Aracelio Iglesias: sobre sus hombros el valor de los portuarios

Aracelio Iglesias: sobre sus hombros el valor de los portuarios

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Los enemigos de la clase obrera le llamaban “el zar rojo del puerto de La Habana”. La frase peyorativa significaba el odio y el temor a la hombradía y autoridad moral del líder sindical y militante comunista Aracelio Iglesias Díaz.

 

portuario

Discriminado por su raza y origen humilde, aquel joven negro fue capaz de enrumbar la lucha que obligó a las empresas norteamericanas y cubanas radicadas en la rada capitalina a reconocer la explotación de la que eran objeto los obreros portuarios y, por consiguiente, satisfacer las reivindicaciones  destinadas a solucionar el problema.

Fogueado desde la edad de 15 años como bracero en las estibas al pie de los buques, llegó a la localidad habanera de Regla donde una familia amiga lo acogió huérfano de padre y madre. Desde entonces comenzó a relacionarse con sus hermanos de clase, conoció las condiciones de explotación a que eran sometidos y se identificó con la difícil situación económica de muchos de ellos.

Hizo suyas las luchas que por entonces llevaban a cabo las organizaciones sindicales en el puerto. Su prestigio ascendió a tal punto que la patronal lo tilda de “agitador bolchevique”.

Estuvo entre los combatientes contra la dictadura de Gerardo Machado (1925-1933). Permaneció encarcelado entre 1934 y 1937. Creció su forja como revolucionario y al salir de prisión se suma, junto a otros compañeros, a la tarea de restablecer la unidad sindical que sucumbió tras los sucesos sangrientos de la huelga de marzo de 1935.

Su combatividad determinó que en 1938 resultara electo secretario de finanzas del Sindicato de Estibadores y Jornaleros y más tarde secretario general del gremio. En enero del siguiente año fue uno de los fundadores de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC), junto a Lázaro Peña,  integró el Comité Ejecutivo de esa organización y ocupó la máxima dirección de la Federación Obrera Marítima Local del Puerto de La Habana.

¿Cuáles fueron algunas conquistas laborales logradas por el valeroso líder?

La fusión de los pequeños sindicatos en los muelles capitalinos en una sola colectividad, el establecimiento de listas rotatorias que garantizaba iguales oportunidades de trabajo a los estibadores, aumento de salarios, el pago del descanso retribuido, la creación de Cajas de Socorro Mutuos, un consultorio médico y la escuela Margarito Iglesias para beneficio de los trabajadores y sus familiares, entre otros triunfos.

Con la guía de Aracelio, los obreros marítimos y portuarios hicieron fracasar  las pretensiones de las empresas de cambiar los puertos de embarque de azúcar a otros donde fuera más fácil imponer la  rebajas de salarios, lograron el establecimiento de regulaciones para evitar la pérdida de empleos ante la introducción de modernos medios de transporte denominados ferries y sea trains con los que las empresas navieras pretendían mayores ganancias sobre la base de disminuir  la fuerza de trabajo y los gastos en salarios.

Bajo constantes amenazas contra su vida transcurrió el batallar de Aracelio en defensa de los derechos de los trabajadores, lo cual impedía que las navieras norteamericanas y los magnates criollos actuaran a su libre albedrío en la importante dársena del país.

Transcurría 1948. El gobierno de Ramón Grau San Martín, confabulado con el ministro del Trabajo, Carlos Prío Socarrás, utilizó a pandilleros para llevar a cabo el asalto a los sindicatos, la destitución forzosa de los dirigentes legítimamente elegidos por las masas e implantar una atmósfera de terror fascista y anticomunista.

El 17 de octubre de ese año hombres armados le dispararon a Aracelio por la espalda mientras dialogaba con un grupo de compañeros en la sede de los obreros portuarios de la Empresa Naviera de Cuba.

A 75 años de su caída en defensa de los humildes, los portuarios cubanos le tributan homenaje póstumo desde el trabajo cotidiano y comprometidos con la eficiencia en beneficio de la economía y de toda la sociedad.

Acerca del autor

Graduado de Licenciatura en Periodismo, en 1976, en la Universidad de La Habana. Hizo el servicio social en el periódico Victoria, del municipio especial isla de la Juventud, durante dos años.
Desde 1978 labora en el periódico Trabajadores como reportero y atiende, desde 1981 temas relacionados con la industria sideromecánica. Obtuvo premio en el concurso Primero de Mayo en 1999 y en la edición de 2009. Es coautor del libro Madera de Héroes.

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