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RETRATOS: Un renacer en la vida de Inocencia

Inocencia Biset Bell es una mujer sencilla y elegante. Ligeramente maquillada, viste un chaleco blanco, que, según afirma, lo hizo ella. “Desde pequeña aprendí a tejer. Mi madre me enseñó y nunca lo he abandonado, es un entretenimiento que me acompaña siempre”, dice y relata que de sus manos han salido piezas para sus dos hijos, nietos y biznietos.

 

Foto: Agustín Borrego Torres

Y aunque conseguir hilo se ha puesto difícil, ella se las arregla para mantener su pasatiempo. “Lo último que hice fueron los zapaticos de mi biznieto recién nacido, ayer los terminé. Mi hija conserva algunas cositas de las que le hice”, afirma.

Si bien el tejido la ha acompañado en los buenos y malos momentos de la vida, otro fue el camino escogido para su desempeño profesional. Durante más de cuatro décadas, su quehacer como educadora ha estado ligado a la enseñanza primaria y a los círculos infantiles.

En su natal Santiago de Cuba consolidó su carrera en el sector educacional. “Me licencié en Educación Primaria en Instituto Pedagógico Frank País García. Laboré en escuelas primarias y posteriormente empecé en el Circulo Infantil Pétalos de Rosa”, acota.

Asegura que siente una vocación especial por la instrucción de los más pequeños. “Ese es un momento fundamental en la formación de las nuevas generaciones, y todo lo que se enseña quedará para el futuro”, alega.

Cuando en el año 2000 se mudó para La Habana, se incorporó al Circulo Infantil  José A. Tudela, ubicado en La Habana Vieja, y posteriormente, por motivos de cercanía, se trasladó para el Círculo Infantil Elena Fernández de Castro, en el reparto Altahabana, en el municipio de Boyeros.

“Me jubilé y me reincorporé de nuevo a mis funciones con las energías de siempre. El trabajo con los niños no me agota, es entretenido. Claro que tengo paciencia”, asevera y subraya, a sus 67 años, que una buena educadora no se debe perturbar nunca.

Otra oportunidad

A Inocencia la encontré en la inauguración de la Casita Infantil Rayitos de Luz, creada por la Empresa Eléctrica de La Habana. “La jefa de este tipo de enseñanza en mi municipio llamó a mi escuela y le sugirió a Leonor, mi directora, que hablara conmigo para ver si me interesaba venir para acá.

 

Foto: Agustín Borrego Torres

“En ese momento, yo estaba de vacaciones y Leonor me mandó a buscar. A mí me gustó la idea. Hacía pocos días yo había visto un reportaje que pusieron en el Noticiero Nacional de Televisión sobre una Casita creada en Santiago de Cuba y dije para mis adentros: ‘me gustaría trabajar en una’. Bueno, pues se dio la posibilidad, me motivé, y fui aceptada.

“Durante el proceso de acondicionamiento de la Casita Infantil, situada en la Escuela de Capacitación de la Empresa Eléctrica, he estado al tanto de todo lo que se ha hecho. Está muy linda, con todo lo necesario. Ahora hay que cuidarla.

“Tiene capacidad para 16 niños. Aquí el proceso educativo está en correspondencia con los programas y orientaciones metodológicas que rigen el trabajo en la Primera Infancia”, acota.

Como la primeriza que está ansiosa por ver a su retoño, así se encuentra Inocencia. “Ya voy a conocer a mis nuevos niños”, dice y con alegría juvenil exclama que esta experiencia será como “empezar a vivir de nuevo”.

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