La Plaza se volvió a llenar de pueblo. Obreros, campesinos, profesionales de la Salud, Ingenieros, licenciados, trabajadores todos fueron a celebrar el día del proletariado mundial.





Entre ellos estaban los niños, los del amor más puro y bello que existe. Sobre hombros y asfalto, bandera en mano y mirada curiosa asistieron también a desfilar por Cuba, por sus padres. Por ellos.

