Perenne y bella como la Burgambilia

Perenne y bella como la Burgambilia

1 Estrella2 Estrellas3 Estrellas4 Estrellas5 Estrellas (5 puntos, 1 votos)
Cargando...

«No hay de otra” es la frase recurrente, el enigma de Alexandr Quesada Orta, veterinario devenido agricultor multifacético que, sin parar, encuentra donde otros no ven en su afán por desarrollar una finca agroecológica en suelos esqueléticos, sin bondades naturales.

 

La Burgambilia, un faro para los campesinos emprendedores. Foto: Ana Margarita González

 

Desde que pidió tierra hace 17 años y fundó la Burgambilia, en Aguacate (Bauta), siguió en trámites hasta conseguir más áreas en las que sembrar sus ambiciones de producir alimentos. Hicieron el suelo en unas hectáreas, que ahora completan dos caballerías.

“Aquí todo era rocoso, basura y piedras; las enterramos, recuperamos espacio para hacer canteros; la empresa holandesa Womi nos ha ayudado, prestan equipos con combustible y traemos tierra, materia orgánica; hacen movimientos de tierra y las terrazas.

“Inicialmente cultivamos plantas ornamentales y hortalizas hasta que logramos la diversificación con varios sistemas productivos: lo exige el movimiento de la Agricultura Urbana y la Población. Cuando empezamos a vender, a intercambiar con las necesidades de las personas hay que tener muchas cosas para hacer una tarima; no es un producto, hay que contar con surtidos”.

Paas, parecido a paz

El Proyecto de Apoyo para una Agricultura Sostenible (Paas), fruto de la cooperación entre la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude) y el Instituto Humanista para la Cooperación con los Países en Desarrollo (Hivos) “es magnífico para la Burgambilia, no solo por el aporte económico-financiero sino por las capacitaciones, encuentros con productores y la aplicación de la ciencia”, aseguró Alexandr.

Paas se desarrolla con la participación de la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (Actaf), los ministerios de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, y de la Agricultura en 11 provincias, 22 municipios e incluye a 34 beneficiarios. En ello se involucran siete cadenas de valor: siete productos que tributan al autoabastecimiento y no son del balance nacional, explicó Elieser Perera Concepción, de la secretaría de colaboración en Actaf.

Este enfoque de cadena de valor permite que en la cooperativa se cierre un ciclo productivo: desde la obtención de semillas hasta la comercialización de la producción y lo gestiona un productor que se compromete con el resultado final.

El proyecto impulsa la transición hacia una agricultura sostenible, con un flujo de información e interconexión (encadenamientos productivos) entre los actores para obtener mejores resultados económico-productivos.

La política de descentralización hacia el fortalecimiento de las municipalidades propicia al Paas el marco para invertir en la agricultura y en pequeñas empresas locales, con la participación de los institutos de investigación, que contribuyen al desarrollo de cadenas de valor con calidad e inocuidad y metodologías para la certificación orgánica.

Lo otro importante es que cuando el productor tiene la ganancia del proceso, la redistribuye equitativamente en todos los eslabones e invierte en lo que más requiere el proceso productivo; eso da sostenibilidad, argumentó Elieser.

Ejemplificó con la propia Burgambilia: “Por aquí pasó un ciclón hace poquito que afectó la finca. Alexandr distribuyó las ganancias para restañar los mayores perjuicios: las casas de cultivo. Se le dañó el mercado, pero él priorizó la producción porque si no, no tendría de nuevo el ciclo de cosecha”.

Visión 20-20

Alexandr Quesada se convirtió en agricultor con una visión 20-20 o de largo alcance, lo cual le ha permitido integrarse a modelos de gestión que contribuyen al desarrollo y dan autonomía. En su condición de cooperativista, de trabajador por cuenta propia y ahora, con la fundación de una mipyme, cierra brechas que muchos productores encuentran en el camino.

La Burgambilia (el mismo nombre para la pequeña empresa) es una entidad eficiente. Por los déficits de insumos adoptaron una fórmula conocida en la agricultura: “Algunos los producimos en la finca, reutilizamos, reaprovechamos, aumentamos las ganancias, por ejemplo, con llevar al mercado la lechuga limpia en un nailon. Quien emplee este sistema tendrá más beneficios ambientales, económicos, productivos; la gente dispondrá de más comida.

“Para disminuir los precios de los productos hay que aumentar la producción, no hay otra vía; se podrá tomar un millón de medidas, pero la abundancia productiva es la que va a hacer que los precios bajen; y si al aumentarla disminuimos los gastos, claro que bajan los precios del mercado. ¿Crees que yo pueda sembrar boniato para venderlo a 17 pesos la libra, cuando en el mercado está a 50 y 60 pesos como promedio?”.

En la Burgambilia, donde laboran ocho contratados, disfrutan los beneficios de la ciencia en su vinculación con los institutos de investigaciones, que les proporcionan desde capacitación hasta material genético para introducir en los ciclos de siembra.

La construcción de casas de cultivo rústicas, utilizando madera para sus estructuras, representa una novedad en la agricultura, aunque la tecnología de riego y cultivo se adecue a la tradicional, le ha dado dividendos a la finca, pues en ellas mantienen producciones todo el año, para comercializar en el punto de venta y demás mercados.

“Hicimos un estanque, almacenamos agua y está lleno de tilapias, se venden; estoy armando un molino de viento, usamos tres pozos y cambiamos la toma según se van agotando; los paneles solares son para extraer el agua.

“Una hilera de gomas viejas hacen de contén para retener el suelo y vamos a hacer una tarima para las cabras. He hecho la finca con lo que se me ha ocurrido, sin buscar referencias”, aseguró Alexandr, quien no deja de soñar y de hacer.

Sin colores rosa

 

Muchas insatisfacciones para un agricultor satisfecho. Foto: Ana Margarita González

 

No obstante el beneplácito que proporciona el duro trabajo en la finca, Alexandr tiene infinidad de insatisfacciones. “¿Por qué no puedo comprar semillas directamente a los institutos?, hay que hacerlo a través de la empresa, que muchas veces no puede adquirirlas.

“El proyecto (Paas) debe cambiar, proporcionar herramientas para lograr sostenibilidad. Los usufructuarios hemos perdido 20 años porque no permitían construir ni una vivienda y se necesita vivir en la finca para ser custodios de nuestros bienes.

“Si tuviera un sistema de riego eléctrico produciría más, el aniego bota bastante agua y arrastra la tierra. No tengo la corriente trifásica para echar a andar una minindustria que me donaron. El bloqueo afecta a los agricultores; trabas internas a mí me afectan también. Son varios poquitos que van a parar a la boca de las personas.

“Se puede hacer agricultura de forma rústica, pero no es suficiente. Necesitamos una agricultura más dinámica que hay que ponerle recursos; se pueden hacer más y mejores cosas: gestiones, que no tienen que ver con recursos”.

 

Las meliponas aportan a la polinización. Foto: Ana Margarita González

 

A la Burgambilia le nacerá el agroturismo, una vieja idea por la cual Alexandr fue cuestionado, y según él puede salvar los campos de Cuba. Y volverá la jardinería y las plantas ornamentales, con las abejas meliponas y los cuyes, “no hay de otra”; florecerá la belleza que también alimenta el alma.

Compartir...

Escribir comentario

© 2018 Trabajadores. Órgano de la Central de Trabajadores de Cuba
Director: Alberto Núñez Betancourt
Subdirectores Editoriales: Alina Martínez Triay y Joel García León
Territorial y General Suárez. Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba. CP: 10698
Fax: 053 (7) 555927 E-mail: digital@trabajadores.cu