Cargando...Cada año, las calles de Cuba se tiñen de rojo, azul y blanco, no solo por los colores de la enseña nacional, sino por el espíritu combativo de un pueblo que, fiel a su historia, levanta bien alto las banderas del socialismo y la justicia social.
El desfile del Primero de Mayo no es una simple marcha: es una demostración de fuerza, un acto de unidad inquebrantable y un recordatorio al mundo de que, pese a las dificultades, la Revolución sigue viva en el corazón de los trabajadores cubanos.
El Día Internacional de los Trabajadores nació bañado en sangre y lucha: La conmemoración de los mártires de Chicago, asesinados por reclamar sus derechos, se convirtió en símbolo de resistencia obrera en todo el mundo.
En la mayor de las islas antillanas, esta fecha tiene un significado aún más profundo: es la reafirmación de que la clase trabajadora es la protagonista de su destino.
Desde el triunfo de enero de 1959, el Primero de Mayo dejó de ser un día de protesta contra la explotación capitalista para convertirse en una celebración de las conquistas sociales alcanzadas bajo el socialismo.
Hoy, cuando el imperialismo recrudece su bloqueo criminal contra Cuba, salir a las calles el Primero de Mayo es un acto de rebeldía.
Es decirle al mundo que, por más presiones económicas y campañas mediáticas, los hijos de esta tierra no claudican.
La clase obrera junto a estudiantes, campesinos y milicianos marchan con determinación, no por obligación, sino por la convicción de que solo la unidad garantiza la defensa de sus derechos.
Desfilar el día en que el proletariado del mundo celebra su esencia es también honrar a quienes, desde sus puestos de trabajo, mantienen en pie a la nación: médicos, maestros, científicos, obreros agrícolas e industriales, todos son eslabones de una misma cadena que sostiene el proyecto socialista frente a las mentiras que intentan dividirnos.
La Plaza de la Patria de Bayamo, ciudad antorcha de la nación, al igual que otras tantas del país, será, una vez más, el escenario donde el pueblo demuestre que Cuba no se rinde pues marchar es también una manera de vencer.
