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Mirada arqueológica al Morro de La Habana

Las ventajas estratégicas que para la vigilancia y resguardo de la población ofrecía la peña o morro a la entrada del puerto habanero comenzó a ser reconocida por las autoridades españolas desde el lejano 1538, o quizás antes, según refieren expertos de Museos Arqueológicos de La Habana en una publicación realizada a propósito del inicio del Andar Sistema defensivo de La Habana colonial III, en el contexto del proyecto Rutas y Andares para Descubrir en Familia.

 

La visita al Castillo de los Tres Reyes del Morro y la Batería de Velasco, con salida del primero, a las 10 de la mañana, tendrá lugar el 7 de julio y será el primero de los cuatro recorridos incluidos en la propuesta de Museos Arqueológicos de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH).

Este primer Andar ha sido organizado de manera conjunta por el Parque Histórico Militar Morro-Cabaña, los Museos Arqueológicos y la Dirección de Gestión Cultural de la U.P. Patrimonio Cultural-OHCH, para que el público conozca detalles de la construcción y devenir del Castillo del Morro y la Batería de Velasco.

Según la historia compartida por especialistas de Museos Arqueológicos, de la OHCH, fue el 30 de abril de 1551 cuando el cabildo habanero acordó colocar los primeros vigías en el morro. La decisión fue un intento de proteger la incipiente villa luego de conocerse las malas intenciones que movían a barcos franceses que navegaban por los alrededores.

 

Castillo de los Tres Reyes de El Morro el 1 de enero de 1899. Foto: Detroit Photographic Company, Biblioteca del Congreso de Estados Unidos

 

El 15 de abril de 1553 emplazaron allí seis piezas de artillería y permanecían los vigías, que a partir de ese momento contaron con una caseta de tejas para resguardarse. En 1563, el gobernador Mazariegos levantó en el morro una torre de unos 12 metros de altura, suficientemente sólida para resistir el embate de las olas durante los nortes.

Las autoridades españolas estudiaron en junio de 1588 los planos y diseños proyectados por Juan de Texeda y el ingeniero militar Bautista Antonelli para fortificar La Habana y acordaron construir el Castillo del Morro y, al otro lado de la bahía, el de San Salvador de La Punta.

La traza del Castillo Los Tres Reyes del Morro es un polígono irregular que se ajusta a la forma del terreno en que se levanta, para respetar la favorable condición defensiva que ofrecía. Al planearse el castillo, Antonelli concibió en su interior siete pequeñas casas que cumplirían las funciones de capilla, casa del comandante o alcaide y del capellán, alojamiento de la tropa, almacenes y oficinas.

Las casas fueron bombardeadas durante el sitio de los ingleses en 1762 y quedaron en malas condiciones por lo que decidieron sustituirlas por un edificio central, de paredes fortificadas, cubiertas abovedadas, el cual cumplía las mismas funciones de alojamiento de tropas, almacenes y oficinas, pero resultaba más funcional y aprovechaba mejor el espacio interior del castillo.

 

Castillo de los Tres Reyes de El Morro en 1902. Foto: Fototeca de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana

 

Durante más de un siglo, el Castillo Los Tres Reyes del Morro cumplió su rol de defensa del puerto y la ciudad. Repetidas veces sus cañones rechazaron los intentos de asaltos de escuadras holandesas, francesas e inglesas, pero no pudieron resistir el ataque iniciado en junio de 1762, por el ejército inglés.

En esa ocasión, Don Luis de Velasco era el comandante del Castillo del Morro, pero poco pudo hacer. Tomada la loma de La Cabaña por los ingleses, arreció el sitio contra el Morro, que sufrió considerables pérdidas y vio minada las murallas del Baluarte Texeda.

La reconstrucción del castillo comenzó en 1763, cuando España recuperó La Habana y el capitán general Ambrosio de Funes Villalpando y Abarca de Bolea, conde Ricla, decide reorganizar y ampliar el sistema de defensivo de ciudad. Los trabajos estuvieron a cargo de los ingenieros Silvestre Abarca, Agustín Crame y Antonio Fernández Trebejo. Las obras del Morro se dieron por concluidas en septiembre de 1767.

Pocas veces este enclave fue utilizado como prisión y menos aún antes de 1868, pero a partir del inicio de las Guerras de Independencias del siglo XIX este uso se hizo frecuente. Con el advenimiento del siglo XX, el Castillo del Morro, obsoleto como elemento defensivo de la ciudad debido al desarrollo de la artillería, pasó a cumplir diversas funciones, entre ellas ser escuela de entrenamiento naval y de cadetes.

Después de 1959, el Morro se mantuvo como centro de formación y comenzó a verse como un atractivo turístico de la ciudad. La restauración capital del inmueble y de sus espacios exteriores comenzó en 1989. Poco después integró el Parque Histórico Militar Morro-Cabaña, sede por excelencia de la Feria Internacional del Libro, el evento cultural más concurrido del país.

 

Batería de Velasco. Foto: Archivo del Gabinete y Museo de Arqueología de la OHCH.

 

El segundo destino de este primer Andar por el sistema defensivo de La Habana colonial será la Batería de Velasco, construida en las inmediaciones del Castillo del Morro entre 1855 y 1860. Su objetivo era la defensa del área que va desde la Playa del Chivo hasta la entrada del puerto. Debe su nombre a Luis de Velasco, defensor del Castillo del Morro durante la invasión inglesa a La Habana en 1762.

En el año 1868, la batería tenía 16 piezas de artillería y fue ampliada en 1973 con el emplazamiento de tres cañones Krupp de 28 cm. Treinta años más tarde, durante el bloqueo estadounidense a La Habana en 1898, se reforzó con una batería de 4 cañones González Hontoria, que hicieron disparos a una cañonera americano. En agosto, la Batería de Velasco, y la anexa, hicieron fuego al crucero San Francisco, que resultó impactado por tres proyectiles que le causaron sensibles averías.

En la época de la ocupación norteamericana y hasta la mitad de la segunda década del siglo XX, la Batería de Velasco mantuvo su condición y posteriormente fue destinada como puesto militar y polvorín de municiones. Durante la Crisis de octubre (1962), se emplazó artillería, se construyeron zanjas de comunicaciones y una casamata aspillerada. Desde 1982, forma parte de los espacios considerados Patrimonio de la Humanidad, como parte del sistema de fortificaciones construidas por el régimen colonial en La Habana hasta finales del siglo XIX.

Los viernes de las próximas semanas el Andar Sistema defensivo de La Habana colonial III visitará el Hornabeque de San Diego y el sistema de polvorines de Casablanca (14 de julio); las Defensas costeras de la Plaza Habana, zona oeste (21 de julio, con salida del Torreón de San Lázaro, Parque Maceo) y el Castillo del Príncipe (28 de julio).

Para más información puede descargar el programa de Rutas Andares 2023

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