caña se las trae, a falta de combustible plantamos 48 hectáreas con yuntas de buey.
“Ya para esta etapa contamos con mejores condiciones, tras el aseguramiento de alguna cantidad de combustible. Las áreas cañeras están fertilizadas con lebame, muy parecido a la urea, en función del crecimiento y la fortaleza de la gramínea, proceso que hicimos detrás de la máquina de corte, a pico”, detalla.
La tradición familiar se impone en esta Heroína, de sus padres le viene la pasión por la tierra, su cultivo y cosecha. Este 17 de mayo, Día del Campesino Cubano, lleva a casa un Título Honorífico del Consejo de Estado, que marca el esfuerzo de toda su vida, al tiempo que significa compromiso, pues de la tierra habrá que seguir sacando cada día más heroicidades.