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Cargando...El primer gran deslumbramiento de Antonio fue con la computadora que le asignaron: “Vaya prestaciones, programar ahí resulta una suerte infinita”.
Para Bryan lo mejor es hacer periodismo deportivo con absoluta libertad de creación, en tanto Melissa y Claudia adoran lo que van aprendiendo, todavía sin recibir ese contenido en clases, la independencia financiera, el sustentar sus gustos y, al igual que sus compañeros, ayudar con los gastos de casa.
Matices más, matices menos, así se resume la experiencia de estos cuatro jóvenes santiagueros —Antonio Millet Tejera (3er. año de Cibernética); Melissa Beritán Ferrer (2.o año de Cibernética); Bryan Mut Martínez y Claudia Suárez Tejeda (4.o año de Periodismo)— quienes siendo aun estudiantes están empleados como trabajadores en entidades del sector estatal.
En Santiago de Cuba la modalidad, recogida en la Ley 116 Código de Trabajo, va alcanzando de a poco mayor dominio, reconocimiento y aplicación, con más celeridad en el ámbito privado, tal y como lo dejan en claro las estadísticas.
“Como igual sucede con el pluriempleo y la contratación de jubilados, esto responde a la necesidad de garantizar recursos humanos ante el envejecimiento poblacional que experimenta el país”, dice a Trabajadores el Máster en Ciencias Israel Antonio Riverón Sánchez, subdirector de Empleo de la Dirección Provincial de Trabajo y Seguridad Social.
“Al cierre de agosto en todo el territorio se desempeñaban bajo ese régimen 268 alumnos, 254 en el sector no estatal y 14 en el estatal, la mayoría de ellos de nivel superior.
“Es realmente una opción que pudiera ser mejor aprovechada, en particular en las entidades estatales, pues beneficia a todas las partes.
“Es, además, una forma de empleo, objeto de seguimiento e inspección por los órganos establecidos para asegurar que los estudiantes-trabajadores cumplan deberes y se les reconozcan derechos, unos y otros consignados en la legislación laboral vigente”.
Nadie piense que por ser estudiantes mengua la exigencia en cuanto a la disciplina laboral, ni el rigor en la asignación de tareas. Lo que acontece puertas adentro de la División Territorial Santiago de Cuba de la Empresa de Aplicaciones Informáticas (Desoft), donde se desempeñan Antonio y Melissa, y la emisora provincial CMKC, Radio Revolución, centro de trabajo de Bryan y Claudia, confirma lo dicho.
Para este último sitio, catedral del periodismo radial en Santiago de Cuba, la administración buscó propuestas en el Departamento de Periodismo de la Universidad de Oriente. “Es innegable el déficit que tenemos de periodistas, explica Oscar Ignacio Ruano Chávez, jefe del Departamento Informativo de la planta radial, de 21 plazas solo 16 están cubiertas, no obstante fuimos a la selección; con Bryan resultó más expedito, ya que durante los dos años de pandemia hizo realización radial en los diferentes espacios del área deportiva. “Claudia, que se desempeña como redactora, estuvo a prueba, demostró alto dominio en ese ámbito y la decisión del consejo de dirección fue hacerles el contrato, que en tiempo de docencia es por cuatro horas de trabajo, y en período de vacaciones por ocho, como estipula el Código de Trabajo.
“En un principio tuvieron tutores para guiarlos mejor, ahora andan solos y lo hacen con una calidad y responsabilidad que admira y gratifica, ellos cumplen con su deber bajo el mismo régimen que los demás periodistas. Bryan y Claudia coinciden en criterios: “Es lo mejor que nos pudo pasar para aprender el periodismo desde la teoría y la práctica, a lo que se suma el hecho de tener nuestros ingresos en medio de la muy compleja situación del país”.
Tales criterios los comparten Antonio y Melissa, quienes no dejan de reconocer el extra que ponen para llevar con éxitos la docencia y la producción de softwares.
“Ambos lo están haciendo muy bien”, comenta el ingeniero Alexander Álvarez Galán, jefe del Centro de Desarrollo de Desoft, quien tiene bajo su mando a los dos jóvenes estudiantes de la Universidad de Oriente.
Desde tales visiones la modalidad de empleo a los alumnos que alcancen la edad laboral, 17 años, se muestra como una relación ganar-ganar en la que la Central de Trabajadores de Cuba y sus sindicatos pudieran participar, sumar, atrapar más y mejor a quienes, sin abandonar el pupitre del curso regular diurno aportan a la producción y los servicios.
