Primero de Mayo de 1959: En busca de la estrella

Primero de Mayo de 1959: En busca de la estrella

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Han pasado 65 años y para el millón de cubanos que participaron en aquel grandioso desfile fue una experiencia inolvidable. Resulta difícil reflejar las vivencias colectivas y las grandes emociones que llevaron a un millón de cubanos a repletar la entonces Plaza Cívica, rebautizada después como Plaza de la Revolución José Martí.

 

 

Con orgullo esta cubana lució nuestra enseña nacional, algo que se acostumbraba en la época.| Foto: Archivo de Bohemia

 

Por ello decidí personalizarlas a partir de los recuerdos en un sencillo obrero gráfico — mi padre— que muchas veces rememoró aquella jornada. Como tantos otros trabajadores llegó allí todavía de noche, con sus compañeros de labor, pensando que la Plaza estaría prácticamente desierta y los sorprendió la cantidad de personas que ya se habían congregado, rebosantes de patriotismo y de entusiasmo para celebrar el 1.º de Mayo en Libertad.

Apenas habían asomado las luces del amanecer y ya el inmenso espacio se les hizo pequeño. Muchas cosas sucederían ese día que nunca se habían visto antes: por primera vez los trabajadores no se lanzaban a la calle a exigir sus derechos, sino a expresar su apoyo a una Revolución que daba sus primeros pasos, pero que ya había iniciado su obra de justicia por la que tantos habían entregado sus vidas, su mejor amigo entre ellos, luchador clandestino.

¡Cuánto le hubiese gustado aquel ambiente de fiesta! Seguramente se hubiese sumado a una de las congas que se abrían camino arrolladoramente hacia la tribuna.

Y sintió que estaban juntos ese día, disfrutando de la inmensa satisfacción de la victoria conquistada, riéndose ante las ocurrentes

consignas que brotaban de todas partes, admirando las iniciativas de la gente, como aquella enorme maqueta con la figura de Fidel que sostenía en sus manos una muestra de la obra de la Revolución…

Se sabía que él no iba a estar físicamente en aquel desfile del 1.º de Mayo porque se dirigía a Buenos Aires a participar en la Conferencia de los 21. Pero pensó, sonriendo para sí, que Fidel era mucho Fidel y no podía dejar de comunicarse con sus compatriotas aunque fuese, como ocurrió, de una manera sui géneris.

Lo escuchó por Radio Rebelde el 28 de abril, cuando el popular locutor Eddy Martin anunció que el Comandante en Jefe concedería una entrevista a bordo del avión Libertad donde viajaba, que en ese momento sobrevolaba el archipiélago cubano. Todavía recuerda las primeras palabras que les dirigió a sus compatriotas: “Desde aquí, con tres días de anticipación, quiero expresar nuestra simpatía y solidaridad con los trabajadores de Cuba, y esperamos que ese día se reúnan allí también no solo los trabajadores, sino que se reúna todo el pueblo, porque el Día de los Trabajadores debe ser el día de todo el pueblo…”.

Y tenía mucha razón, se dijo. Bastaba mirar alrededor para corroborarlo: ese 1.º de Mayo marchaban juntos obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales… y otro hecho que nunca había sucedido en un país donde los militares habían sido siempre el soporte de los poderosos: por primera vez desfilaban junto a los trabajadores con el glorioso uniforme verde olivo, símbolo del triunfo.

Durante la marcha se enteró de que se habían reunido allí no solo habaneros, sino procedentes de las provincias occidentales vecinas y le contaron que hubo quien vino a caballo desde su terruño rural para estar presente en lo que se convirtió en una fiesta de todos.

El desfile se prolongó por 14 horas, en un avance que no parecía tener fin, siempre compacto, siempre combativo, y dentro de este se sintió protagonista de un acontecimiento que también ocurría por primera vez: pueblo y Gobierno se fundían en uno solo.

Foto: Archivo de Bohemia

 

Las palabras del resumen del acto las pronunció Raúl nada menos que en las primeras horas de la madrugada del día 2. De su extensa intervención, que tuvo como centro la unidad, al igual que las pronunciadas ese día por el Che en Santiago de Cuba y Camilo en Camagüey, le llamó la atención una expresión de Raúl inspirada en el poema de Martí Yugo y estrella: “Quedarse aquí, es estar como hasta ahora hemos vivido. Allá tenemos una estrella. Para llegar a ella hay que sacrificarse. Aquí tenemos un yugo. Para llegar a él lo único que hay que hacer es someterse nuevamente. ¿Qué quieren ustedes, cubanos? ¿El yugo o la estrella?”. Y de su voz salió el mismo grito que brotó de la multitud: ¡la estrella, la estrella!

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Acerca del autor

Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …

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