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RETRATOS: Ileana, una súper madre

Con el corte de pelo renovado y su eterna esbeltez, Ileana Roque Hernández parece todavía una joven con sueños y metas por cumplir. A sus seis décadas de existencia, se siente dichosa de lo alcanzado: la profesión, los 25 años junto a su actual esposo, Pedro Domínguez, y, sobre todo, la maternidad.

Foto: Agustín Borrego Torres

Cuando le pregunto, no duda en afirmar que es una súper madre. “He tratado de imitar a mi mamá, ella fue mi guía, el ejemplo que seguí. Ya, físicamente, no está entre nosotros, pero la siento ahí y no puedo hacerla quedar mal.

“Tanto mi hermana, Miriam, y yo, construimos nuestras familias teniendo en cuenta los valores inculcados por nuestros padres.  Mis hijos, Erick y Andy Ruiz, son mi vida.

“Los dos fueron concebidos con mucho amor, de mi primer matrimonio. El mayor nació en 1988. Yo sentía temor, pues en la familia hubo quien no pudo concebir hijos, pero, felizmente, a los 27, logré mi primer embarazo. El segundo no lo planificamos, incluso, tenía anticonceptivo puesto, pero fue una bendición. Nació a inicios del llamado Período Especial, pasamos vicisitudes, carencias, mas nunca faltó el amor.

“Yo digo que todas las madres cubanas son súper madres. Enfrentamos los obstáculos y los superamos. Lo que no puede faltar en la crianza es la correcta educación; el guiar a los hijos por el buen camino y el deseo de que sean trabajadores, hagan el bien, sean solidarios y tengan ese sentido de honestidad que nos legaron nuestros padres”, afirma.

En sus reflexiones, Ileana está consciente de que asumir la maternidad requirió de una mayor dedicación; de esfuerzos redoblados para cumplir con las tareas laborales y las que implicaba la crianza de los hijos, aunque tengas la ayuda de algún familiar.

Asegura que nunca fueron sus hijos un obstáculo para cumplir sus metas: realizó una Maestría en Didáctica de la Matemática y decidió cambiar de puesto de trabajo, cuando fue necesario. “Me he podido realizar profesionalmente, y he tenido oportunidad de superarme”.

Maestra también en el hogar

Graduada en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona en Licenciatura en Educación, en la especialidad de Matemática, impartió en ese centro clases durante 15 años, y posteriormente, en la Escuela Internacional de Educación Física y Deporte, donde llegó a ser la rectora de esa institución.

Entre los pasajes de su vida, recuerda con cariño su paso por la República Popular de Angola como parte del IV Contingente Internacionalista Ernesto Che Guevara. “Estuve en la provincia de Uíge, entre los años 1982 y 84. No pudimos concluir los últimos meses, pues la situación bélica era muy compleja, pero fue una etapa hermosa, en la cual crecí como persona.”

La matemática la apasiona y esa ciencia la pone en práctica siempre que puede, hasta en la casa, a la hora de gestionar cuentas y gastos. También, alega, ha sido maestra de sus hijos, pues es algo inevitable. “Eso se lleva en la sangre.

“Una intenta que todo salga bien; no se puede desatender nada, casi te tienes que convertir en maga: si el niño está en el círculo infantil, tienes que planificarte para recogerlo en tiempo; guiarlos en la tarea, llevarlos a las consultas médicas…en fin, tratar de que todo salga bien”.

Ileana congratuló el Decreto-Ley 71, modificativo del Decreto-Ley 56 De la Maternidad de la Trabajadora y la responsabilidad de las familias, de 2021, “que dicta las normas jurídicas sobre la protección para las madres y padres comitentes –aquellos que por diferentes razones no pueden concebir y acuden a la gestación solidaria– y para la gestante solidaria”.

La entrada en vigor del Código de las Familias conllevó que se hicieran adecuaciones en la legislación relacionada con la maternidad, al incorporarse nuevas figuras. “Es justo que todas y todos tengamos iguales derechos”, asevera.

Ahora se ve agradecida con Erika, la nieta que ha venido a llenar de alegrías a la familia, y que la conquista con sus ocurrencias y aprendizajes. “Es otro el rol, el de abuela, y una también continúa educando y enseñando, aunque algo más condescendiente”.

Recién jubilada, volvió a ser recontratada como Especialista A en Gestión de la Calidad en el Grupo Empresarial de Transporte Automotor (GEA), donde ha laborado en los últimos años. “Siempre que podamos seguir sirviendo a la familia, a los hijos y a la sociedad, siempre que queden energías y salud, es algo bueno”.

Aún, dice, extraña a su mamá. “En fechas como el Día de las Madres, ella era la reina de la casa. Considero que fui una buena hija y ese es el mayor orgullo; es lo más importante que se le puede regalar a los padres”.

 

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